Daniel Roseberry: ¡°Dise?amos fantas¨ªas, pero ahora mismo la realidad parece una fantas¨ªa¡±
El director creativo de Schiaparelli ha logrado que la centenaria casa vuelva a ser relevante. Para ¨¦l, este mundo incierto demanda dise?os extremos
Daniel Roseberry (Texas, 37 a?os) nunca empieza por los bocetos a la hora de idear una nueva colecci¨®n. El director creativo de Schiaparelli prefiere comenzar escribiendo qu¨¦ es lo que quiere transmitir con ella. ¡°Me ayuda a ordenarme. Es como una banda sonora que me acompa?a en el proceso¡±, explica el dise?ador. En su desfile de alta costura de este invierno, celebrado el pasado julio, a los invitados les esperaban unas notas en sus asientos en las que Roseberry reflexionaba sobre el amor por la belleza ¡°sin culpabilidad¡±, una idea audaz en un momento en que todas las colecciones parecen tener una justificaci¨®n o un argumento que las legitime. ¡°Es lo que necesit¨¢bamos en el equipo, convertir el proceso creativo en una forma de escapar de la realidad. Resulta ir¨®nico pensar que trabajamos con el surrealismo cuando nuestras vidas cada vez son m¨¢s surrealistas. Dise?amos fantas¨ªas, pero ahora mismo la realidad parece una fantas¨ªa¡±, opina recostado en uno de los sof¨¢s de los centenarios salones de la plaza Vend?me de Par¨ªs que una vez fueron la casa de Elsa Schiaparelli y hoy son las oficinas de la firma. Esta sensaci¨®n de cotidianidad inveros¨ªmil no fue lo que motiv¨® a la firma a inaugurar una gran retrospectiva el pasado oto?o en el Museo de Artes Decorativas, pero s¨ª lo que hizo que el trabajo del dise?ador se incluyera en la muestra. ¡°Ya estaba planteada antes de que yo aterrizara aqu¨ª, pero de repente mi trabajo, el di¨¢logo con el surrealismo de Elsa, parec¨ªa pertinente. El antes y el ahora no son tan distintos¡±, afirma, refiri¨¦ndose a esos a?os veinte y treinta del siglo pasado en los que, como ahora, la incertidumbre fue catalizador de creaci¨®n.
Roseberry lleg¨® a la maison hace poco m¨¢s de tres a?os. Despu¨¦s de trabajar en Nueva York como la mano derecha de Thom Browne, Diego Della Valle (due?o del grupo Tod¡¯s, que posee la firma desde 2012) apost¨® por ¨¦l tras el devenir de varios directores creativos en la ense?a. Un creador tejano aterrizaba en la quintaesencia de la costura parisiense para retomar el legado de la dise?adora que fusion¨® el surrealismo con la moda. ¡°El hecho de que llegara la pandemia a los pocos meses de estar aqu¨ª me ayud¨® en parte a escucharme a m¨ª mismo, a estar en silencio. Ahora que todo ha pasado, intento mantener ese silencio, hacer caso a mi intuici¨®n sin influencias externas¡±, explica.
En este tiempo, el dise?ador ha conseguido algo casi imposible, ser relevante sin desfiles de por medio, solo con un pu?ado de buenas ideas que se han hecho virales en redes sociales y que despu¨¦s han lucido celebridades como la rapera Cardi B o la cantante y actriz Lady Gaga. Parad¨®jicamente, lleg¨® en el momento adecuado, cuando las circunstancias mundiales hicieron que el escapismo se convirtiera en un elemento cotidiano. ¡°Supongo que cuando tienes presupuestos y equipos reducidos eres m¨¢s libre, porque no hay decenas de personas tomando decisiones por ti¡±, reconoce. De hecho, Schiaparelli es una de las pocas, si no la ¨²nica, firmas conocidas que parecen priorizar la creatividad por encima de la venta, una especie de excepci¨®n en el sector que, con un equipo y un presupuesto limitados, recupera, casi sin adulterar, los tiempos en los que el despliegue art¨ªstico en la moda estaban muy por encima de la mercadotecnia.
