Ernest W. Baker, la firma de moda portuguesa que arrasa en todo el mundo
La marca de la pareja luso-estadounidense In¨ºs Amorim y Reid Bakers es la prueba de que se puede crecer y tener impacto global creando desde la periferia de la moda. Debe su nombre al abuelo de ¨¦l y su trayectoria y filosof¨ªa da cuenta de un nuevo hombre para un mundo nuevo.
¡°Sabemos qui¨¦nes somos y sabemos lo que hacemos¡±. Qu¨¦ suerte tenerlo tan claro, cuando apenas has cumplido los 30 a?os. Menuda declaraci¨®n de confianza en un momento de m¨¢xima incertidumbre. O¨ªrsela repetir a In¨ºs Amorim y Reid Baker a lo largo de la conversaci¨®n produce un extra?o efecto bals¨¢mico. Suena a mantra reparador, amplificado por el eco de la imponente sala donde se desarrolla la charla, en la Alf?ndega de Oporto, la hist¨®rica aduana portuaria que controlaba el tr¨¢fico de mercanc¨ªas por el Duero, hoy centro de congresos y exposiciones, renovado por el ganador local del Pritzker de Arquitectura Eduardo Souto de Moura. En el patio interior, la pareja est¨¢ a punto de presentar la colecci¨®n de primavera-verano 2022 de su firma, Ernest W. Baker. Es el nombre del abuelo de Reid. Ya llegaremos a eso. Por ahora, toca quedarse con esta idea: la de un hombre que interpreta la elegancia desde el pasado para influir en el presente y transformar el futuro, apuntando maneras nost¨¢lgicas pero nunca mirando atr¨¢s. Porque sabe qui¨¦n es y, sobre todo, lo que viste.
¡°La imagen que ten¨ªamos en mente al crear la marca era la del cl¨¢sico milan¨¦s, ese tipo de se?or, ya con una edad, que va siempre perfecto: el traje, la camisa, la corbata, los guantes, los zapatos, impecable. Y a partir de ah¨ª, adaptarla a nuestras percepciones y experiencias¡±, dice el nieto de Ernest W. Baker, que se?ala la excepcional herencia sartorial y la sofisticaci¨®n de la vieja Europa, por un lado, y la descarada y m¨¢s cruda informalidad del Nuevo Mundo, por otro, como punto de partida. Al final, el mensaje es de cierta insolencia dandi, de elegancia con deje punk, de autenticidad y humor (no exento de iron¨ªa). Y es as¨ª desde el debut de la etiqueta, en 2018, el mismo a?o en el que fue candidata al LVMH Prize, el concurso para j¨®venes dise?adores del grupo de lujo franc¨¦s Louis Vuitton Mo?t Hennessy. A partir de ah¨ª, no ha fallado una semana del pr¨ºt-¨¤-porter masculino de Par¨ªs, presencial o digitalmente. Tampoco hay meca de las compras que se le resista: Dover Street Market en Nueva York y Los ?ngeles, Antonioli en Mil¨¢n, United Arrows en Tokio, Soop Soop en Toronto, 10 Corso Como en Se¨²l, hasta Doshaburi en Barcelona. Y la ine?vitable Ssense en internet. Objetivo cumplido en menos de un lustro y orquestado en la periferia de la moda.
Sorpresa: la (pen)¨²ltima sensaci¨®n del vestir masculino es made in Portugal. Amorim y Baker se mudaron al pa¨ªs vecino justo aquel 2018, tras un a?o de estancia en Amberes, donde Reid trabajaba como parte del equipo de Haider Ackermann. Antes estuvo en el estudio parisiense del surcoreano Wooyoungmi, mientras In¨ºs se fogueaba en Londres a las ¨®rdenes del chino Yang Li. Entonces ten¨ªan que verse por Skype. Se hab¨ªan conocido en 2014, cursando un m¨¢ster de dise?o en la Domus Academy de Mil¨¢n. ?l, estadounidense de Detroit criado en Utah; ella, portuguesa de Viana do Castelo. Con sus casas blasonadas, sus iglesias barrocas, sus fontanares y sus maravillosas playas, la localidad de la Costa Verde lusa ¡ªpoco m¨¢s de 50 kil¨®metros hasta A Garda, en la frontera con Pontevedra¡ª es donde se cuece Ernest W. Baker. ¡°Pensamos que, si quer¨ªamos hacer las cosas de la manera apropiada, lo mejor era trasladarnos aqu¨ª. Y estamos orgullosos de la decisi¨®n¡±, explican. ¡°Hemos demostrado que se puede crecer desde un sitio peque?o y a desmano como Viana. Podr¨ªamos estar en Par¨ªs, Londres o Nueva York, pero no tiene sentido pagar alquiler y env¨ªos de ida y vuelta cuando producimos todo en Portugal. Ser¨ªa insostenible econ¨®micamente, sobre todo para una marca joven¡±.
