Trabajo forzado uigur para llevar el pescado a la mesa de Occidente
Una investigaci¨®n de la ONG The Outlaw Ocean Project vincula un sistema de explotaci¨®n laboral que comienza en la regi¨®n china de Xinjiang con los productos que se pueden encontrar en supermercados de Europa y Estados Unidos
En una ma?ana nublada del pasado mes de abril, m¨¢s de 80 hombres y mujeres vestidos con la misma chaqueta cortavientos roja, formaban filas ordenadas frente a la estaci¨®n de tren de Kashgar, una ciudad de la provincia china de Xinjiang. Eran uigures, una de las minor¨ªas ¨¦tnicas m¨¢s numerosas de China, y permanec¨ªan de pie, con las maletas junto a ellos y expresiones adustas en los rostros, asistiendo a una ceremonia de despedida organizada en su honor por el Gobierno local. Un v¨ªdeo del acto publicado en Douyin, la versi¨®n china de TikTok, muestra a una mujer con el traje vestido tradicional r...
En una ma?ana nublada del pasado mes de abril, m¨¢s de 80 hombres y mujeres vestidos con la misma chaqueta cortavientos roja, formaban filas ordenadas frente a la estaci¨®n de tren de Kashgar, una ciudad de la provincia china de Xinjiang. Eran uigures, una de las minor¨ªas ¨¦tnicas m¨¢s numerosas de China, y permanec¨ªan de pie, con las maletas junto a ellos y expresiones adustas en los rostros, asistiendo a una ceremonia de despedida organizada en su honor por el Gobierno local. Un v¨ªdeo del acto publicado en Douyin, la versi¨®n china de TikTok, muestra a una mujer con el traje vestido tradicional rojo y amarillo y el t¨ªpico sombrero doppa uigur haciendo piruetas en un escenario. En una pancarta se puede leer: ¡°Fomentar el empleo masivo y construir la armon¨ªa social¡±. Al final del v¨ªdeo, un dron muestra los trenes que esperan para llev¨¢rselos. El acto formaba parte de un vasto programa de traslado de mano de obra dirigido por el Estado chino, que env¨ªa a la fuerza a los uigures a trabajar en industrias de todo el pa¨ªs, incluidas las f¨¢bricas de procesado de marisco y pescado. ¡°Es una estrategia de control y asimilaci¨®n¡±, explica Adrian Zenz, antrop¨®logo que estudia el internamiento en Xinjiang. ¡°Y est¨¢ dise?ada para eliminar la cultura uigur¡±.
El programa laboral forma parte de una agenda m¨¢s amplia pensada para subyugar a un pueblo hist¨®ricamente inquieto. China est¨¢ dominada por la etnia han, pero m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de Xinjiang, una regi¨®n del noroeste del pa¨ªs sin salida al mar, est¨¢ constituida por minor¨ªas (la mayor¨ªa uigures, pero tambi¨¦n algunos kirguises, tayikos, kazajos, hui o mongoles). Los insurgentes uigures se rebelaron durante toda la d¨¦cada de 1990 y bombardearon comisar¨ªas en 2008 y 2014. En respuesta, China intensific¨® un amplio programa de persecuci¨®n, en virtud del cual las minor¨ªas predominantemente musulmanas de China pod¨ªan ser detenidas durante meses o a?os por actos como recitar un vers¨ªculo del Cor¨¢n en un funeral o dejarse crecer la barba. A principios de la d¨¦cada de 2000, China comenz¨® a crear una base de datos nacional de ADN; en 2017, el Gobierno recopilaba ya muestras de ADN, huellas dactilares, esc¨¢neres de iris y grupos sangu¨ªneos de todos los residentes de Xinjiang con edades comprendidas entre los 12 y los 65 a?os, y en los ¨²ltimos a?os ha combinado esta informaci¨®n con datos de vigilancia masiva obtenidos mediante rastreadores de Wi-Fi, CCTV y visitas en persona. El Gobierno ha recluido a millones de uigures en campos de ¡°reeducaci¨®n¡± y centros de detenci¨®n, donde han sido sometidos a torturas, palizas y esterilizaci¨®n forzosa, seg¨²n han puesto de manifiesto, seg¨²n han puesto de manifiesto distintas investigaciones internacionales y han denunciado organismos como la ONU. El Gobierno estadounidense ha descrito las acciones del pa¨ªs en Xinjiang como una forma de genocidio.
