El arte, la ¨²ltima arma de Mosc¨² en su pulso contra Occidente
Los v¨ªnculos entre los museos rusos y occidentales se rompen. Con ello se pierde un privilegiado canal diplom¨¢tico, pol¨ªtico y cultural entre ambos bloques.
La frase es un escalofr¨ªo. Un hielo recorriendo la columna vertebral: ¡°Nadie interferir¨¢ en nuestra ofensiva art¨ªstica¡±. Las declaraciones de Mija¨ªl Piotrovski, director del Museo Ermitage de San Petersburgo, al peri¨®dico oficial Rossiyskaya Gazeta, contaminan el arte a trav¨¦s de un lenguaje de guerra. Una sem¨¢ntica sovi¨¦tica que regresa 100 a?os despu¨¦s de la guerra civil (1917-1926). Piotrovski da la misma importancia a las exportaciones de obras rusas que a la ¡°operaci¨®n especial¡± (abraza el eufemismo) en Ucrania. Ni siquiera durante la Guerra Fr¨ªa el di¨¢logo art¨ªstico se fractur¨®. E...
La frase es un escalofr¨ªo. Un hielo recorriendo la columna vertebral: ¡°Nadie interferir¨¢ en nuestra ofensiva art¨ªstica¡±. Las declaraciones de Mija¨ªl Piotrovski, director del Museo Ermitage de San Petersburgo, al peri¨®dico oficial Rossiyskaya Gazeta, contaminan el arte a trav¨¦s de un lenguaje de guerra. Una sem¨¢ntica sovi¨¦tica que regresa 100 a?os despu¨¦s de la guerra civil (1917-1926). Piotrovski da la misma importancia a las exportaciones de obras rusas que a la ¡°operaci¨®n especial¡± (abraza el eufemismo) en Ucrania. Ni siquiera durante la Guerra Fr¨ªa el di¨¢logo art¨ªstico se fractur¨®. Era un canal de comunicaci¨®n. Un recurso para acallar un posible enfrentamiento nuclear.
Las oleadas de la detonaci¨®n de la entrevista han sido tremendas. El Ermitage manten¨ªa excelentes relaciones con Occidente. ¡°Las palabras de su director fueron sorprendentes y un disgusto inmenso¡±, comenta, sin querer ser citado, el responsable de una de las grandes pinacotecas del mundo.
En 1998, los presidentes Clinton y Yeltsin firmaron un acuerdo para ¡°promover el mejor entendimiento de las dos culturas¡±. P¨¢ginas hoy borradas. Sin embargo, Piotrovski defiende que, desde que comenz¨® la ¡°operaci¨®n especial¡±, los museos rusos han exhibido su legado por doquier. Italia, Londres, Espa?a (la apertura de una filial del Ermitage en Barcelona ha sido denegada) o Francia. En Par¨ªs organizaron la muestra de la colecci¨®n Morozov (Picasso, Monet, Pissarro, Renoir, C¨¦zanne, Gauguin, Van Gogh) en la Fundaci¨®n Louis Vuitton. Una conquista. ¡°Significa ver la bandera rusa ondeando sobre el Bois de Boulogne¡±, apunta Piotrovski. Tras la invasi¨®n de Ucrania, la presencia de una obra propiedad de un oligarca ruso caus¨® controversia.
Estas son sus ecuaciones: arte = poder; arte = influencia; arte = civilizaci¨®n. Aunque vivan aislados. Aleksandr Shkolnik, director del museo de la Segunda Guerra Mundial de Mosc¨², est¨¢ en la lista de personas sancionadas. ¡°Un orgullo¡±, bravucone¨® en la agencia oficial RIA Novosti. ¡°Llegar¨¢ la hora en que los neonazis ucranios ser¨¢n condenados, como sucedi¨® tras 1945¡å, amenaz¨®. Combaten el aislamiento con el olvido. Por eso han extendido un a?o el pr¨¦stamo de muchas obras. ¡°Despu¨¦s del choque se recuperar¨¢ el acuerdo cultural. Es lo primero en arreglarse tras un conflicto b¨¦lico. De hecho, fue lo que acab¨® con la Guerra Fr¨ªa¡±, pronostica Mira Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano para Rusia.
Los museos rusos solo podr¨¢n prestar a naciones amigas. Aunque China, por ejemplo, tiene un desinter¨¦s absoluto por sus rembrandts. Quiere arte contempor¨¢neo. ¡°En Occidente las colaboraciones resultan impensables, estar¨¢n prohibidas por la OTAN y no cambiar¨ªan las emociones negativas que Rusia genera en la opini¨®n p¨²blica¡±, resume, bajo el anonimato, el director de una de las mejores pinacotecas de Europa. Y el Museo Getty de Los ?ngeles borra a Putin: ¡°Con ese pa¨ªs, no tenemos ning¨²n compromiso, ni pr¨¦stamos, ni becas, ni compras, ni subvenciones; nada¡±.
El Kremlin solo posee el gas y el arte para mantener cierta presencia en Occidente. Incluso su historia hiere en Europa. M¨¢s de un mill¨®n de piezas fueron destruidas por los nazis al invadir la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. En represalia, saque¨® los museos de Berl¨ªn, Dresde, Wiesbaden y Linz. Los tesoros se almacenaron en el Museo Pushkin (Mosc¨²) y en el Ermitage. Pese a que el pillaje ocurri¨® en ambos lados, Alemania devolvi¨® el bot¨ªn. Pero la Duma declar¨® que las obras expoliadas por el Ej¨¦rcito Rojo eran parte de su patrimonio nacional.
Rota la comunicaci¨®n. La cultura ser¨¢ in¨²til para evitar un horror a¨²n mayor.