Mi Virgen y yo
Miro el Madrid que viene, con sus barrios invivibles para la gente normal, con el obsceno derroche de luces navide?as.
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Para todo en esta vida, hasta para ser Virgen Santa Patrona Coronada y ascender a los cielos, cre¨ªa yo que hace falta tener un poco de suerte.
¡ª?Y tu nombre?
¡ªEs el de la Patrona de Madrid.
¡ª?Anda ya, ni?a! La Patrona de Madrid es la Paloma, lo sabe todo el mundo¡
As¨ª a?o tras a?o, siglo tras siglo, y eso que mi Virgen ha hecho milagros muy antiguos, algunos bonitos de verdad.
La tradici¨®n cl¨¢sica se remonta a 712. Entonces, ante la perspectiva de una conquista ¨¢rabe de la ciudad ¡ªesto es m¨¢s bien confuso porque Madrid la fundaron precisamente los ¨¢rabes, pero las leyendas son as¨ª¡ª, los madrile?os decidieron esconder la Virgen en la muralla de la ciudad, con dos velas encendidas. De ah¨ª proviene nuestro nombre, Almudena, corrupci¨®n del ¨¢rabe Al-Mudayna, que significa la ciudadela y proviene a su vez de Medina, la ciudad. El caso es que los devotos la escondieron muy bien, tan requetebi¨¦n que al cabo de unos a?os ya nadie sab¨ªa d¨®nde estaba. Cuando en el siglo XI el rey Alfonso VI decidi¨® reconquistar ¡ªo conquistar, esto sigue siendo confuso¡ª la ciudad, los madrile?os organizaron procesiones y rogativas para intentar encontrarla, pero Almudena se resisti¨®.
La m¨¢xima expresi¨®n de longevidad que mi madre era capaz de concebir acerca de un lugar, una persona o un acontecimiento consist¨ªa en dictaminar que era m¨¢s viejo que el Canalillo. S¨®lo en segundo lugar mencionaba la Cuesta de la Vega, que se extiende sobre uno de los barrancos que actuaron como defensa natural de la vieja ciudad ¨¢rabe, y sigue comunicando la calle Mayor con el r¨ªo Manzanares. Mi madre se equivocaba, porque la Cuesta es mucho m¨¢s antigua que el Canalillo, hasta el punto de que en el siglo XI los devotos tuvieron que recorrerla hasta cinco veces hasta que un fragmento del muro se derrumb¨®, dejando a la Virgen a la vista. Tres siglos despu¨¦s de haber sido enterrada, no s¨®lo estaba limpia y espl¨¦ndida. Las velas que la flanqueaban segu¨ªan encendidas. Pues ni con eso se gan¨® el cr¨¦dito de patrona de Madrid.
Su definitivo ¨¦xito fue m¨¢s raro todav¨ªa que las velas encendidas durante 300 a?os. En plena movida madrile?a, cuando nada se llevaba menos que las v¨ªrgenes y a lo sumo triunfaban las verbeneras, Paloma por supuesto a la cabeza, el gobierno de Joaqu¨ªn Leguina tuvo que afrontar el calendario festivo definitivo de la Comunidad. Y entonces, no me acuerdo del motivo concreto, Paloma result¨® inviable, porque coincid¨ªa con otra fecha o algo as¨ª. Hasta que alguien record¨® a esa Virgen tan sosa, sin pasodoble, sin verbena, sin tradiciones, perdida a mediados de noviembre, y como no hab¨ªa otra, pues esa fue. ?Cambi¨® algo? No. La gente tard¨® a?os en recordar el nombre de la patrona de Madrid y aun hoy son m¨¢s los que no se acuerdan.
Mala suerte, he pensado durante la mayor parte de mi vida y sin embargo ahora ya no estoy tan segura. Miro el Madrid que viene, con todos sus multimillonarios extranjeros, con la ¨²ltima definici¨®n del alto standing, con sus barrios invivibles para la gente normal, con el obsceno derroche de luces navide?as en plena crisis de consumo el¨¦ctrico, con Ayuso y su chuler¨ªa, con Almeida y con la suya, y me digo, pues mira, Almudena, guapa, mejor quedarnos aqu¨ª, en esta esquina donde llevamos tantos siglos tapaditas. Si lo nuestro nunca ha sido llamar la atenci¨®n, ?para qu¨¦ vamos a empezar ahora? F¨ªjense si somos discretas que s¨®lo se me ha ocurrido escribir este art¨ªculo precisamente el d¨ªa de la Almudena, 9 de noviembre de 2021. Cuando ustedes lo lean, media Espa?a estar¨¢ tocando la pandereta y muchos no entender¨¢n nada de esta historieta medieval e incomprensible.
Y sin embargo Madrid habr¨¢ avanzado otro trecho hacia lo que nunca deber¨ªa haber sido y nunca deber¨ªa llegar a ser. La envidia de Europa, dicen. Una peque?a Nueva York de neones horteras, sin personalidad propia m¨¢s all¨¢ de los churros. Las tiendas de la milla de oro estar¨¢n repletas de ricos gastando sin parar. En otros barrios, no quiero ni pensar.
Lo ¨²nico que s¨¦ es que mi Virgen y yo no tenemos nada que ver con esto.
Ni ganas.
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