El empuje del feminismo cat¨®lico
Diversas redes abogan por una mejora de las estructuras mediante la exigencia al Vaticano de un papel m¨¢s relevante de la mujer en la instituci¨®n eclesial.
Un movimiento internacional de mujeres cat¨®licas, empoderado por la marea del MeToo, apuesta desde hace a?os por el acceso de las mujeres a la toma de decisiones dentro de la Iglesia. Tradicionalmente limitadas a lidiar con los asuntos sociales ¡ªcomo la ayuda a los refugiados, a las personas sin hogar o a las mujeres v¨ªctimas de trata¡ª, ahora quieren que se reconozcan sus propios derechos. Exigen que se juzguen los abusos sexuales a menores y religiosas, que se bendigan las uniones de parejas del mismo sexo y que las mujeres puedan ordenar la misa. Su dogma es: sin cambios en las estructuras no mudar¨¢n las din¨¢micas.
En marzo del a?o pasado, dos semanas despu¨¦s de que el Vaticano prohibiera la bendici¨®n de las parejas homosexuales, cinco organizaciones feministas cat¨®licas de Alemania, Suiza y Austria salieron a las calles. Para Chantal G?tz, codirectora de la red Voices of Faith, aquello fue ¡°un gran paso para que el Vaticano se diera cuenta del rechazo por parte de las bases de este tipo de decisiones¡±.
Voices of Faith naci¨® en 2013 en el seno de la Santa Sede para ensalzar la labor de las mujeres en la Iglesia. Pero ah¨ª no cab¨ªan las cr¨ªticas a las estructuras. En 2018 se toparon con el rechazo de las instituciones al organizar unas jornadas ?LGTBIQ y decidieron dejar el Vaticano. ¡°Ganamos libertad. Un 0,1% de cl¨¦rigos hombres blancos deciden lo que hay que hacer y el resto tenemos que seguir¡±, exclama G?tz. Seg¨²n Pepa Mole¨®n, miembro de Revuelta de Mujeres en la Iglesia ¡ª?una plataforma espa?ola en sinton¨ªa con las redes Voices of Faith y el Catholic Women¡¯s Council¡ª, ¡°las cat¨®licas en la vida civil hemos logrado el derecho a decidir, pero en la Iglesia seguimos siendo ciudadanas de segunda clase¡±.
El movimiento cat¨®lico feminista es especialmente fuerte en Alemania, donde para ser miembro de la Iglesia hay que pagar un impuesto. La organizaci¨®n Mar¨ªa 2.0 fue creada hace dos a?os por cinco mujeres a ra¨ªz de los abusos sexuales que sacudieron al pa¨ªs; hoy cuenta con m¨¢s de 60 sucursales y se movilizan por el reconocimiento de las relaciones LGTBIQ, la abolici¨®n del celibato obligatorio y la incorporaci¨®n de mujeres sacerdotes. Angela Kieserg, miembro de Mar¨ªa 2.0, insiste en que este no es un asunto endog¨¢mico alem¨¢n: ¡°Muchas mujeres, desde la India hasta Am¨¦rica del Sur, nos piden que sigamos luchando¡±.
La responsables de estas redes, carentes de jerarqu¨ªas, con vocaci¨®n de base y que protagonizan acciones conjuntas, dicen no querer demoler la Iglesia, sino convertirla en un lugar mejor. Aunque algunas opinan que no merece la pena enfocar la lucha en las instituciones, se movilizan junto a las que aseguran que el ruido es importante para reformar el Vaticano. ¡°En Mar¨ªa 2.0 somos pesimistas sobre la V¨ªa Sinodal [un proceso iniciado por el papa Francisco para transformar la Iglesia]. Sin embargo, la mayor¨ªa de nuestros miembros participan en ella¡±, resume Kieserg.
En octubre de este a?o, la sororidad eclesi¨¢stica saldr¨¢ a las calles de Roma. Tienen la esperanza de que la Santa Sede no las deje atr¨¢s y evitar de esa forma que la propia Iglesia desaparezca. ¡°La gente est¨¢ enfadada. Nosotras somos cada vez m¨¢s maduras, estamos creciendo, y ya no nos comportamos como ovejas dormidas¡±, proclama G?tz.
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