Elisa Levi, la joven escritora que sabe c¨®mo ser¨¢ el fin del mundo
La segunda novela de Elisa Levi, ¡®Yo no s¨¦ de otras cosas¡¯, entremezcla el realismo m¨¢gico, la distop¨ªa y la angustia adolescente. Se trata de un producto radicalmente contracultural dentro del panorama literario espa?ol. Su autora, tambi¨¦n.
¡°?Te subes a mi habitaci¨®n?¡±, le pregunto a Elisa Levi (Madrid, 27 a?os). Ella, a¨²n empapada tras haber accedido a retratarse para este reportaje vestida en la piscina del hotel, se concentra en no mandarme a fre¨ªr esp¨¢rragos. Repaso en la cabeza mi frase y reparo en lo mal que ha sonado¡ ¡°?Nooo! Elisa, perdona, no, no¡ Es solo que el fot¨®grafo quiere hacerte una foto desde aqu¨ª contigo apoyada en el balc¨®n de mi habitaci¨®n, que es aquella de all¨ª¡±. Y se?alo un balc¨®n de este hotel INNside by Meli¨¢ Calvi¨¤ Beach en el que tiene lugar el Festival Literatura Expandida, entre cuya programaci¨®n, adem¨¢s del escritor escoc¨¦s Irvine Welsh o la activista multidisciplinar Samantha Hudson, se encuentra esta joven escritora que acaba de publicar Yo no s¨¦ de otras cosas (Temas de Hoy). Esta tarde de octubre tiene programada una charla junto a Hudson y la actriz y compositora Clara Ingold que lleva por t¨ªtulo Literatura no apta para boomers.
¡°Si quieres, te doy la llave y subes t¨² sola¡±, le digo. Se hace un silencio, hasta que el editor de la madrile?a me recuerda que eso que propongo es imposible: la llave en este hotel es una pulsera. La primera pregunta ha sido desafortunada, pero tal vez no lo suficiente como para merecer la ampu?taci¨®n de la mano izquierda.
Yo no s¨¦ de otras cosas es la segunda novela de Elisa Levi. En ella, Lea Peque?a, una chica de 19 a?os que vive en un lugar remoto, le cuenta a un silencioso extra?o su vida, sus inquietudes, sus traumas. Habla de la gente del pueblo, de los forasteros que vienen y de los vecinos que se van para no volver. Todo podr¨ªa parecer m¨¢s o menos normal si no fuera por un peque?o detalle: el mundo se acab¨® en 2012. Entonces, ?qu¨¦ es esto? ¡°Lo gordo lo escrib¨ª en el confinamiento, necesitaba irme a otro lugar, a uno que me fuera ajeno y desconocido. Como no pod¨ªa ir ¡ªestaba, como todos, encerrada¡ª y adem¨¢s el mundo se acababa, eso pens¨¢bamos todos, cre¨¦ un personaje para que me contara todo eso. Encontr¨¦ esa voz y la escuch¨¦. Llevaba un a?o escribiendo una novela que no iba a ning¨²n lado porque era muy cercana a m¨ª, era la historia de una chica en Londres. [La escritora vivi¨® en la capital brit¨¢nica, donde estudi¨® teatro]. Mira, Elisa Levi no interesa m¨¢s que a su familia y amigos. No me apetec¨ªa nada cercano. Situ¨¦ mi primera novela [Por qu¨¦ lloran las ciudades] en Tokio y en mi vida hab¨ªa estado en Tokio¡±.
Lea es una voz peque?a que habla de cosas de adultos, de grandes, y en la escala de las grandes cosas, el fin del mundo est¨¢ bastante bien posicionado. Habla con este extra?o, pero ¨¦l apenas responde, porque este libro no es un tratado intergeneracional. Est¨¢ m¨¢s cerca del realismo m¨¢gico que de cualquier tendencia literaria actual a la que ser¨ªa tentador adscribir a una escritora de 27 a?os. ¡°He creado mi Macondito¡±, afirma feliz en referencia al c¨¦lebre pueblo inventado por Garc¨ªa M¨¢rquez.