Pensar global, producir localmente. He ah¨ª el secreto del ¨¦xito de Ernest W. Baker. ¡°Tenemos todo lo que necesitamos para desarrollar esa visi¨®n de 360 grados de la marca a 30 minutos en coche¡±, expone Baker, refiriendo el proverbial eje textil Oporto-Braga. ¡°Hemos pasado mucho tiempo reuni¨¦ndonos con factor¨ªas, asegur¨¢ndonos de tener el circuito apropiado: patronaje y confecci¨®n, accesorios y joyer¨ªa, zapatos¡ Es muy importante encontrar f¨¢bricas y talleres que no exijan producci¨®n m¨ªnima, porque adem¨¢s eso te permite controlar los excedentes. Hoy podemos decir que quienes trabajan con nosotros conocen nuestra visi¨®n, les inspira lo que hacemos, invierten en nosotros y est¨¢n felices de crecer con la marca¡±, a?ade Amorim. La tradici¨®n artesana de hilo y aguja del norte portugu¨¦s tiene tambi¨¦n su representaci¨®n en la firma: bordados, croch¨¦, punto¡ Portugal Fashion, la plataforma que desde hace dos d¨¦cadas se preocupa de establecer v¨ªnculos entre j¨®venes creadores e industria, mientras brega por el giro en la percepci¨®n internacional de la moda lusa, respalda sus acciones. Nunca han hecho un desfile. ¡°La pasarela es unidimensional. Preferimos explorar otras v¨ªas para conectar con la gente, con una buena comunicaci¨®n visual mediante cortos en v¨ªdeo, lookbooks, instalaciones y presentaciones digitales¡±, cuenta Baker. Tampoco est¨¢n por la sobreexposici¨®n en redes sociales: ¡°No nos interesa responder a una demanda agotadora de best sellers¡±.
Identidad creativa antes que negocio. Porque si consigues establecer una imagen de marca aut¨¦ntica y poderosa, la caja registradora no tardar¨¢ en tintinear. Las emociones mandan en Ernest W. Baker, una ense?a sin manual de instrucciones que solo obedece a la voluntad de sus art¨ªfices. Todo en ella es estrictamente personal, de la fantas¨ªa euroamericana en la que colisionan trajes sastre y botas de cowboy, ch¨¢ndales ¡°de padre¡± y chaquetas varsity, lord Brummel y el hombre Marlboro, al propio nombre que aparece en cursiva en la etiqueta. El del abuelo de Reid, un pionero de la publicidad en el Detroit de los a?os cincuenta, genuino mad men a¨²n al pie del ca?¨®n a sus 95 a?os. ?l encarna el esp¨ªritu de una marca abierta, en cualquier caso, a todas las interpretaciones. ¡°No queremos encasillarnos. Si alguien la intuye solo como ropa de hombre, bien; si la entienden como g¨¦nero fluido, tambi¨¦n. Y si la ven femenina, estupendo. No hay restricciones. Lo ¨²nico que cuenta es que el producto sea estupendo, ¨²nico¡±, concluye el nieto. Su pareja asiente. ¡°Para nosotros, lo importante es saber qui¨¦nes somos y qu¨¦ hacemos. Todos crecemos y evolucionamos, y eso significa entender que formamos parte de un negocio que tambi¨¦n obra mal. Que produce demasiados desechos, da?a el medio ambiente y no siempre asume responsabilidades. Nosotros ya actu¨¢bamos de manera sostenible antes incluso de que la sostenibilidad dominara la conversaci¨®n, y nos preocupamos de reflejar la diversidad porque el mundo en el que vivimos es diverso. No creemos necesario pregonarlo a los cuatro vientos, nos basta saber que tomamos las decisiones ¨¦ticas correctas. Hay que ser buena gente¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.