A principios de la d¨¦cada de 2000, China comenz¨® adem¨¢s a trasladar a uigures a trabajar fuera de la regi¨®n, como parte de una iniciativa que m¨¢s tarde se conocer¨ªa como Ayuda a Xinjiang. El entonces secretario del Partido Comunista en la regi¨®n se?al¨® que el programa fomentar¨ªa el ¡°pleno empleo¡± y la ¡°interacci¨®n, el intercambio y la mezcla ¨¦tnica¡±. Pero distintas publicaciones acad¨¦micas chinas lo han descrito como una forma de ¡°resolver¡± el ¡°problema consolidado¡± de la sociedad uigur, donde el Estado ve el ¡°gran n¨²mero de j¨®venes uigures desempleados¡± como una ¡°amenaza latente.¡± En 2019, investigadores de la Universidad de Nankai en China, a quienes se dio acceso privilegiado a la informaci¨®n sobre el programa, escribieron un informe, que se public¨® accidentalmente en Internet, en el que describ¨ªan las transferencias como ¡°un m¨¦todo importante para reformar, fusionar y asimilar¡± a la comunidad uigur. El programa proporciona mano de obra barata a las principales industrias chinas, una necesidad que se vio acentuada en el sector marisquero de Shandong tras el inicio de la pandemia de covid-19, cuando los cierres provocaron escasez de mano de obra. Julie Millsap, del Proyecto Uigur de Derechos Humanos (UHRP por sus siglas en ingl¨¦s), se?alaba que, a trav¨¦s del programa, el Estado puede ¡°orquestar y restringir todos los aspectos de la vida de los uigures¡±. (Los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores chino declinaron responder a las preguntas sobre el programa). Entre 2014 y 2019, seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales recogidas por la ONU, las autoridades chinas reubicaron anualmente a m¨¢s del 10% de la poblaci¨®n de Xinjiang ¡ªo dos millones y medio de personas¡ª mediante transferencias de mano de obra; cerca de 25.000 uigures al a?o fueron enviadas fuera de la regi¨®n. El impacto ha sido enorme: entre 2017 y 2019, seg¨²n la ONU, las tasas de natalidad en Xinjiang se redujeron casi a la mitad.
El a?o pasado, la Uni¨®n Europea propuso una legislaci¨®n que proh¨ªba los productos fabricados con mano de obra forzada, aunque no mencion¨® expresamente el caso uiguir. Sin embargo, un a?o antes, el Congreso estadounidense aprob¨® la Ley de Prevenci¨®n del Trabajo Forzoso Uigur, que estipula que debe presumirse que todos los bienes producidos ¡°total o parcialmente¡± en Xinjiang o por trabajadores de minor¨ªas ¨¦tnicas de la regi¨®n han implicado trabajo forzoso impuesto por el Estado y, por lo tanto, tienen prohibida la entrada en el pa¨ªs norteamericano. Desde el pasado mes de junio, el Servicio de Aduanas y Protecci¨®n de Fronteras de Estados Unidos ha retenido mercanc¨ªas relacionadas con Xinjiang por valor de m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares, entre ellas aparatos electr¨®nicos, prendas de vestir y productos farmac¨¦uticos. Sin embargo, el sector del marisco hab¨ªa pasado pr¨¢cticamente desapercibido hasta ahora. Estados Unidos importa aproximadamente el 80% del marisco que consume, y China le suministra m¨¢s que ning¨²n otro pa¨ªs. La mitad de los palitos de pescado que se sirven en las escuelas p¨²blicas estadounidenses han sido procesados en China, seg¨²n la organizaci¨®n de Productores de Aut¨¦ntico Abadejo de Alaska. En Europa, el caso de Espa?a merece menci¨®n aparte, ya que tiene la mayor industria de transformaci¨®n de pescado del continente y un elevado consumo y gasto per c¨¢pita en pescado y productos del mar. Sin embargo, como la acuicultura y la industria pesquera nacional no son suficientes para satisfacer esas necesidades, depende cada vez m¨¢s de las importaciones para compensar el d¨¦ficit. Y China se ha convertido en una de sus principales proveedores, con m¨¢s de 477 millones de euros importados del pa¨ªs asi¨¢tico en 2022, seg¨²n los datos del Departamento de Agricultura de EE UU.
