¡®Arbosa TV¡¯: pensamiento cr¨ªtico desde el escaparate
Antes de las redes sociales, un ebanista del casco viejo de Vitoria convirti¨® la vitrina de su taller en una especie de Twitter. Un proyecto art¨ªstico rememora a aquel ¡®pionero¡¯.
En Arbosa TV, el proyecto de la artista alavesa Nerea Lekuona, no se transmiten im¨¢genes: solo palabras. Frases escritas a mano que nos interpelan y nos sacuden de las solapas: ¡°En este pa¨ªs, no se puede morir nadie porque todos estamos igual. No tenemos d¨®nde caernos muertos¡±. Frases cortas y demoledoras que podr¨ªan a veces aplicarse a pol¨ªticos: ¡°Con las perras de los dem¨¢s, cualquiera hace presupuestos¡±. Frases creadas, en su mayor¨ªa, en las d¨¦cadas de los ochenta y noventa y que a¨²n son dinamita para los o¨ªdos: ¡°Si la gasolina nos cuesta un ojo de la cara, y el turr¨®n, el otro¡, mal se va a ver santa Luc¨ªa para conservarnos la vista¡±. La sabidur¨ªa, en definitiva, de alguien que sab¨ªa c¨®mo leer la vida entre l¨ªneas: ¡°No es que sea mala la nieve, lo malo es que cae cuando hace fr¨ªo¡±.
Durante a?os, Julio Arbosa Salazar (1939-2007), un ebanista alto y delgado, de cejas tupidas, nacido en un pueblo del Pa¨ªs Vasco, rotul¨® decenas de opiniones, quejas, preguntas sat¨ªricas, reprimendas y aforismos sobre el env¨¦s de cartones, calendarios, afiches y otros materiales que reciclaba. Los escrib¨ªa con letras may¨²sculas y el esp¨ªritu inconformista de los que se han acostumbrado a sacarle punta a los acontecimientos. Y luego los compart¨ªa con la ayuda de una televisi¨®n hueca colocada estrat¨¦gicamente en una ventana de su taller de Vitoria, en el n¨²mero 48 de la calle de la Herrer¨ªa del casco viejo.
Los carteles con las ocurrencias de Arbosa ocupaban el espacio vac¨ªo de lo que en su d¨ªa fueron las entra?as del aparato, y hablaban sobre la monarqu¨ªa, la econom¨ªa o las inclemencias del tiempo, sobre la situaci¨®n de los presos, la Iglesia o los problemas de los trabajadores, y sobre cualquier otro tema que marcara la agenda social o pol¨ªtica.
¡°En este pa¨ªs, nos enteramos de todo, solo que tarde¡±, escribi¨® lament¨¢ndose en 1979. ¡°Para ver ¡®parias¡¯, no hace falta gastarse la pasta en ir a la India¡±, dec¨ªa en 1981.
Los que lo conocieron describen a Arbosa como una persona madrugadora y multifac¨¦tica, capaz de pasear por el monte con un calcet¨ªn metido en una especie de jaula para echarse unas risas y de cortarle mechones de pelo a una de sus amigas para fabricar pinceles caseros. Una Navidad, para denunciar la muerte de ni?os en ?frica, arm¨® un bel¨¦n con un Jes¨²s pintado de negro que improvis¨® con uno de los mu?ecos de su hija Noelia. Cuando no ten¨ªa nada que comentar, mostraba carteles sin texto. Acab¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n detenido por exhibir frases que molestaron a las autoridades de turno. Y a veces sus puntos de vista sobre lo que ocurr¨ªa en el mundo se convert¨ªan en un motivo de controversia y debate entre la clientela de los bares de los alrededores.
¡°Era un valiente, y un visionario que se adelant¨® a la ¨¦poca de las redes sociales con sus mensajes¡±, explica Lekuona, la artista que ha instalado una televisi¨®n de las de antes en el escaparate del espacio independiente Zas Kultur ¡ªa 10 minutos andando del local donde Arbosa hac¨ªa sus tallas¡ª para resucitar los carteles con los comentarios irreverentes del ebanista y su pensamiento cr¨ªtico. Hoy, las reflexiones que Lekuona ha recuperado tambi¨¦n se difunden en redes sociales como Facebook y Twitter. Y Arbosa TV nos demuestra que un televisor apagado con un mensaje adherido puede llegar a ser m¨¢s elocuente y profundo que uno encendido y retransmitiendo.
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