Marianna Spring, especialista en ¡®fake news¡¯ de la BBC: ¡°Si conoces a alguien que cree en teor¨ªas conspirativas, no le abandones, intenta entender de d¨®nde viene¡±

Marianna Spring (Londres, 28 a?os) estaba convencida de que, tras las oledas de fango y desinformaci¨®n que inundaron la campa?a electoral estadounidense que acab¨® con Donald Trump en la Casa Blanca, ten¨ªa que haber algo mucho m¨¢s complejo que una monta?a de bots rusos haciendo maldades. As¨ª, como redactora apenas reci¨¦n llegada al programa Newsnight de la BBC, unos meses antes de las elecciones brit¨¢nicas de 2019, Springs se zambuy¨® en Facebook para explicar c¨®mo funcionaban algunos grupos que, muchos formados por gente en principio normal y corriente, comparten ese tipo de mensajes, ver qu¨¦ ten¨ªan de organizado y de aleatorio. Cuando entreg¨® el reportaje, sus jefes le pidieron que hiciera m¨¢s cosas de ese tipo. Y luego le volvieron a pedir m¨¢s. Y luego m¨¢s. Hasta que, hace tres a?os, se convirti¨® en la primera corresponsal de la BBC especializada en desinformaci¨®n y redes sociales. Tambi¨¦n forma parte de Verify, el equipo dedicado en la prestigiosa cadena p¨²blica brit¨¢nica a verificar las noticias de origen dudoso y explicar al p¨²blico c¨®mo lo han hecho. Acaba de publicar su primer libro, bajo el t¨ªtulo Among the Trolls: My Journey Through Conspiracyland (Entre troles: Mi viaje por el pa¨ªs de las conspiraciones, publicado por Atlantic Books).

?En qu¨¦ consiste su trabajo?

Se trata de ver c¨®mo se comporta la gente y c¨®mo funciona la sociedad, as¨ª que me centro en eso y en las consecuencias que [la desinformaci¨®n y las redes sociales] tienen en el mundo real. Hay mucha gente ah¨ª fuera que ha salido perjudicada de las redes sociales y que sienten que nadie les est¨¢ haciendo caso, que los responsables pol¨ªticos no les entienden, que la polic¨ªa no les ayuda. Y, como soy la ¨²nica reportera especializada en estos temas, muchos de ellos se ponen en contacto conmigo.

Se trata de una materia muy compleja, porque detr¨¢s de las fake news hay individuos problem¨¢ticos, amantes las conspiraciones, haters irredentos, pero tambi¨¦n hay toda una industria, muy rentable, que persigue todo tipo de intereses.

Es importante preguntarse cu¨¢les son los motivos de quienes difunden desinformaci¨®n. Y me gusta separarlos en dos categor¨ªas: los ¡°verdaderos creyentes¡± y los ¡°no creyentes¡±. Los primeros son los que realmente se tragan estas cosas y pueden hacer da?o, pero en realidad tambi¨¦n son, en cierto modo, v¨ªctimas. Debemos pedirles cuentas, pero tambi¨¦n tratar de entender por qu¨¦ lo hacen. Luego est¨¢n los que se benefician ganando dinero, obteniendo poder.

?Y estos segundos alimentan a los verdaderos creyentes y tambi¨¦n se alimentan de ellos?

Exacto. Y eso es lo que hace todo tan complicado. Ahora, por ejemplo, est¨¢n todos esos movimientos de teor¨ªa de la conspiraci¨®n, muy potentes en muchos pa¨ªses y a menudo conectados entre s¨ª. Son la parte m¨¢s extrema de este mundo y, aunque son una minor¨ªa, est¨¢n muy comprometidos. Y puede resultar muy f¨¢cil, para alguien que quiera causar problemas, explotarles y alentarles, porque son perfectamente capaces de sembrar divisi¨®n, enfrentamientos y hasta disturbios.

?La inteligencia artificial va a hacer todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil su trabajo?