Pero los numerosos traspasos que ha documentado esta investigaci¨®n entre barcos pesqueros, plantas de procesado y exportadores dificultan enormemente la trazabilidad del marisco. La provincia de Shandong, un importante centro de procesamiento de mariscos situado en la costa oriental de China, se encuentra a m¨¢s de 1.500 km de Xinjiang, lo que posiblemente haya ayudado a evadir el escrutinio. Pero el hecho es que, desde 2018, al menos 1.000 uigures han sido enviados a trabajar en f¨¢bricas de procesamiento de mariscos en Shandong, seg¨²n nuestros c¨¢lculos. ¡°Van de puerta a puerta¡±, asegura Zenz. ¡°Literalmente, los llevan desde los puntos de recogida en Xinjiang hasta la f¨¢brica¡±.
Por lo general, los periodistas extranjeros tienen prohibido informar libremente en Xinjiang. Los censores tambi¨¦n limpian Internet de contenidos cr¨ªticos y no oficiales sobre la mano de obra uigur. Junto a mi equipo de investigaci¨®n, hemos revisado cientos de p¨¢ginas de boletines internos de empresas, noticias locales, datos comerciales e im¨¢genes por sat¨¦lite. Visionamos miles de v¨ªdeos subidos a Internet, la mayor¨ªa en Douyin, que muestran a trabajadores uigures de Xinjiang; verificamos que muchos de los usuarios se hab¨ªan registrado inicialmente en Xinjiang, y encargamos a especialistas que analizaran los idiomas utilizados en los v¨ªdeos. Tambi¨¦n contratamos a investigadores para que visitaran algunas de las instalaciones. Estas fuentes nos permitieron hacernos una idea del sistema de trabajo forzado uigur que hay detr¨¢s del pescado que consume gran parte del mundo.
Los traslados suelen comenzar con una llamada a la puerta. Un ¡°equipo de trabajo de la aldea¡±, compuesto por funcionarios locales del partido, entra en una casa y realiza un ¡°trabajo de reflexi¨®n¡±, que consiste en instar a los uigures a unirse a los programas de traslado del Gobierno. Los funcionarios suelen tener cuotas de incorporaci¨®n, y a veces se unen a ellos representantes de empresas estatales, como el Grupo Xinjiang Zhongtai, un conglomerado presente en el ranking Fortune 500, que participa en la coordinaci¨®n de traslados laborales y en ocasiones se une en las vistas a las casas. Wang Hongxin, expresidente de Zhongtai, empresa que en los ¨²ltimos a?os ha facilitado ¡°empleo¡± a m¨¢s de 100.000 trabajadores del sur de Xinjiang, describ¨ªa los esfuerzos de contrataci¨®n de su empresa en estos t¨¦rminos: ¡°Los campesinos de Siyak tienen un fuerte deseo de salir de sus casas y encontrar trabajo¡±. (La empresa declin¨® hacer comentarios para este art¨ªculo).
