Una injusticia
Es un tormento haber nacido. Imaginen, por ejemplo, vivir el nazismo en todo su rigor | Columna de Rosa Montero
Hoy les voy a contar la historia de una injusticia. Hay millones en el mundo, lo s¨¦, y muchas son mucho m¨¢s graves, pero yo me he enterado precisamente de ¨¦sta, y adem¨¢s nos incumbe como espa?oles. Adnan Kadhim es un iraqu¨ª de 66 a?os que es catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Hisp¨¢nica. Tras doctorarse cum laude en la Universidad Aut¨®noma de Madrid en 1992, regres¨® a Bagdad, en donde su falta de sinton¨ªa con el r¨¦gimen de Sadam Husein se tradujo en la prohibici¨®n de salir de su pa¨ªs durante seis a?os.
Al final consigui¨® un permiso en 1998 y se fue a vivir a Jordania. All¨ª ha sido miembro fundador de la Universidad Al al-Bayt. Dirigi¨® el departamento de lenguas modernas y cre¨® en 2012 el departamento de espa?ol de la universidad. Fue profesor e int¨¦rprete oficial del Instituto Cervantes de Am¨¢n, ha participado en innumerables conferencias internacionales, ha traducido libros del espa?ol al ¨¢rabe y publicado numerosos trabajos de investigaci¨®n sobre nuestra cultura y nuestra lengua. Se convirti¨®, en fin, en un hispanista extraordinario, uno de los m¨¢s importantes dentro del mundo ¨¢rabe. Tan es as¨ª que, en junio de 2017, le concedieron la Encomienda de la Orden al M¨¦rito Civil. Ah¨ª tiene amorosamente guardado el documento, con su orla pomposa e intrincada y las firmas de Felipe VI, rey de Espa?a, y del ministro de Exteriores Alfonso Dastis. Una cartulina la mar de aparente (me mand¨® una foto) que por lo que se ve no sirve de nada.
Hay zonas geogr¨¢ficas y ¨¦pocas en las que es un tormento haber nacido. Imaginen, por ejemplo, ser berlin¨¦s en torno a la II Guerra Mundial; vivir el nazismo en todo su rigor, la guerra, las hambrunas, los bombardeos que aplanaron la ciudad, la derrota, el terror y la represi¨®n, la divisi¨®n de Berl¨ªn por el infame Muro, la reconstrucci¨®n forzada¡ No parece un tiempo f¨¢cil de transitar. Tampoco lo es el que le ha tocado a Adnan Kadhim, que a la ca¨ªda de Sadam Husein en 2003 vio con estupor c¨®mo su nombre era incluido en la lista de simpatizantes del dictador. Estas cosas suceden en los momentos convulsos, cuando se desata el caos burocr¨¢tico y pol¨ªtico; puede que un hecho tan banal como haber trabajado de traductor para el Ministerio de Asuntos Exteriores iraqu¨ª en los a?os ochenta marcara su destino. El caso es que no puede regresar a su tierra. Adnan Kadhim se ha convertido en un exiliado.
Y es un exilio dur¨ªsimo, porque Jordania, colapsada y desbordada por el maremoto de refugiados que ha recibido (una hospitalidad de la que Europa carece), tiene unas leyes de inmigraci¨®n muy restrictivas. Por eso, y pese a que Kadhim es residente legal desde 1998, no puede aspirar a la nacionalidad y ni siquiera a un permiso de residencia permanente, sino que tiene que renovarlo cada a?o y est¨¢ ligado a su contrato de trabajo. O sea que, si se jubila o se queda sin empleo, lo pierde todo. Por a?adidura, y pese a ser miembro fundador de la universidad en la que ha trabajado desde 1998, nunca tuvo derecho a ser profesor fijo ni a contar con a?os sab¨¢ticos para poder investigar, y cualquier profesor jordano que aspirara a su plaza se la pod¨ªa quitar, independientemente de su experiencia o m¨¦ritos. Por ¨²ltimo, sus hijos (un chico de 25 a?os y dos gemelas de 18), aunque nacidos en Jordania, tampoco pueden obtener la nacionalidad ni la residencia permanente. Toda la familia vive en un limbo legal, en una nada paralela desde hace casi 25 a?os. Es una pelea agotadora con la vida que empeor¨® dr¨¢sticamente en agosto de 2019, fecha en la que Kadhim perdi¨® su puesto en la universidad. Desde entonces est¨¢ en paro y en una situaci¨®n personal cada d¨ªa m¨¢s catastr¨®fica.
En su desesperaci¨®n, Adnan recurri¨® al pa¨ªs por cuya lengua y cultura ha estado luchando toda su vida, y hace cuatro a?os pidi¨® la nacionalidad espa?ola o un permiso de residencia permanente. Rellen¨® todos los papeles y por ah¨ª deben de estar, en alg¨²n caj¨®n polvoriento y bien cerrado del Ministerio de Justicia. Silencio total. En febrero de 2022 le escribi¨® una carta al Rey, a ese Felipe VI que le hab¨ªa otorgado la Encomienda, resumiendo su situaci¨®n y solicitando de nuevo la nacionalidad o la residencia. La Casa Real contest¨® que hab¨ªan pasado la carta al Ministerio de Justicia. Y ah¨ª se volvi¨® a comer el documento el mudo y perezoso drag¨®n burocr¨¢tico. A m¨ª, la verdad, me da verg¨¹enza.
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