En confinamiento, Levi reley¨® Cien a?os de soledad e inmediatamente ese volumen se convirti¨® en una influencia clave para entender Yo no s¨¦ de otras cosas en toda su magnitud. ¡°Hablar¨¦ de m¨ª cuando no tenga m¨¢s de qu¨¦ hablar. Tenemos todos la percepci¨®n de que poseemos muchas cosas interesantes que contar sobre nosotros mismos. Lo veo en especial en la gente de mi edad¡ Y mira, yo qu¨¦ s¨¦. Igual no. Prefiero contar una historia. Quiero experimentar. Falta imaginaci¨®n, volver a inventar cosas. Tendemos a explotar lo que funciona hasta que lo matamos y nos perdemos por el camino. Ahora te dir¨¦ una frase para tazas y camisetas: ¡®No podemos matar la imaginaci¨®n¡±, bromea.
Elisa, ?est¨¢s en el bar ese que no tiene nombre o en el de los fachas? ¡°?Me has citado en un bar de fachas para terminar la entrevista?¡±, pregunta ella algo indignada. Dos semanas m¨¢s tarde nos hemos citado de nuevo en una c¨¦ntrica plaza de Madrid para terminar la entrevista que qued¨® a medias en Mallorca. Nos sentamos en la terraza de un bar que no tiene nombre. Hablamos de la pasi¨®n de la autora por el teatro ¡ªen 2017 estren¨® su primera obra, Ramitas en el pelo, en Madrid¡ª, de su temporal abandono de la poes¨ªa ¡ªPerdida en un bol de cereales es hasta la fecha su primer y ¨²nico poemario publicado¡ª o de redes sociales. Levi prefiere la representaci¨®n que ella misma crea en Instagram que la que le exige un medio como Twitter: ¡°No quiero tener una opini¨®n sobre todo. No la tengo. Quiero poder dudar y cambiar ma?ana de parecer¡±, afirma.
Volvemos al eterno e irresoluble tema del conflicto generacional. Elisa se siente observada, pero no cree que estos j¨®venes de hoy ¡ªentre los que ella se incluye¡ª est¨¦n siendo m¨¢s escrutados que los de generaciones anteriores. ¡°Igual me equivoco, pero, no s¨¦, quiero pensar eso¡±, remata esta escritora de la que se afirma que tiene un gran potencial, algo que, le comentamos, es bonito, pero hace un poco de menos su obra actual, que ya tiene valor suficiente por s¨ª misma. ¡°Hostias, no lo hab¨ªa pensado as¨ª. Igual cuando deje de tener potencial me hago boomer de golpe¡±, apunta.
Empieza a refrescar en esta terraza. Y buscando algo en la obra de Elisa Levi que s¨ª encaje con las tendencias actuales, con lo que supuestamente se espera que escriban los j¨®venes, encontramos el mundo rural. Aunque el suyo es ficticio y ha sido asolado por un apocalipsis, es cierto que hay algunos elementos en Yo no s¨¦ de otras cosas que pueden confluir con algunos ¨¦xitos literarios recientes situados en esa cosa llamada Espa?a vaciada. ¡°?Qu¨¦ es eso de la Espa?a vaciada?¡±, interviene. ¡°A ver, s¨ª s¨¦ lo que es, pero quiero decir: ?qu¨¦ esperan que hagamos? ?Cu¨¢l es la idea? No le veo la intenci¨®n al concepto¡±.
¡ª?Te has le¨ªdo alguno de esos libros de naturaleza rural de los que todos hablan?
¡ªMe encant¨® Canto yo y la monta?a baila [de Irene Sol¨¤], tambi¨¦n Panza de burro [de Andrea Abreu]¡
¡ª?Y Feria?
¡ªUmm¡, conflictivo. La le¨ª en verano y me pill¨¦ un cabreo¡ Baj¨¢bamos a la playa y yo llevaba Feria bajo el brazo, enfurru?ada. Y mi pareja me dec¨ªa: ¡°Deja de leerla¡±. Es que me pon¨ªa hist¨¦rica. No s¨¦ c¨®mo la venden. Si es una novela, es una autoficci¨®n brutal, casi una auto¡ ?biograf¨ªa?
¡ª?Autotune!
¡ª?Eso! Feria es el autotune de la literatura.
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