La versi¨®n oficial da a entender que los trabajadores uigures se sienten agradecidos por las oportunidades de empleo y es probable que algunos lo est¨¦n. En una entrevista con los medios de comunicaci¨®n estatales, una trabajadora uigur se?alaba que ella y su marido ganaban ahora 22.000 d¨®lares al a?o en una f¨¢brica de marisco, y que la empresa les proporcionaba ¡°alojamiento y comida gratis¡±. Pero una directiva interna reservada del Mando de Mantenimiento de la Estabilidad de la prefectura de Kashgar, fechada en 2017, indicaba que las personas que se resisten a los traslados laborales pueden ser castigadas, incluso, con penas de prisi¨®n. Una mujer de Kashgar que rechaz¨® ser trasladada a una f¨¢brica porque ten¨ªa que cuidar de dos ni?os peque?os fue detenida. Otra mujer que se neg¨® a aceptar un traslado fue encerrada en una celda por ¡°no cooperar¡±, seg¨²n ha podido averiguar Zenz. Adem¨¢s, el Estado dispone de otros m¨¦todos de presi¨®n. Los ni?os y los mayores suelen ser enviados a centros estatales; las tierras familiares pueden ser confiscadas. Seg¨²n un informe de Amnist¨ªa Internacional de 2021 citado en un trabajo de la Universidad de Sheffield, una exdetenida en un campo de internamiento afirmaba: ¡°Aprend¨ª que si un [miembro] de la familia estaba en un campo, ten¨ªas que trabajar para que el padre o el marido pudieran salir r¨¢pidamente¡±.
Una vez que se recluta a las personas, se las acorrala. En febrero de 2022, por ejemplo, miles de uigures fueron llevados a una ¡°feria del trabajo¡± en un antiguo campo de internamiento del suroeste de Xinjiang. Varios v¨ªdeos de acontecimientos similares en otros puntos de la provincia muestra a la gente en filas ordenadas, firmando contratos bajo la vigilancia de personas que parecen ser funcionarios vestidos con uniformes del Ej¨¦rcito. Muchos traslados se realizan en tren o en avi¨®n. Im¨¢genes publicadas en distintos medios muestran a uigures con flores rojas prendidas en la chaqueta ¡ªs¨ªmbolo habitual de celebraci¨®n¡ª embarcando en vuelos de China Southern Airlines fletados por las autoridades de Xinjiang. (La aerol¨ªnea declin¨® hacer comentarios). A veces, los traslados est¨¢n motivados por demandas laborales. En marzo de 2020, el Grupo Chishan, una de las principales empresas de captura y procesamiento de marisco y pescado de China, public¨® un bolet¨ªn interno en el que describ¨ªa lo que denominaba la ¡°enorme presi¨®n sobre la producci¨®n¡± que hab¨ªa causado la pandemia. En octubre, funcionarios del Partido Comunista pertenecientes al destacamento antiterrorista de la oficina de seguridad p¨²blica y de la oficina de recursos humanos y seguridad social, que se encarga de los traslados, se reunieron en dos ocasiones con varios ejecutivos para hablar sobre el modo de encontrar mano de obra adicional para la empresa. Al cabo de unos meses, Chishan accedi¨® a acelerar los traslados a sus plantas. Wang Shanqiang, subdirector general del grupo, declaraba en un bolet¨ªn corporativo que ¡°la empresa espera que los trabajadores inmigrantes de Xinjiang lleguen pronto¡±. (El Grupo Chishan declin¨® hacer comentarios).
Un anuncio publicado en un foro chino en Internet y dirigido a los propietarios de f¨¢bricas promete que, cuando lleguen los trabajadores, el Estado los someter¨¢ a una ¡°gesti¨®n de estilo militar¡±. Algunos v¨ªdeos de grabados en las f¨¢bricas de productos del mar muestran que muchos viven en dormitorios, vigilados por personal de seguridad. Un trabajador de la provincia de Fujian declar¨® a Bitter Winter, una revista digital, que a menudo se realizaban registros en los dormitorios uigures; si se encontraba un Cor¨¢n, aseguraba, su propietario pod¨ªa ser enviado a un campo de reeducaci¨®n. En un bolet¨ªn de Chishan de diciembre de 2021, la empresa describ¨ªa a los trabajadores de otras provincias como un riesgo ¡°importante¡± para la seguridad; otro subrayaba la importancia de vigilarlos por la noche y durante las vacaciones para evitar ¡°peleas, disturbios por borracheras e incidentes masivos¡±.
