Retrato Robot
A lo largo de siete a?os, Wanda Tuerlinckx ha retratado androides, humanoides y robots a trav¨¦s de una c¨¢mara de la ¨¦poca victoriana. Estableciendo un v¨ªnculo entre dos momentos claves de la historia, la revoluci¨®n industrial y la actual revoluci¨®n de los robots, el presente, el pasado y el futuro queda encapsulado en cada una de sus im¨¢genes.
Natsume S?seki, es uno de los literatos m¨¢s reconocidos en Jap¨®n, su rostro ocupa los billetes de 1.000 yenes. Muri¨® en 1916, pero ha sido ¡®reencarnado¡¯ en forma de un androide que imparte conferencias a trav¨¦s de la voz del nieto del escritor. Viste con imitaciones de su ropa anterior y es capaz de implicarse en conversaciones ad hoc, en la Universidad de Nishogakusha, donde el autor de Botchan acud¨ªa siendo un joven estudiante. El proyecto ha contado con la colaboraci¨®n de Hiroshi Ishiguro, director del Laboratorio de Rob¨®tica Inteligente de Jap¨®n, que a su vez ha creado dos geminoides, HI-2 y HI-4, a su imagen y semejanza, con el fin de profundizar en una de las cuestiones que desde la antig¨¹edad viene ocupando el inter¨¦s de cient¨ªficos y fil¨®sofos: ?Qu¨¦ significa ser humano?
Los tres androides forman parte de la serie Androids que Wanda Tuerlinckx ha ido fotografiando en compa?¨ªa de Erwin R. Boer, un cient¨ªfico versado en el estudio de la interacci¨®n entre las m¨¢quinas y los humanos. Haciendo uso de una c¨¢mara oscura port¨¢til, uno de los primeros dispositivos fotogr¨¢ficos del mundo, la artista belga documenta una de las tecnolog¨ªas m¨¢s vanguardistas del momento. Mediante un h¨¢bil uso de la luz, la autora matiza y suaviza las imperfecciones, humanizando la dura expresi¨®n de sus sujetos. Pero lo que es cierto es que los androides fascinan tanto como inquietan. Hablan, pesta?ean y se mueven como personas, y al ritmo que va su desarrollo incluso podr¨ªan llegar a pensar tambi¨¦n como humanos. Su integraci¨®n en la sociedad requerir¨¢ el desarrollo de una inteligencia emocional, sin embargo, cuanto m¨¢s se acercan las r¨¦plicas a la apariencia y el comportamiento del ser humano m¨¢s rechazo producen. A trav¨¦s de sus inquietantes retratos, Tuerlinckx alude a las implicaciones ¨¦ticas y sociales que trae consigo la relaci¨®n entre el hombre y la m¨¢quina. A la necesidad de desarrollar herramientas intelectuales humanas con el fin de dominar a la tecnolog¨ªa antes de que la imparable revoluci¨®n de los robots nos domine a nosotros.
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