Todo es met¨¢fora de algo
He aqu¨ª uno de los aplausos m¨¢s raros que he visto en mi vida. El se?or de la derecha y el ¨²nico que aparece sin mascarilla, como dando la cara, es un difunto al que han apu?alado sin piedad la inmensa mayor¨ªa de quienes proceden a la ovaci¨®n. Ya muerto, puestos en pie, le demuestran un afecto que jam¨¢s han sentido. El difunto, por su parte, finge cre¨¦rselo. Un juego de formas, en fin, cuyo contenido latente es el contrario del manifiesto, como cuando damos las gracias a alguien que nos ha hecho da?o o enfatizamos las virtudes de un adversario para que en la exageraci¨®n se advierta que carece de ellas. La frontera entre la iron¨ªa y el sarcasmo es tan delgada a veces que ni el emisor ni el receptor son capaces de verla. ?Este aplauso es ir¨®nico o sarc¨¢stico? No sabr¨ªamos decir. Es, desde luego, hip¨®crita en la medida en la que tanto los que ovacionan como el ovacionado fingen sentimientos contrarios a los que de verdad experimentan.
Hay un refr¨¢n que dice: ¡°A enemigo que huye, puente de plata¡±. Eso le habr¨ªa venido bien a Casado: un puente de plata. El problema del puente es que lo mismo que se cruza se descruza. Conven¨ªa, pues, rematarlo con esta aclamaci¨®n que nos caus¨® estupor despu¨¦s de haber visto las pu?aladas de las que hab¨ªa sido objeto. Nos pasamos la vida interpretando lo que ocurre porque nada se atiene a su literalidad. Todo es met¨¢fora de algo, lo que no deja de resultar meritorio en una sociedad poco lectora. Tal vez sus se?or¨ªas se aplaud¨ªan a s¨ª mismas por haber averiguado a tiempo de qu¨¦ lado ponerse para conservar el salario.
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