La transici¨®n de la vida rural al trabajo en la f¨¢brica es brusca. A los nuevos trabajadores, se explica sin embargo en otro bolet¨ªn de Chishan, no se les exigen al principio cuotas de producci¨®n, para ayudarles a adaptarse. Aunque al cabo de un mes, los responsables de la f¨¢brica empiezan a controlar su producci¨®n diaria para aumentar su ¡°entusiasmo¡±. En una de las f¨¢bricas hay equipos especiales encargados de aquellos que ¡°no se adaptan a la vida¡±. A veces, los operarios uigures son emparejados a su llegada con otros m¨¢s veteranos a los que se les pide ¡°estar al tanto de las ideas de los nuevos trabajadores extranjeros.¡± Muchos obreros de Xinjiang son sometidos a ¡°educaci¨®n patri¨®tica¡±. Unas im¨¢genes publicadas por un organismo municipal muestran a empleados pertenecientes a minor¨ªas ¨¦tnicas procedentes de Xinjiang en la f¨¢brica de Yantai Sanko estudiando un discurso de Xi Jinping y leyendo ¡°la pol¨ªtica ¨¦tnica del partido¡±. (Yantai Sanko declin¨® hacer comentarios). En un esfuerzo por elevar la moral, algunas f¨¢bricas de gran tama?o ofrecen comedores separados y comida uigur a los desplazados. De vez en cuando, las f¨¢bricas celebran festejos que incluyen trajes tradicionales, bailes y m¨²sica. Im¨¢genes del interior de una de ellas muestran a uigures bailando en la cafeter¨ªa, rodeados de guardias de seguridad uniformados. ¡°Esta clase de celebraci¨®n se utiliza para suscitar el apoyo local a las pol¨ªticas gubernamentales y dar a entender que el Gobierno apoya la cultura uigur¡±, explica Rachel Harris, profesora de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres. ¡°Cuando en realidad, por supuesto, el trabajo en las f¨¢bricas es obligado, respaldado por la amenaza de los campos, y los uigures no tienen ning¨²n derecho a practicar su propia cultura¡±.
Algunos trabajadores de otras industrias que ha conseguido escapar de estos programas son a veces m¨¢s expl¨ªcitos sobre el trato recibido. Un hombre uigur liberado de un campo de reeducaci¨®n para ser trasladado a una f¨¢brica de ropa declaraba a Amnist¨ªa Internacional en 2021: ¡°No tuvimos elecci¨®n¡±. Una mujer de Xinjiang llamada Gulzira Auelhan fue obligada a trabajar en una f¨¢brica de guantes. La castigaban por llorar o por pasar demasiado tiempo en el ba?o coloc¨¢ndola en la ¡°silla tigre¡±, con los brazos y las piernas inmovilizados, en una especie de tortura. ¡°La primera vez pas¨¦ entre seis y ocho horas en la silla tigre porque no segu¨ªa las normas¡±, cuenta. ¡°La polic¨ªa aleg¨® que ten¨ªa problemas mentales y que no ten¨ªa la actitud adecuada¡±.
Pero los uigures que siguen en las f¨¢bricas son vigilados de cerca, as¨ª que una de las pocas formas de asomarse a sus vidas es a trav¨¦s de sus publicaciones en las redes sociales. Cuando llegan por primera vez a Shandong, muchos de ellos se hacen selfies junto al agua; Xinjiang es el lugar del planeta m¨¢s alejado del oc¨¦ano. Algunos publican canciones uigures con letras tristes. Por supuesto, podr¨ªa tratarse simplemente de m¨²sica sentimental, pero los investigadores sostienen que tambi¨¦n podr¨ªan servir para transmitir mensajes cr¨ªpticos sobre el sufrimiento y eludir a los censores chinos. Como conclu¨ªa un an¨¢lisis de 2015 sobre el uso de Internet en Xinjiang, ¡°el comentario social y la cr¨ªtica se disimulan mediante el uso de met¨¢foras, sarcasmo y referencias a dichos tradicionales uigures y aspectos culturales que solo reconocer¨ªa un iniciado o alguien muy familiarizado con la cultura y la comunidad uigures¡±.
