?Refer¨¦ndum? ?Qu¨¦ refer¨¦ndum?
Un refer¨¦ndum de secesi¨®n no se convoca para saber qu¨¦ opina la ciudadan¨ªa de la separaci¨®n, sino para conseguir la separaci¨®n | Columna de Javier Cercas
Pues s¨ª: cuando arranc¨® el proc¨¦s, yo tambi¨¦n cre¨ªa que la soluci¨®n al problema catal¨¢n era un refer¨¦ndum de secesi¨®n ¡ªno de autodeterminaci¨®n: los catalanes nos autodeterminamos desde 1978¡ª, que es lo que en rigor reclaman los secesionistas; tambi¨¦n lo que la ONU, con muy buenas razones, s¨®lo admite en casos de colonialismo, guerra o violaci¨®n masiva de los derechos humanos (por eso ninguna Constituci¨®n democr¨¢tica prev¨¦ esa clase de refer¨¦ndum). Lo cre¨ªa, supongo, por la misma raz¨®n que, de creer a nuestros sentidos, resulta evidente que la Tierra es plana. Pero todos hemos aprendido mucho en estos a?os ¡ªtal vez demasiado¡ª, y una de las cosas que yo he aprendido es que la Tierra no es plana, sino redonda.
Y eso que los polit¨®logos nos lo hab¨ªan advertido (igual que los cient¨ªficos nos advierten que, contra toda evidencia visual, la Tierra es redonda): los refer¨¦ndums son muy ¨²tiles, pero no para estos asuntos. De entrada, porque parten por la mitad las sociedades, incluso las m¨¢s democr¨¢ticas, como la brit¨¢nica o la canadiense, y las sumen en crisis profundas. Por otro lado, en un refer¨¦ndum de secesi¨®n se sabe lo que significa votar una cosa, pero no la otra: en el del Brexit, los brit¨¢nicos sab¨ªan lo que implicaba permanecer en la UE, pero no salir de ella. De hecho, ni siquiera lo sab¨ªan los pol¨ªticos pro-Brexit, como se demostr¨® de inmediato, igual que nadie sabe lo que significar¨ªa una Catalu?a separada de Espa?a. Esta ignorancia ante una decisi¨®n trascendental es perfecta para provocar un diluvio de mentiras como el que padecieron los brit¨¢nicos antes de su refer¨¦ndum leg¨ªtimo de 2016 (y en gran parte explica su resultado), o el que sufrimos los catalanes antes del refer¨¦ndum fraudulento de 2017 (y explica su resultado tambi¨¦n). Pero hay m¨¢s.
Una de las mayores virtudes de la democracia consiste en que nuestras decisiones pol¨ªticas son reversibles: en unas elecciones podemos equivocarnos y llevar al Gobierno a un indeseable; no importa: en las siguientes, podemos rectificar y ponerlo de patitas en la calle. Pero en un refer¨¦ndum de este tipo la rectificaci¨®n es inviable: si la secesi¨®n triunfa, no hay vuelta atr¨¢s (como muestra incluso el Brexit, de casi imposible arreglo pese a que ni siquiera rompi¨® un Estado); pero, si la separaci¨®n fracasa, se pedir¨¢n tantas consultas como sean necesarias para que triunfe (seg¨²n muestra el caso de Escocia, y no el de Canad¨¢ porque los canadienses promulgaron la c¨¦lebre Ley de Claridad con el fin de que eso no ocurriera). Lo cual implica que, en estos refer¨¦ndums, hay una flagrante desigualdad de oportunidades entre las dos opciones en liza, y que, por tanto, son herramientas pol¨ªticas muy defectuosas: en realidad, un refer¨¦ndum de secesi¨®n no se convoca para saber si la ciudadan¨ªa est¨¢ en contra o a favor de la separaci¨®n; se convoca para conseguir la separaci¨®n: cuando ERC dice ¡°sin refer¨¦ndum, el conflicto no se acabar¨¢¡±, lo que quiere decir es ¡°sin separaci¨®n, el conflicto no se acabar¨¢¡±. Por lo dem¨¢s, ?c¨®mo es posible que a¨²n haya quien piense de buena fe que el refer¨¦ndum es una soluci¨®n para Catalu?a tras las experiencias de Crimea, el Domb¨¢s, Colombia o el Brexit, que ha sumido la democracia m¨¢s antigua del mundo en un desbarajuste sin precedentes? La idea de que un refer¨¦ndum de secesi¨®n soluciona el problema catal¨¢n es puro pensamiento m¨¢gico, como demuestran los ejemplos citados (por no recordar los de la difunta Yugoslavia): la realidad es que no soluciona ninguno de los viejos problemas y crea otros nuevos, a¨²n m¨¢s t¨®xicos que los anteriores. El peor negocio del mundo.
?Significa lo anterior que jam¨¢s deber¨ªa convocarse un refer¨¦ndum as¨ª en Catalu?a? No. Significa que s¨®lo deber¨ªa convocarse si no convocarlo fuera a¨²n peor que convocarlo, es decir, si las circunstancias ¡ªuna aplastante mayor¨ªa de votos separatistas en dos elecciones consecutivas, pongamos¡ª obligasen a convocarlo. Pero, mientras los votantes catalanes sigamos divididos, lo mejor es llegar a un acuerdo con la otra mitad y organizar un refer¨¦ndum sobre ¨¦l, de modo que no votemos una fantas¨ªa, sino una realidad. Ese acuerdo se llama Estatut.
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