Prehistoria en el siglo XXI
Sabemos lo que significa esa acumulaci¨®n de piedras: que hay un muerto debajo. Lo hemos visto en las pel¨ªculas de gente que muere en el desierto. La gente entierra a los suyos en medio de la nada y se?ala el lugar de este modo. El t¨²mulo impide que las alima?as desentierren el cuerpo. Adem¨¢s, si alguien pasa por all¨ª, quiz¨¢ se detenga unos minutos en actitud de respeto. No sabemos lo que pensamos delante de una tumba, lo m¨¢s frecuente es que no pensemos nada, pero basta pararse frente a ella como expresi¨®n de solidaridad con la especie. Hoy por ti, ma?ana por m¨ª. Es lo que hacemos tambi¨¦n algunos lectores cuando vemos una foto semejante en el peri¨®dico. Incluso antes de leer el titular o de hincarle el diente a la noticia, ya sabemos que debajo de esas piedras no hay nadie de inter¨¦s para las autoridades del pa¨ªs en el que se ha dado tierra al extinto, pero se trata de un cad¨¢ver hist¨®rico porque la historia la hacen los difuntos de a pie.
Mohamed Tohow, que es el joven que reposa ah¨ª debajo, viajaba (lo de ¡°viajar¡± es un decir) a bordo de una peque?a lancha neum¨¢tica, junto a otras 40 o 45 personas que, procedentes de Turqu¨ªa, trataban de alcanzar las costas de la isla griega de Lesbos. Cuando el bote estaba cerca de la orilla, se tir¨® al agua para no ser atrapado por la polic¨ªa y se ahog¨®. Se tir¨® al agua y se ahog¨®, en dos frases se resume una vida. El mar lo devolvi¨® a tierra, perfectamente muerto ya, y unas manos solidarias cavaron la fosa, la cubrieron y colocaron un palo para se?alarla. Casi una tumba prehist¨®rica en pleno siglo XXI.
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