Sorpr¨¦ndete de nuevo (tu salud mental te lo agradecer¨¢)
Experimentar admiraci¨®n profunda por algo o alguien es un b¨¢lsamo para el sistema nervioso, mejora la salud mental y es una fuente de inspiraci¨®n
En un mundo saturado de informaci¨®n con la que nos bombardean a cada instante, nuestra capacidad de sorpresa va menguando. Cuando la atenci¨®n est¨¢ repartida en demasiados focos, es dif¨ªcil sentirnos desbordados ante una experiencia o percepci¨®n.
La escritora sudafricana Nadine Gordimer, premio Nobel de Literatura, dec¨ªa que ¡°la gente pierde la capacidad de sorprenderse porque diariamente presencia desastres que suceden en todos lados¡±. Es decir, la sobreestimulaci¨®n, en especial cuando es negativa, nos desensibiliza.
Si subimos un pelda?o m¨¢s, de la sorpresa llegaremos al asombro, que la RAE define como aquello que nos causa gran admiraci¨®n o extra?eza.
Los ni?os descubren el mundo en un estado de constante asombro que vamos perdiendo con la edad, a no ser que cultivemos esta capacidad que, seg¨²n el psic¨®logo Dacher Keltner, es muy beneficiosa para la salud mental.
Este profesor de la Universidad de California explica en su libro Awe: The Transformative Power of Everyday Wonder (asombro: el poder transformador de las maravillas cotidianas) que es una experiencia que ayuda a eliminar los pensamientos negativos o de autocr¨ªtica, a la vez que nos reconecta con el misterio de la vida. Adem¨¢s, desde un punto de vista fisiol¨®gico, estimula el cl¨²ster de neuronas que reducen el ritmo cardiaco, aligeran la digesti¨®n y hacen la respiraci¨®n m¨¢s profunda.
Cada vez que exclamamos ¡°?guau!¡± recibimos un trago de este c¨®ctel beneficioso. Hay momentos de asombro comunes en los seres humanos: asistir al nacimiento de un ni?o o presenciar sus primeros pasos, la contemplaci¨®n de un amanecer o un cielo nocturno especialmente bello, o bien apreciar una obra de arte que supera nuestras expectativas. Seg¨²n Keltner, ¡°es la sensaci¨®n de estar en la presencia de algo grande que trasciende tu comprensi¨®n del mundo¡±.
Quien escribe estas l¨ªneas tuvo un momento de asombro al estar delante del Taj Mahal. Hab¨ªa visto cientos de veces la imagen de este mausoleo al norte de la India, as¨ª que no esperaba sentir nada especial al visitarlo. Sin embargo, al contemplarlo de cerca me qued¨¦ sin aliento por sus dimensiones ¡ªmucho mayores de lo que me esperaba¡ª y por la majestuosa belleza de los detalles. Durante un buen rato, mis sentidos no pudieron hacer otra cosa que admirar el monumento. Lo mismo sucede cuando nos encontramos por vez primera, piel con piel, con la persona amada. El juicio racional queda anulado y fluimos totalmente con la experiencia.
El asombro abre nuestra mente y nos permite sentir emociones intensas que nos sacan de la apat¨ªa. Inspiraci¨®n de artistas y m¨ªsticos, nos hace repensar lo que cre¨ªamos saber. Al mismo tiempo, calma el sistema nervioso y suprime las preocupaciones. Justamente porque la experiencia toma el control de nuestro sentir, no dejando entrar nada m¨¢s, desde un punto de vista neurofisiol¨®gico se asemeja a la meditaci¨®n profunda.
En las investigaciones que llev¨® a cabo para escribir su libro, Keltner examin¨® diarios elaborados por ciudadanos estadounidenses y chinos, y calcul¨® que por t¨¦rmino medio nos asombramos de dos a tres veces por semana. Sin embargo, es posible que las personas estudiadas estuvieran m¨¢s atentas que el resto por el simple hecho de llevar un diario con sus experiencias. Cuando vivimos en piloto autom¨¢tico, podemos permanecer largo tiempo inmunes a este b¨¢lsamo para la mente.
?C¨®mo es posible cultivar el asombro en nuestra vida cotidiana? Seg¨²n el autor del estudio, disponemos al menos de tres maneras:
Prestar atenci¨®n. Tenemos mil motivos para el asombro, pero para que este pueda embargarnos debemos estar atentos. Mientras tengamos la cabeza en otra parte, proyect¨¢ndonos al pasado o al futuro, no podremos experimentarlo. La pr¨¢ctica del mindfulness, la atenci¨®n plena, en lugar de distraernos con cualquier cosa, ayudar¨¢ en ello.
Apreciar la bondad ajena. Tanto si se trata de personas que conocemos como a trav¨¦s de biograf¨ªas o documentales, los actos de generosidad y compasi¨®n de los dem¨¢s tienen la capacidad de conmovernos. Acostumbrados al sesgo negativo de las noticias, esta clase de inspiraciones nos vuelven m¨¢s humanos.
Elegir nuevos caminos. La monoton¨ªa asesina el asombro. Por eso, implicarnos en nuevas experiencias es otra forma de rescatar esta capacidad. Tomar una ruta distinta a la habitual, comer en un restaurante al que normalmente no vamos, escuchar m¨²sica nueva o leer a un autor desconocido son maneras de facilitar el asombro.
Francesc Miralles es escritor y periodista experto en psicolog¨ªa.
Cinco minutos al d¨ªa
— Según el doctor en Psicología Wayne Dyer, que en 1976 publicó el best seller Tus zonas erróneas, basta con dedicar cinco minutos al día al asombro. En sus palabras: “Sal y dirige tu atención a los numerosos milagros que hay a tu alrededor. Un régimen de cinco minutos diarios de apreciación y gratitud te ayudará a enfocar tu vida al asombro”.
— Para ello es indispensable, durante esa pausa diaria, aparcar los problemas y preocupaciones. Toda nuestra atención debe estar puesta en lo que estamos contemplando. Si tomamos conciencia de que nuestra vida es efímera, y que cualquier día podría ser el último, daremos más valor a lo que se ofrece ante nuestros sentidos. Esto nos procura un sentimiento que Dyer denominaba “humildad radical”, cuando dejamos de apoyarnos en nuestras capacidades y méritos, renunciando a analizar e intelectualizar, para simplemente abrir compuertas a un estado de asombro.
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