Cate Blanchett: ¡°Paso la mayor parte de mi tiempo siendo otra persona. Quiero pasar m¨¢s tiempo siendo yo misma¡±
A sus dos Oscar de Hollywood ha sumado en las ¨²ltimas semanas en Europa el primer Goya Internacional y un C¨¦sar a toda su carrera. Actriz, productora y granjera, la polifac¨¦tica int¨¦rprete australiana, tambi¨¦n embajadora de las fragancias y maquillaje de Armani Beauty, confiesa que con la edad siente m¨¢s limitaciones a la hora de actuar. Lamenta que a veces sigue siendo la ¨²nica mujer en un rodaje y teme que las plataformas se conviertan en monopolios.
Cate Blanchett (Melbourne, 52 a?os) cree que hay demasiados premios. Y sabe de lo que habla. Porque los tiene casi todos: dos Oscar, tres Bafta, tres Globos de Oro y tres del Sindicato de Actores. Por si no fuera suficiente, ahora ha emprendido la conquista de Europa. Acaba de recibir en Par¨ªs un C¨¦sar Honor¨ªfico y hace un mes recog¨ªa el Goya Internacional de las manos de Pedro Almod¨®var, con quien va a rodar la primera pel¨ªcula en ingl¨¦s del director espa?ol, Manual para mujeres de la limpieza. Nos recibe en Valencia, horas antes de abrazarse con ¨¦l y agradecer un reconocimiento que le sirve para estrechar lazos con la industria cinematogr¨¢fica latina. Lleva deportivas y un traje rosa metalizado de Giorgio Armani, la firma de cuya l¨ªnea de fragancias y maquillaje es embajadora. Bajo la americana, la piel, y al cuello, varias cadenas doradas con candados y cabezas de serpientes con las que juguetea mientas habla. Tras estrenar el pasado febrero El callej¨®n de las almas perdidas a las ¨®rdenes de Guillermo del Toro y deslumbrar al mundo con su dentadura postiza en No mires arriba, asegura que quiere pasar m¨¢s tiempo interpret¨¢ndose a s¨ª misma. Normal: el personaje es apasionante.
En una entrevista que le hizo Julia Roberts para Interview Magazine dec¨ªa que, seg¨²n se va haciendo mayor, actuar le resulta m¨¢s y m¨¢s humillante.
Se vuelve m¨¢s dif¨ªcil. ?Por qu¨¦? Yo creo que cuando trabajas en el terreno art¨ªstico ¡ªtambi¨¦n si eres, por ejemplo, un escritor¡ª, este terreno se enreda cada vez m¨¢s en tu vida. Yo paso la mayor parte de mi tiempo siendo otra persona, y creo que quiero pasar m¨¢s tiempo siendo yo misma. Adem¨¢s, como actor est¨¢s muy expuesto. No se c¨®mo explicarlo. Hace seis a?os [la fot¨®grafa y artista] Cindy Sherman empez¨® a usar efectos digitales para crear sus obras [en las que suele aparecer ella misma]. Y la gente se ech¨® las manos a la cabeza porque siempre hab¨ªa utilizado pr¨®tesis y hab¨ªa trabajado su cuerpo como si fuera un objeto maleable. Ella simplemente explic¨® que hab¨ªa llegado a una edad en la que era menos maleable. Y que ten¨ªa que recurrir a la tecnolog¨ªa digital para mantener la misma destreza.
?Sucede lo mismo siendo actor?
Sientes un poco lo mismo, que tu paleta cada vez es m¨¢s y m¨¢s peque?a. Pero la verdad es que no estoy muy interesada en los avances digitales. Lo que a m¨ª me gusta son los trucos de magia, todav¨ªa grito cuando alguien hace alguno delante de m¨ª. Porque con la magia te conviertes en c¨®mplice: sabes que est¨¢s siendo enga?ado, pero en el universo digital no sabes qu¨¦ es real y qu¨¦ no. Es como cuando ves a Gary Oldman sin pr¨®tesis ni tratamiento digital, su interpretaci¨®n es algo que ¨¦l construye desde el interior y te lo crees. Es realmente inspirador. Yo he trabajado con retoques digitales en El curioso caso de Benjamin Button y, s¨ª, puede ser una liberaci¨®n, pero al final, seg¨²n te vas haciendo mayor, te enfrentas cada vez m¨¢s a tus limitaciones, y eso es humillante.
?Es la industria del cine m¨¢s f¨¢cil ahora para las mujeres que cuando usted comenz¨®?