Un hombre uigur de mediana edad, de camino a su trabajo en una f¨¢brica de marisco de Shandong, se grab¨® a s¨ª mismo sentado en la sala de embarque de un aeropuerto en marzo de 2022, y acompas¨® las im¨¢genes con la canci¨®n Ketarmenghu (Me marchar¨¦). Corta justo antes de una frase que dice: ¡°Ahora tenemos un enemigo, debes tener cuidado¡±. Otro trabajador uigur, que hab¨ªa hablado maravillas de los programas en entrevistas oficiales en las que aparec¨ªa un selfie suyo junto al mar, colg¨® la misma imagen en Douyin junto a una canci¨®n que dice: ¡°?Qu¨¦ necesidad hay de sufrir m¨¢s?¡±. Una joven colg¨® un selfie tomado en frente de una f¨¢brica de marisco de Shandong y a?adi¨® un fragmento de una canci¨®n pop uigur: ¡°Estamos acostumbrados a tanto sufrimiento. Ten paciencia, coraz¨®n m¨ªo. Estos d¨ªas pasar¨¢n¡±. Una presentaci¨®n fotogr¨¢fica muestra a unos trabajadores empaquetando marisco en cajas de cart¨®n mientras una voz en off afirma: ¡°La mayor alegr¨ªa de la vida es derrotar a un enemigo que es mucho m¨¢s fuerte que t¨², y que te ha oprimido, discriminado y humillado¡±.
En algunos v¨ªdeos, los trabajadores uigures expresan su infelicidad en t¨¦rminos algo menos velados. Uno de ellos public¨® un v¨ªdeo en el que aparec¨ªa destripando pescado en Yantai Longwin Food. ¡°?Crees que hay amor en Shandong?¡±, pregunta la voz en off. ¡°Hay que levantarse a las 05.30 todas las ma?anas, trabajar sin descanso y no parar de afilar cuchillos y destripar pescado¡±. (Yantai Longwin Food declin¨® hacer comentarios). Otro v¨ªdeo muestra una cadena de empaquetado de abadejo.
¨D?Cu¨¢nto te pagan al mes?¨D, pregunta un hombre.
¨DTresmil¨D, responde otro.
¨DEntonces, ?por qu¨¦ sigues sin estar contento?
¨DPorque no tengo elecci¨®n.
Resulta muy dif¨ªcil infiltrarse en las cadenas de suministro de marisco. Las ONG y los periodistas est¨¢n fuertemente controlados en China. Para detectar el trabajo forzoso, las empresas occidentales suelen confiar en compa?¨ªas que llevan a cabo ¡°auditor¨ªas sociales¡±, en las que los inspectores visitan una f¨¢brica para asegurarse de que cumple unos m¨ªnimos est¨¢ndares laborales. La preparaci¨®n de las auditor¨ªas suele exigir que las f¨¢bricas rellenen cuestionarios en los que deben revelar la presencia de trabajadores inmigrantes de otras provincias y los idiomas que se hablan en el lugar de trabajo, y que faciliten a los auditores listas de empleados, algunos de los cuales son seleccionados para ser entrevistados posteriormente. Pero las f¨¢bricas que intentan ocultar la presencia de trabajadores de Xinjiang a menudo se limitan a no incluirlos en los denominados ¡°cuestionarios de autoevaluaci¨®n¡±. Adem¨¢s, las auditor¨ªas suelen anunciarse con antelaci¨®n, lo que permite a los directivos ocultar a los trabajadores de las minor¨ªas durante las inspecciones. El principal problema, seg¨²n expertos como Scott Nova, director ejecutivo del Consorcio de Derechos de los Trabajadores, una organizaci¨®n de control de las normas laborales, es que los propios auditores y los reglamentos que siguen no est¨¢n preparados ni siquiera para detectar el trabajo forzoso impuesto por el Estado. Adem¨¢s, cuando se entrevista a los obreros, se suelen mostrar reacios a ser sinceros, por miedo a las represalias. Sarosh Kuruvilla, profesor de relaciones laborales en la Universidad de Cornell, analiz¨® m¨¢s de 40.000 auditor¨ªas y concluy¨® que casi la mitad no eran fiables. ¡°La herramienta est¨¢ totalmente averiada¡±, afirma. ¡°Es un ejercicio para cubrir el expediente por parte del auditor, pero tambi¨¦n es un ejercicio para cubrir el expediente por parte de la marca¡±.
