Orlando Mondrag¨®n: ¡°Para sanar una herida, uno debe da?arla de nuevo¡±
M¨¦dico, poeta y residente en psiquiatr¨ªa, el mexicano es el autor m¨¢s joven, el primer menor de 30 a?os, que ha ganado el Premio Loewe de Poes¨ªa. Su poemario ¡®Cuadernos de patolog¨ªa humana¡¯ entiende la muerte como el recordatorio de lo que es estar vivo. Su obra anterior, ¡®Epicedio al padre¡¯, fue un grito contra una familia que castig¨® su homosexualidad
M¨¦dico y poeta. ¡°Son cosas que se entrelazan: no es que en el hospital sea el doctor Jekyll y al llegar a casa, Mr. Hyde¡±, cuenta Orlando Mondrag¨®n (Ciudad Altamirano, Guerrero, 29 a?os). ¡°Tengo tendencia al diagn¨®stico. Pero tambi¨¦n pienso qu¨¦ cosa tan bonita dijo este paciente¡±. Su Cuadernos de patolog¨ªa humana ha ganado el Premio Loewe de Poes¨ªa. ?Es la primera vez que visita Espa?a? ¡°Es la primera vez que salgo de M¨¦xico¡±. Lo ha hecho para recoger el premio y leer poemas en Madrid, C¨®rdoba y Copenhague. Su fuerza serena parece haber dejado atr¨¢s el profundo enfado de su primer poemario.
Pregunta. ?Hablar de muerte es hablar de vida?
Respuesta. S¨ª. La conciencia de la muerte nos diferencia de los animales. Desarrollarla es fundamental. Desde ni?os sabemos que la muerte es irreversible. Eso nos hace planear nuestra vida en funci¨®n del tiempo. Somos seres de tiempo. Vivimos supeditados a esa entidad que no se ve y subyugados por una certeza: vamos a morir.
P. Evitamos hablar de la muerte.
R. Y lo hacemos con eufemismos. Es una marca de elegancia. Si alguien dice que est¨¢ viejo, lo animamos con que todav¨ªa parece joven. Occidente tiene esa deuda y hace que asuntos como la eutanasia o el aborto provoquen rechazo en muchas personas.
P. ?Afrontar la muerte potencia la vida?
R. No podemos organizar la vida ni defender valores como si fu¨¦ramos a vivir eternamente. En M¨¦xico celebramos el D¨ªa de los Muertos con una celebraci¨®n de vida. No s¨¦ si invita a reflexionar sobre nuestra mortalidad. Es una m¨¢scara que le ponemos a la muerte para poder enfrentarnos a ella.
P. Acaba de cumplir 29 a?os. ?Qu¨¦ lo ha hecho mirar a la muerte a la cara?
R. La muerte siempre ronda la vida, pero como m¨¦dico tom¨¦ conciencia de lo inmediata que puede llegar a ser. Si aprendi¨¦ramos a vivir con esa conciencia, valorar¨ªamos m¨¢s la vida. Es lo peque?o lo que te hace agradecer estar vivo.
P. ?Un carpe diem tranquilo?
R. Algo as¨ª. No enfocado hacia la inmediatez del placer. Hay placer m¨¢s all¨¢ de funciones fisiol¨®gicas como beber, fumar o tener sexo. Poner conciencia en los actos te lleva a disfrutar de un vaso de agua porque todo lo que hacemos es un acto irrepetible. Del hecho de que todo sea irrepetible nace la belleza de estar vivo.
P. ?Cambia vivir la muerte de un conocido a las experimentadas como m¨¦dico?
R. Por supuesto. Uno no es capaz de poner distancia ante alguien que quiere. De ah¨ª que nos recomienden no tratar a nuestros familiares. A los pacientes hay que conocerlos desde algo m¨¢s objetivo que el afecto. Hay un filtro para extraer el diagn¨®stico. Aproximarse desde el sentimiento y la emoci¨®n rompe la objetividad.
P. ?Siempre se puede ser objetivo?
R. Claro que no. Uno proyecta. Un paciente nos recuerda a nuestro padre. Pero hay herramientas de distanciamiento. No es una materia fundamental, como Fisiolog¨ªa o Anatom¨ªa, aunque uno la necesite para trabajar. Incluso en Psiquiatr¨ªa se estudia desde el punto de vista del proveedor: te vas a acercar a un paciente, lo vas a atender y vas a decidir qu¨¦ se puede hacer con ¨¦l. Pero no desde el punto de vista de que te vas a enfrentar a situaciones que te van a sobrepasar. Creo que los m¨¦dicos deber¨ªamos estudiar Filosof¨ªa y Psicolog¨ªa para tener recursos emocionales y no perder el camino de lo humano.