Si seguimos hablando de ello es que el problema a¨²n existe. Pero tenemos que seguir hablando y trabajando en ese asunto hasta que deje de ser un tema de conversaci¨®n. A veces sigo entrando en el set y hay 30 hombres y yo soy la ¨²nica mujer, y pienso: ¡°Esto est¨¢ tan poco en sinton¨ªa con lo que est¨¢ pasando en la sociedad. ?C¨®mo es posible que conectemos con la audiencia as¨ª?¡±. Cuando est¨¢s en un ambiente de trabajo mayoritariamente masculino o blanco, resulta anticuado y sientes que tambi¨¦n empieza a ser irrelevante. Creo que ha habido un gran cambio. Pero hay que mantenerse firme y entender que los cambios son muy fr¨¢giles, como lo es tambi¨¦n la democracia. As¨ª que hay que perseverar.
Usted fue directora creativa de la Compa?¨ªa de Teatro de S¨ªdney. ?Esa experiencia ha influido en su forma de entender su trabajo como actriz?
No solo ¨¦ramos directores art¨ªsticos [su marido, el guionista y dramaturgo Andrew Upton, y ella], sino tambi¨¦n CEO, as¨ª que ¨¦ramos responsables de la salud econ¨®mica y creativa de la compa?¨ªa. Y muchas veces esos dos aspectos se conciben como excluyentes. Pero no tienen por qu¨¦ serlo: a lo largo de mi carrera he trabajado con productores que son incre¨ªbles a la hora de mantener las finanzas en orden y al mismo tiempo ayudar con las decisiones creativas.
?Ese perfil de productor est¨¢ en peligro de extinci¨®n?
S¨ª, desgraciadamente, porque es algo a lo que yo aspiro. No todo se reduce a estar delante de la c¨¢mara. Yo no me siento obligada. Ya no. Ya lo he hecho. Ya he aburrido a la audiencia lo suficiente. No lo necesito. Ya no m¨¢s.
A lo largo de su carrera ha hecho desde personajes de acci¨®n hasta mujeres fatales, pasando por papeles c¨®micos o incluso hombres, como Bob Dylan. ?C¨®mo elije sus personajes? ?Hay alg¨²n tipo de mujer que no interpretar¨ªa nunca?
Muchas decisiones est¨¢n basadas en el instinto y en el momento. Yo tengo una maravillosa y gran vida, con un mont¨®n de compromisos y de cosas que me interesan, empezando por mi granja, con mis ovejas, mis cerdos, mis vacas y con mis hijos, claro. As¨ª que a veces no todos los proyectos encajan en mi agenda. Pero no pasa nada. No hay que hacerse sangre por eso. Tienes que dejarlos ir. Es una de las mejores cosas que la industria del cine me ha ense?ado.
?El qu¨¦?
Haces una pel¨ªcula y la dejas ir porque despu¨¦s de tu trabajo viene el trabajo de posproducci¨®n y finalmente, si hay suerte, llega al p¨²blico. Y en ese momento t¨² ya habr¨¢s hecho una o dos cosas m¨¢s. Y esa pel¨ªcula pasa a convertirse en una especie de primo segundo. Y entonces, con suerte, puedes volver a verla con ojos frescos y apreciarla.
?Qu¨¦ espera ahora de Manual para mujeres de la limpieza, su proyecto con Almod¨®var?
Hab¨ªamos hablado muchas veces de trabajar juntos, pero nunca era el momento adecuado. ?l es un hombre de un gusto y discernimiento incre¨ªbles. Es muy preciso y, como sus pel¨ªculas, muy libre. Estamos muy alineados y emocionados con el proyecto. Me encanta porque trabaja con coraz¨®n y con sus manos. Y con su cabeza, claro. Es una persona muy conectada con lo que sucede en el mundo, pero al mismo tiempo alguien que sigue su propio camino. As¨ª que creo que este proyecto ser¨¢ ¨²nico. Su trabajo tiene un marco claramente espa?ol, pero siempre ha trascendido y ha sido reconocido internacionalmente porque conecta muy bien con las preocupaciones americanas: la familia, estar fuera de la cultura mayoritaria, ser un marginado. Creo que va a ser un viaje fascinante en busca de ese h¨ªbrido entre la experiencia americana y la latina.
Usted tiene un m¨¢ster en esa perspectiva latina. Ha trabajado con Alejandro Cuar¨®n, Guillermo del Toro y ahora Almod¨®var. ?Hay algo que diferencie a los directores latinos del resto?
Todos poseen un coraz¨®n incre¨ªble y cierta brutalidad, pero no en el mal sentido de la palabra. Me refiero a que no huyen de cosas que otros prefieren no nombrar. Y son artistas profundamente pl¨¢sticos. Sus b¨²squedas intelectuales resultan muy suntuosas de digerir visualmente. Los directores latinos y australianos tienen una visi¨®n muy especial, ¨²nica, del mundo, y por eso cada vez tienen m¨¢s peso dentro de la industria cinematogr¨¢fica estadounidense.
Dec¨ªa antes que Almod¨®var era un director muy preciso. ?Es el tipo de director con el que le gusta trabajar, alguien que da muchas indicaciones y controla cada detalle?