Este a?o, contrat¨¦ a un detective privado en China para que visitara dos grandes f¨¢bricas de marisco en la provincia de Shandong, una llamada Shandong Haidu Ocean Product y la otra Rongcheng Haibo. En el interior de las instalaciones, decenas de trabajadores, con delantales y guantes azules hasta los codos, permanec¨ªan de pie, hombro con hombro, con la cabeza inclinada sobre unas largas mesas met¨¢licas, cortando calamares. Otros clasificaban el producto en cestas de pl¨¢stico azules bajo las brillantes luces fluorescentes. Al detective le dijeron que, por motivos de ¡°confidencialidad¡±, no pod¨ªa hablar con ninguno de los trabajadores ni entrar en la zona de procesamiento. La mayor¨ªa de ellos llevaban uniformes blancos que les cubr¨ªan todo el cuerpo, como la ropa desechable que llevan los cirujanos en el quir¨®fano; sus facciones estaban ocultas por mascarillas. Sin poder hablar con ellos, era imposible saber si alguno era uigur.
Estas insustanciales auditor¨ªas permiten sin embargo a las empresas afirmar que cumplen las normas corporativas. Lund¡¯s Fisheries, uno de los principales proveedores de calamares de Estados Unidos que trabaja con Haibo, exige a todos sus proveedores que realicen auditor¨ªas dise?adas por Sedex, el autor del reglamento para auditor¨ªas m¨¢s utilizado. ¡°Nuestros proveedores cumplen las normas de proveedores de nuestra empresa, que superan la normativa estadounidense sobre importaciones¡±, asegura Wayne Reichle, presidente de Lund¡¯s. En mayo de 2022, auditores sociales de SGS, una de las principales empresas de auditor¨ªa, inspeccionaron Haibo y no encontraron pruebas de trabajo forzoso en la planta. Pero cuando investigamos el asunto, descubrimos que m¨¢s de 170 personas de Xinjiang trabajaron en Haibo y Haidu, su f¨¢brica hermana, en 2021, y que media docena de trabajadores uigures hab¨ªan sido destinados con frecuencia a Douyin, en Haibo, a lo largo de 2022. El mismo d¨ªa de la visita de los auditores, una joven trabajadora uigur public¨® fotos suyas cerca de los dormitorios y muelles de carga de la planta. Cuando se le cuestion¨® sobre el asunto, un representante de SGS dijo que los auditores hab¨ªan hecho lo que les exig¨ªa la metodolog¨ªa de Sedex. (Un representante de la planta de Haibo afirma en un correo electr¨®nico: ¡°Somos una empresa dirigida conforme a la ley y la normativa¡±, y pide al equipo de periodistas que no difunda ¡°rumores falsos¡±. Los representantes de la planta de Haidu declinaron hacer comentarios).