P. Ese ¡°sentido humano¡±, cuidar el esp¨ªritu adem¨¢s del cuerpo, es asignatura pendiente en muchas disciplinas.
R. En M¨¦xico, en la educaci¨®n superior se han eliminado materias como Etimolog¨ªa o Filosof¨ªa. Me pregunto a qui¨¦n le hacen da?o esas asignaturas.
P. Se consideran poco productivas para ganarse la vida. No se contempla si son productivas para formar personas.
R. Son despertadores de conciencia. Pensar en la vida desde un punto de vista capitalista, como productores de cosas, hace que nuestro tiempo tenga que ser productivo, y eso nos esclaviza. La Revoluci¨®n Francesa fren¨® la esclavitud y organiz¨® ocho horas de trabajo, ocho de vida y ocho de descanso. ?Qui¨¦n lo cumple? Perder esa conquista modifica la idea de estar vivo.
P. ?Qu¨¦ hace para mantenerse vivo?
R. Mi cuidado es la lectura. La he vivido como una v¨ªa para encontrarme conmigo mismo. Hay quien la defiende como escape, yo creo que tambi¨¦n es una lupa, te permite ver tu vida desde otro punto de vista.
P. ?Por qu¨¦ quiso ser m¨¦dico?
R. Es de esas preguntas que se responden con a?os de terapia.
P. ?Estudi¨® Medicina para demostrar algo?
R. Creo que s¨ª. La m¨¢xima aspiraci¨®n en el pueblo donde viv¨ªa, Zir¨¢ndano de los Ch¨¢vez [Estado de Guerrero], era ser m¨¦dico. Cumpl¨ªa una funci¨®n casi sacerdotal. Era una figura de respeto y autoridad. No s¨¦ si estudi¨¦ Medicina para superar algo, pero desde ni?o me sent¨ªa diferente. Supe enseguida que me gustaban otros ni?os y esa diferencia marc¨® mi infancia. Creo que el sentimiento de desprotecci¨®n que viv¨ª tuvo que ver con que quisiera proteger a otras personas. Pero no s¨¦. Tendr¨ªa que hablarlo con mi terapeuta.
P. ?Va a terapia?
R. S¨ª. Desde que estudio Psiquiatr¨ªa creo que funciona como ayuda para la formaci¨®n.
P. La dureza de su infancia est¨¢ retratada en su primer poemario Epicedio al padre, una canci¨®n f¨²nebre a un padre que no est¨¢ muerto. ?Se sinti¨® rechazado?
R. S¨ª. Extranjero entre mi gente. La primera aprobaci¨®n que uno busca en la vida es la de sus padres. Cuando se encuentra a un desconocido, el ni?o mira al padre. Si su reacci¨®n es amable, el ni?o tambi¨¦n es amable. Buscar la aprobaci¨®n de los padres es natural y humano. Pero no siempre f¨¢cil. Un ambiente hostil me hizo mantener mi vida en secreto.
P. ?Qu¨¦ tipo de hostilidad?
R. Chistes de maricones. Y saber que eres el del chiste. La voluntad de querer ocultarse es la necesidad de protegerse del dolor.
P. ?O de no atreverse a decepcionar?
R. A m¨ª siempre me dec¨ªan que era un ni?o consentido, tratando de hacer un eufemismo de mi propio afeminamiento. Donde yo crec¨ª, ser homosexual no era una opci¨®n.
P. ?No se lo cont¨® a nadie?
R. A muchos de mis amigos gais les pas¨® que las familias culpaban a las mam¨¢s por haberlos hecho consentidos. No me atrev¨ª a comentarlo con nadie hasta que me encontr¨¦ con otro tipo de gente, en una ciudad m¨¢s grande, en la adolescencia. Pero la apertura tambi¨¦n cierra puertas. Yo no sal¨ª desbocado, ni celebrando ni enfrentando, sal¨ª tanteando. Primero con mis amigos. Querer compartirlo con mis pap¨¢s era un s¨ªntoma del amor que sent¨ªa por ellos. Quer¨ªa compartir qui¨¦n era con ellos. Me hubiera encantado haber compartido mi primer novio o mi primer beso¡