Creo que el proyecto es el que dicta c¨®mo tienes que trabajar. Para m¨ª, lo perfecto es tener una v¨ªa clara de comunicaci¨®n con el director basada en la confianza, porque existen momentos en el rodaje en los que hay que decir que algo es una basura, y t¨² tienes que saber que eso viene y se dice desde el respeto. Los ensayos y los rodajes no son siempre amables. No son irrespetuosos, pero a veces tienes que pelear una cosa hasta el fondo y no es c¨®modo.
Woody Allen llego a decirle el primer d¨ªa de rodaje de Blue Jasmine que la toma hab¨ªa sido horrible y usted tambi¨¦n.
Pero al final me di cuenta de que la localizaci¨®n estaba mal, la c¨¢mara estaba mal situada¡, as¨ª que lo cambiamos todo. Y despu¨¦s la escena se cort¨®, nunca estuvo en el metraje final. No te lo puedes tomar como algo personal, tienes que o¨ªrlo y pensar que es un trabajo en equipo, que a veces un director puede decir algo que sea retador pero no tiene que ser necesariamente sobre ti, sino sobre el producto.
?C¨®mo siente que ha cambiado la industria del cine y de la ficci¨®n en los ¨²ltimos a?os con la irrupci¨®n de las plataformas y el auge de las series? ?Le interesa ese nuevo canal?
Bueno, hice Mrs. America (HBO) con un grupo de mujeres fabulosas. Y hay un par de proyectos en desarrollo que tienen muy buena pinta. Pero al final lo que me interesa son las experiencias realmente duraderas, aunque solo el tiempo puede decir cu¨¢les lo ser¨¢n. Por un lado, las plataformas de streaming representan una oportunidad maravillosa para la audiencia y tambi¨¦n para un mont¨®n de gente de la industria que se ha mantenido a flote durante estos dos a?os gracias a ellas. Pero este modelo no puede continuar adelante sin que sea examinado.
?Cu¨¢l es el riesgo que percibe?
Hay que analizar los potenciales monopolios que est¨¢n emergiendo de este formato, y que no son buenos para nadie. No son buenos creativamente y tampoco para el p¨²blico. Y, desde luego, nunca han sido buenos para la industria. No queremos replicar el viejo sistema de los estudios de una forma m¨¢s radical e irrevocable. Estoy preocupada por esto. Muy preocupada.
?Cree que este sistema de monopolios se est¨¢ acelerando?
S¨ª, y creo que el p¨²blico puede percibirlo. Porque todo se parece. La oferta es uniforme. Ya no hay nada especial. Sin embargo, ir al cine sigue siendo un evento.
Pero tras la pandemia, por miedo o rutina, los cines siguen perdiendo espectadores, al menos es lo que est¨¢ sucediendo en Espa?a.
S¨ª, y adem¨¢s en Estados Unidos hay un mont¨®n de cines peque?os que han sido adquiridos por las plataformas para proyectar sus contenidos. Pero todav¨ªa quedan sitios como un peque?o cine en Pittsburgh que se llama Row House y que tiene solo 50 butacas donde se proyectan retrospectivas de Tarkovsky, de Wes Anderson¡ Tengo confianza en ese valor diferencial que el cine puede seguir ofreciendo y que a la gente le puede seguir interesando.
La pandemia ha cambiado nuestras pautas de consumo, pero tambi¨¦n otras herramientas de la industria como los premios y las alfombras rojas. ?Siguen teniendo sentido?
Creo que hay demasiados premios. Todos parecen iguales y la gente est¨¢ cansada. Pero esto ya suced¨ªa antes de la pandemia. As¨ª que creo que debemos ser cr¨ªticos. Tenemos una oportunidad muy buena para cambiar las cosas: para preguntarnos qu¨¦ queremos hacer, qu¨¦ aspecto queremos que tenga y, sobre todo, si mayor es siempre sin¨®nimo de mejor. Y no solo hablo de las alfombras rojas, sino de los eventos en general. No queremos volver a esa vieja narrativa. Yo, personalmente, no quiero volver a los buenos viejos tiempos porque creo que, en realidad, no fueron tan buenos.
Pero al final los viejos eventos f¨ªsicos tienen su magia. Incluso Giorgio Armani, el primer dise?ador en suspender un desfile a causa de la covid, ha vuelto a la pasarela f¨ªsica con invitados.
Es un evento en directo. Es por eso que las artes esc¨¦nicas son tan especiales. Cuando entras en una sala y puedes ver las telas, o¨ªr la m¨²sica, est¨¢s ah¨ª. Lo recuerdas. Pero creo que la clave es la misma en la moda que en el cine. El se?or Armani est¨¢ siempre pendiente de cada detalle. Incluso a su edad, es un trabajador incansable y su control sobre la calidad de los productos es incre¨ªble. ?l piensa que cuanto m¨¢s haces, menos especial es. Y esto sucede en todas las industrias, incluida la del cine.
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