?Fue la mujer m¨¢s rica del mundo una asesina?
Heredera de un imperio tabaquero, Doris Duke se libr¨® de ser condenada por un atropello.
La vida de Doris Duke, heredera universal del imperio tabacalero estadounidense, estuvo repleta de pol¨¦mica y claroscuros. Fue objeto de inter¨¦s y escrutinio p¨²blico desde la muerte de su padre, James Buchanan Duke, pionero en desarrollar la industria del tabaco en Estados Unidos. Al ser la hija ¨²nica del magnate, hered¨® toda su fortuna, convirti¨¦ndose en 1925, cuando solo ten¨ªa 13 a?os, en la mujer m¨¢s rica del mundo de entonces.
Era arrolladora, en sentido real y figurado. En 1966 se libr¨® de ser condenada por atropellar a su dise?ador de interiores, Eduardo Tirella, con el que pasaba la mayor parte del tiempo y que era conocido por ser su persona de confianza. El caso se cerr¨® pocas horas despu¨¦s, consider¨¢ndose que su muerte hab¨ªa sido un ¡°accidente desafortunado¡±. Se dice que Doris compr¨® su impunidad tras hacer cuantiosos donativos a todas las instituciones de Newport. El pasado verano, 55 a?os despu¨¦s, la investigaci¨®n volvi¨® a abrirse con las declaraciones del que fue el ¨²nico testigo del supuesto atropello intencionado y que hasta entonces hab¨ªa permanecido en silencio. Pero tras solo unos meses m¨¢s tarde de que se reabriera el caso, en noviembre se volvi¨® a cerrar.
Seg¨²n el peri¨®dico The Newport Daily News, el detective que lideraba la investigaci¨®n declar¨®: ¡°No hay ninguna evidencia que cambie la conclusi¨®n a la que se lleg¨® anteriormente o que justifique una revisi¨®n adicional¡±. Pero son muchos los que han mostrado su indignaci¨®n considerando que la evidencia es innegable y deseando que se haga justicia a la familia de Tirella. Si iban juntos en el coche y Tirella se baj¨® a abrir la verja de la mansi¨®n, muriendo despu¨¦s atropellado, ?c¨®mo es posible que la fil¨¢ntropa no lo viera? Seg¨²n las recientes declaraciones de Bob Walker, que presenci¨® la escena del crimen cuando era un ni?o y repart¨ªa peri¨®dicos, escuch¨® a dos personas discutir, despu¨¦s el sonido de una verja al abrirse y m¨¢s tarde un aceler¨®n de coche seguido por un grito desesperado: ¡°?Noooo!¡±. Cuando se acerc¨® a la escena vio a Doris Duke mirando la parte inferior de su coche y le pregunt¨® si pod¨ªa ayudarla con algo. Ella le grit¨® amenazante que se fuera de all¨ª inmediatamente.
Esta versi¨®n coincide con la hip¨®tesis que puso en duda la versi¨®n oficial de los hechos y que destap¨® en 2020 Peter Lance, un periodista de Newport que public¨® su investigaci¨®n en Vanity Fair y posteriormente en un libro, Homicidio en Rough Point, publicado hace un a?o. Aquel d¨ªa fat¨ªdico, Tirella se hab¨ªa personado en Rough Point, la mansi¨®n que Duke ten¨ªa en Rhode Island, para informarla de que hab¨ªa decidido dejar de trabajar para ella e irse a probar fortuna en Hollywood. Doris Duke era una persona violenta, celosa y posesiva. En 1964, su segundo exmarido, el m¨²sico de jazz Joe Castro, la denunci¨® por haberlo apu?alado con un cuchillo de carnicero. Aun as¨ª, Tirella crey¨® que Doris entender¨ªa su decisi¨®n y pens¨® que lo correcto era darle la noticia en persona. Lo dem¨¢s es historia.
Fue un elemento m¨¢s de complejidad que a?adir a una vida ecl¨¦ctica de ritmo apabullante que escandaliz¨® a su familia y que estuvo plagada de viajes alrededor del mundo, dos maridos, m¨²ltiples amantes y aficiones tan dispares como el g¨®spel, la horticultura o el surf. Muri¨® en 1993, pocos a?os despu¨¦s de haber adoptado tard¨ªamente a una bailarina a la que no dej¨® nada en su testamento y que cre¨ªa que era la reencarnaci¨®n de una hija que perdi¨® a las 24 horas de que hubiera nacido. Su mayordomo hered¨® toda su fortuna
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