¡°Cuando llegu¨¦ y vi los archivos no era para nada un experto en Elsa, la fui descubriendo poco a poco. Obviamente, ah¨ª est¨¢n sus colaboraciones con los artistas de las vanguardias y sus objetos surrealistas, pero en este tiempo me han llamado la atenci¨®n dos cosas. La primera es su modo de construir las prendas, con patrones absolutamente libres y revolucionarios¡±, cuenta, aludiendo a una ¨¦poca, la de entreguerras, en la que no era com¨²n ver trajes de chaqueta y vestidos fluidos, es decir, funcionales. ¡°La segunda es que le daba igual el branding. En aquella ¨¦poca, Chanel pon¨ªa sus se?as de identidad en todo lo que hac¨ªa, pero el logo de Elsa cambi¨® millones de veces. Eso me parece un gesto radical, porque, cuando tienes ¨¦xito, el sistema hace que te conviertas en una especie de m¨¢quina de producci¨®n. Mantener la espontaneidad en la moda es un milagro¡±.
Sin embargo, el d¨ªa que se produce esta conversaci¨®n, Roseberry est¨¢ ultimando la presentaci¨®n de su nueva colecci¨®n de pr¨ºt-¨¤-porter, que mostrar¨¢ a prensa y celebridades en estos mismos salones, con Kylie Jenner y Marisa Berenson, nieta de Elsa Schiaparelli, como invitadas de honor. Desde su llegada, esta casa centenaria, dedicada enteramente a la alta costura y, como ¨¦l dice, a la creaci¨®n casi radical de prendas art¨ªsticas hechas a mano, el dise?ador comenz¨® a realizar colecciones industriales m¨¢s ¡°realistas¡± por exigencias del mercado. ¡°Es una aproximaci¨®n muy diferente a la de la costura¡±, cuenta, ¡°por eso lo primero que tienes que preguntarte cuando dise?as pr¨ºt-¨¤-porter es por qu¨¦ el mundo necesita otra colecci¨®n. Claro que no necesita otra, ya hay m¨¢s que suficiente ropa ah¨ª fuera. Por eso el compromiso es que, aunque sea pr¨ºt-¨¤-porter, debe seguir siendo extraordinario¡±. Y por extraordinario se refiere a denim con brocados dorados hechos a mano, trajes de chaqueta terminados en voluminosos drapeados o vestidos con el torso femenino estampado en trampantojo. En definitiva, el onirismo de la alta costura pensado para ser llevado, y vendido, casi a la misma clientela, de forma exclusiva en peque?as ediciones en templos como los grandes almacenes Harrods o Bergdorf Goodman. ¡°Las siluetas son c¨®modas y reconocibles: camisas, pantalones, chaquetas¡ Aqu¨ª hay m¨¢s restricciones que en la costura porque todo est¨¢ pensado para llevarlo¡±, explica, ¡°pero esto no es para todo el mundo. Esto es para ese tipo de persona que no quiere llevar lujo de masas. De hecho, muchos clientes vienen aqu¨ª buscando la alta costura y descubren que pueden llevar pr¨ºt-¨¤-porter. Me gusta pensar que estas prendas generan conversaciones¡±.
La forma m¨¢s rentable que tiene ahora Schiaparelli para dar pie a esas conversaciones son sus bolsos, el modelo Face, con ojos y nariz dorados, y el Secret, con un escudo de armas que Elsa utiliz¨® en 1931. Dos formas m¨¢s ¡°realistas¡± de vestir con audacia. ¡°Tengo una amiga que cada vez que lleva el bolso Face a un restaurante, lo coloca encima de la mesa para que la gente que pasa por all¨ª le pregunte d¨®nde lo ha comprado. Es esa idea de generar sentimientos primarios, como cuando ¨¦ramos ni?os y nos fascinaba encontrar las joyas de nuestras madres. Mi misi¨®n aqu¨ª es que en cada colecci¨®n haya algo que despierte esa sensaci¨®n. No basta con que me digan que es buena o que es mejor que la anterior. Necesito despertar esa sensaci¨®n¡±.
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