P. ?Por qu¨¦ no lo intent¨®?
R. Por miedo al rechazo. Hab¨ªa escuchado historias terribles de gente a la que echaban de casa.
P. ?Qu¨¦ hacen sus padres?
R. Mi padre es profesor de Matem¨¢ticas en la preparatoria, y mi mam¨¢, profesora de primaria.
P. Siendo educadores, ?les cost¨® aceptar lo diferente?
R. Sal¨ª del cl¨®set con 16 y¡ fatal. No tan terrible como tem¨ªa, no me echaron, pero mal. Solo hubo silencio.
P. ?Silenciar puede ser una manera de respetar?
R. Silenciar no es aceptar. Tampoco es acoger.
P. ?Su sufrimiento lleg¨® por haber crecido en un pueblo o por una cultura machista?
R. M¨¦xico se reproduce microsc¨®picamente en sus pueblos. Hemos construido nuestra historia con frases populares como ¡°Pancho Villa y sus siete viejas a la orilla¡± que hacen apolog¨ªa del machismo y de la infidelidad. Esta figura revolucionaria va de la mano de la formaci¨®n cultural. En las pel¨ªculas aparece este sujeto sombrerudo con varias parejas y una hombr¨ªa basada en qui¨¦n puede intimidar m¨¢s al otro.
P. Volvi¨® a hablar con sus padres de s¨ª mismo convertido en m¨¦dico y tras publicar su primer poemario: ¡°?C¨®mo dejarse desnudar por su hijo maric¨®n? /?C¨®mo dejarlo acercarse a ¨¦l sin sentir todos los cuerpos de los hombres tocados con lujuria?¡±. Le dedic¨® a su padre una canci¨®n f¨²nebre sin que hubiera muerto. ?Tuvo que matarlo?
R. Tuve que enterrar esa figura para dar paso a otra.
P. ?Y apareci¨® otra?
R. Cuando gan¨¦ el premio, les dej¨¦ el manuscrito: ¡°S¨¦ que est¨¢n contentos por el premio, pero l¨¦anlo¡±. Y me fui. Hablamos por tel¨¦fono. Fue emotivo. Ha sido paulatino, pero creo que el libro fue el gatillo que inici¨® el camino hacia una sanaci¨®n. Es una cuesti¨®n m¨¦dica: uno para sanar una herida ha de da?arla de nuevo. El silencio tuvo que pincharse un poquito para dejar salir toda esa presi¨®n.
P. A su padre debi¨® dolerle¡
R. Mucho. Pero lo escrib¨ª para sobrevivir. Ahora mis pap¨¢s ya conocen a mi pareja. Creo que ha salido algo bueno de eso, hemos crecido como personas.
P. Hay soledad y rabia en su libro. Lo podr¨ªa haber destrozado todo.
R. Sin duda, pero en cambio ayud¨®, fue necesario sangrar esos problemas.
P. ?Ha sabido perdonar?
R. S¨ª. Cuesta. Cuando uno dice no pasa nada, te perdono, es un primer paso, pero no cambia las cosas. Se necesita determinaci¨®n. Tambi¨¦n para perdonarme a m¨ª mismo estas memorias supeditadas a un sistema del que no ¨¦ramos tan culpables nosotros y para el que no ten¨ªamos las herramientas para poder verlo primero y reaccionar contra ¨¦l despu¨¦s. Tuve que aprender a ver con otros ojos m¨¢s distantes todo lo que sucedi¨® durante mi infancia.
P. Y ahora va a convertirse en psiquiatra.
R. S¨ª. La literatura es la historia del pensamiento y la emoci¨®n, y la psiquiatr¨ªa es el estudio de las anomal¨ªas del pensamiento y la emoci¨®n. Es de las pocas ramas de la medicina que pueden servirse de otros conocimientos para poder estudiar la entidad inabarcable que es el ser humano, la mente, el recuerdo y la emoci¨®n. La finalidad siempre es ayudar a alguien.
P. ?C¨®mo se pasa de la rabia al amor al pr¨®jimo?
R. Uno tiene que reconocer qu¨¦ es lo que est¨¢ sintiendo, pensar de d¨®nde parte, que siempre es una emoci¨®n b¨¢sica: alegr¨ªa, tristeza, enojo y asco. Somos muy poco.
P. ?Su pareja tuvo una infancia tan dif¨ªcil?
R. Fue un proceso m¨¢s lento y ese retardo le dio herramientas para poder afrontarlo. Alejandro es psic¨®logo.
P. ?C¨®mo vive la pol¨ªtica un m¨¦dico?
R. La salud p¨²blica, el arte y la poes¨ªa son maneras de darle voz y sentido al mundo. Pensamos en la pol¨ªtica con rechazo, pero creo que la pandemia demostr¨® que nuestro sistema de salud es desigual. Los primeros portadores eran gente poderosa, con dinero para viajar. Ellos lo trajeron. Y lo padecimos todos.
P. ?Su trabajo cambi¨® con la pandemia?
R. Mucho. Fuimos el ¨²nico hospital psiqui¨¢trico que admiti¨® pacientes. Porque los temas psiqui¨¢tricos pasaron a ser tratados como no urgentes.