Los fallos en las auditor¨ªas no son incidentes aislados. En el transcurso de nuestra investigaci¨®n, encontramos otros ejemplos de uigures que publicaron v¨ªdeos en f¨¢bricas de marisco pocos d¨ªas despu¨¦s de que esas instalaciones recibieran el visto bueno de las auditor¨ªas. La mitad de los exportadores chinos que identificamos como vinculados a la mano de obra uigur hab¨ªan superado las auditor¨ªas de las principales empresas mundiales de inspecci¨®n. Incluso muchas de las empresas certificadas como sostenibles est¨¢n implicadas. Descubrimos que todas las f¨¢bricas de marisco que utilizaban mano de obra forzada de Xinjiang estaban certificadas por el Marine Stewardship Council (Jo Miller, responsable de relaciones p¨²blicas del MSC, reconoci¨® que la organizaci¨®n depende de auditor¨ªas sociales que tienen ¡°importantes limitaciones¡±). Cuando insistimos a funcionarios de Sedex, nos dijeron que es ¡°dif¨ªcil y arriesgado para los propios auditores reconocer expl¨ªcitamente el trabajo forzoso impuesto por el Estado¡± que ¡°puede haber sido ocultado¡±. La organizaci¨®n asegura que actualizar¨ªa sus orientaciones al respecto. Los grupos de defensa de los derechos humanos y laborales han sostenido durante mucho tiempo que las auditor¨ªas son ineficaces. En 2019, Human Rights Watch inform¨® de que las auditor¨ªas sociales no estaban detectando el aumento de casos de abuso sexual en el sector de la confecci¨®n en Bangladesh, India y Pakist¨¢n. Aun as¨ª, su uso est¨¢ aumentando. SGS ahora comercializa tambi¨¦n un servicio para auditar buques pesqueros, que operan en alta mar, donde los controles resultan extremadamente dif¨ªciles. Johnny Hansen, de la Federaci¨®n Internacional de los Trabajadores del Transporte, plantea: ¡°Si las auditor¨ªas y certificaciones no han descubierto el trabajo forzoso en los lugares de procesamiento de marisco en tierra, ?c¨®mo es posible que se les d¨¦ mejor identificar el trabajo forzoso en el mar?¡±.
La consecuencia de estos fallos es que miles de toneladas de pescado y marisco procesado con trabajo forzoso siguen entrando en Estados Unidos y en Europa. Importadores relacionados con la mano de obra uigur abastecen a la mayor f¨¢brica de procesamiento de pescado del mundo, propiedad del gigante brit¨¢nico-estadounidense Nomad Foods, en Bremerhaven (Alemania). Esta empresa suministra marcas l¨ªderes de pescado congelado ¡ªFindus, Iglo y Birds Eye¡ª a supermercados de toda Europa, incluida Espa?a (Un portavoz de Nomad Foods asegura: ¡°Estamos comprometidos con la mejora continua de nuestras pol¨ªticas y medidas est¨¢ndar de diligencia debida¡±. A?ade que pondr¨¢n en marcha una investigaci¨®n). Desde 2018, m¨¢s de 47.000 toneladas de pescado y marisco ¡ªbacalao, abadejo, gambas, salm¨®n y cangrejo¡ª se han importado a Estados Unidos desde 10 empresas chinas que han utilizado a m¨¢s de 1.000 trabajadores uigures en ese periodo. Los mariscos de estas plantas fueron comprados por importantes importadores estadounidenses y canadienses, entre ellos High Liner Foods. (Un portavoz de High Liner Foods afirmaba que la planta con la que trabajaba se hab¨ªa sometido a una auditor¨ªa de terceros en septiembre de 2022). Esta importadora, a su vez suministra a algunos de los principales supermercados presentan en Estados Unidos. En los ¨²ltimos cinco a?os, el Gobierno estadounidense ha gastado m¨¢s de 200 millones de d¨®lares en comprar marisco a importadores vinculados a la mano de obra uigur, para su uso en escuelas p¨²blicas, bases militares y prisiones federales. (Un portavoz del Departamento de Agricultura se?ala que los organismos se abastecen de marisco procedente de Estados Unidos siempre que es posible).
Esta investigaci¨®n ha identificado importaciones de marisco vinculadas a la mano de obra de Xinjiang en m¨¢s de 20 pa¨ªses.
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Sobre el autor
Ian Urbina es el director de The Outlaw Ocean Project, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro de periodismo con sede en Washington D.C. que se dedica a investigar los cr¨ªmenes contra los derechos humanos, el medio ambiente y violaciones contra los derechos laborales en el mar. Antes de fundar The Outlaw Ocean Project, Urbina trabaj¨® durante casi 17 a?os como reportero de The New York Times. Ha recibido varios premios de periodismo, entre ellos un premio Pulitzer, dos premios George Polk y un Emmy.