P. Con la sociedad que hemos construido, relacion¨¢ndonos con pantallas m¨¢s que con personas, ?la psiquiatr¨ªa crece?
R. Internet lleg¨® con promesas de democratizar el conocimiento y la comunicaci¨®n. Pero ya vimos que es otra herramienta del capital para producir. Son nuestros datos lo que resulta valioso. Y los vendemos.
P. ?La medicina no forma parte de ese mundo vendido al mejor postor?
R. S¨ª, claro. Tambi¨¦n se mueve en funci¨®n del capital. Lo vemos en las vacunas. Parece incre¨ªble que en menos de un a?o se pudiera hacer tanto contra este virus cuando llevamos d¨¦cadas con otras enfermedades virales a las que no se dedica tanto dinero porque matan a otro tipo de poblaci¨®n. El ¨¦bola o el VIH son problemas de cierto grupo social, pero son seres humanos los que est¨¢n muriendo. La distribuci¨®n de los recursos afecta las vidas y es una decisi¨®n empresaria de las farmac¨¦uticas.
P. ?D¨®nde vive?
R. En un departamento rentado cerca del hospital, del metro y de un s¨²per. Digo que es mi casa porque all¨ª est¨¢n mis dos hermanas.
P. ?Siendo m¨¦dico no puede alquilar solo?
R. Todav¨ªa no. Hubo una ¨¦poca en que mis hermanas ten¨ªan que compartir habitaci¨®n porque no nos llegaba para rentarlo entre los tres.
P. Se desnuda en sus poemas, pero construye y enmascara su cuerpo: est¨¢ musculado, tatuado¡
R. Creo que es m¨¢s vanidad que otra cosa.
P. ?Qu¨¦ lleva tatuado?
R. Tengo el rostro de una estatua romana medio andr¨®gina. La calavera es de De humani corporis fabrica, de Andreas Vesalius, de los primeros tratados m¨¦dicos que retoman el cuerpo humano despu¨¦s de que estuviera vetado durante mucho tiempo hacer disecciones en humanos. Una serpiente con una flor de belladona, que es venenosa y a la vez tiene atropina, esencial para hacer algunos medicamentos.
P. Es la esencia de los medicamentos, ?no?
R. Lo dec¨ªa Paracelso: la dosis decide si algo es veneno o remedio.
P. ?Qu¨¦ dicen sus padres de los tatuajes?
R. Mi madre amenaza con rasp¨¢rmelos con piedra p¨®mez.
P. ?C¨®mo reaccionan los pacientes ante un m¨¦dico tatuado?
R. No se ve nada con la bata. La figura del m¨¦dico es medio perform¨¢tica. Se trabaja desde la propia personalidad y la honestidad con el paciente, pero es cierto que los pacientes psic¨®ticos llegan a ponerse suspicaces cuando algo no entra dentro de su imaginario. Portar la bata blanca construye una figura de autoridad que en el paciente psic¨®tico es necesaria.
P. ?Cu¨¢l es la frontera entre acercarse al paciente para humanizar la medicina y distanciarse de ¨¦l para poder tratarlo?
R. Complicad¨ªsima. Aunque las enfermedades sean las mismas, los pacientes son distintos.
P. ?La psiquiatr¨ªa es poco cient¨ªfica?
R. Por su objeto de estudio, la mente, es algo inabarcable. Por eso se sirve de otras ramas del conocimiento y mira con lupa cosas que en otras ramas no tendr¨ªan importancia, pero no es ciencia exacta, como las matem¨¢ticas. Es un sistema perfectible pero que funciona.
P. No se puede escribir sin dejar rastro en la escritura. Ha pasado del desahogo a descubrir la vida por la muerte. ?Qu¨¦ viene ahora?
R. Escribo sobre erotismo. Me interesa c¨®mo se construye el deseo. C¨®mo necesita ser una imposibilidad.
P. ¡°Desear¨ªa regalarle a mi padre un hijo que no est¨¦ roto / un hijo sin defectos de f¨¢brica¡±, escribi¨®.
R. Ya no.
P. ?Quien ha sufrido mucho puede perdonar m¨¢s?
R. Depende de con qu¨¦ herramientas cognitivas cuente. En mi caso, saberme distinto hizo que mirara hacia mi interior y pusiera todo en tela de juicio. ?Por qu¨¦ es normal que te guste una ni?a y un ni?o no? ?Qu¨¦ otras cosas que son vistas como normales podr¨ªan no serlo? Pero no es necesario pasarlo mal para aprender. As¨ª empiezan los villanos de las pel¨ªculas: pas¨¢ndolo mal.
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