Absolutamente. Estoy haciendo desde hace unos meses un nuevo programa en p¨®dcast que se titula ?Por qu¨¦ me odias? Y en uno de los cap¨ªtulos he tratado sobre un audio falso que se hizo muy viral en el Reino Unido. En ¨¦l alguien se hac¨ªa pasar por el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y suger¨ªa falsamente que estaba intentando trasladar las celebraciones del D¨ªa del Armisticio [en torno al 11 de noviembre, en recuerdo del final de la I Guerra Mundial] para que las protestas propalestinas tuvieran prioridad. El bulo se extendi¨® muy r¨¢pidamente en ciertos grupos, en particular en los que est¨¢n en contra de la inmigraci¨®n, a quienes no les gusta el alcalde. Y era realmente convincente, sobre todo porque se hac¨ªa pasar por una conversaci¨®n grabada en secreto. Y es el primer ejemplo de IA que he encontrado que ha tenido una consecuencia tan clara en el mundo real; hubo protestas y mucha divisi¨®n. Y una persona sali¨® perjudicada: obviamente, Sadiq Khan recibi¨® enormes cantidades de insultos en l¨ªnea. Y lo peor es que ni siquiera te hace falta la IA; hay t¨¢cticas muy simples como los memes, las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, los mensajes online que son igualmente eficaces en la difusi¨®n de desinformaci¨®n, y con las que todav¨ªa no hemos conseguido terminar de lidiar.

?Da herramientas en el libro para nadar entre troles sin ahogarse?

Totalmente. Cada cap¨ªtulo est¨¢ dividido en diferentes temas: las tropas de choque, los verdaderos creyentes, los no creyentes¡­ Y cada uno de ellos contiene sus propias lecciones sobre la desinformaci¨®n y la forma en que podemos tratar de detectarla y de lidiar con ella. Lo primero que se?alo es que ahora vivimos en nuestros propios mundos de medios sociales, hechos a nuestra medida, que nos ofrecen el contenido que queremos y juegan con nuestros propios prejuicios, miedos e intereses. Y cuanto m¨¢s conscientes seamos de ello, mejor podremos protegernos. Porque la desinformaci¨®n tiende a hacerse viral porque queremos creerla, o porque pensamos que podr¨ªa ser verdad, porque juega con lo que ya pens¨¢bamos previamente sobre las cosas. A todos nos gusta pensar que no somos vulnerables, que nunca nos tragar¨ªamos tal o cual mentira, pero en realidad es muy f¨¢cil hacerlo. Deber¨ªamos eliminar la verg¨¹enza y el estigma por haberse cre¨ªdo mentiras. Lo mejor que puedes hacer es ser consciente de lo que te est¨¢n recomendando, pensar en tus algoritmos y en la forma en que te est¨¢n enviando contenidos. Y, si compartes algo enga?oso, ret¨ªralo y aseg¨²rate de decir: lo siento, me equivoqu¨¦, porque de lo contrario es mucho peor.

?Alguna vez le han hecho da?o a usted en las redes?

?Un trol?

S¨ª.

En el libro hablo un poco de ello, del trolling que he sufrido yo. Y c¨®mo me veo a m¨ª misma como un caso de estudio, porque recibo grandes cantidades de maltrato.

?Y c¨®mo lidia con ello?

Para empezar, me parece ¨²til hacer algo al respecto. Por ejemplo, escribir sobre ello e investigarlo. Se trata en gran medida de exponer c¨®mo funciona y de entender el odio mis¨®gino que recibo. Soy afortunada de no recibir odio racista ni hom¨®fobo ni otras formas de abuso, pero, al entenderlo, creo que puedo ayudar mejor a todo el mundo. Adem¨¢s, as¨ª siento que no me quedo de brazos cruzados. Soy uno de los periodistas de la BBC que m¨¢s insultos recibe en internet, pero el nivel de abuso en la vida real tambi¨¦n ha ido en aumento. Hab¨ªa un hombre que viv¨ªa en una tienda de campa?a frente de la sede de la BBC y me acos¨® verbalmente en varias ocasiones. M¨¢s tarde encontraron una navaja en su tienda. Le trasladaron a otro sitio. Hay quien me dice: apaga el tel¨¦fono, olv¨ªdate. Pero no puedo, mi trabajo es informar sobre las redes sociales; ser¨ªa como decirle a un reportero pol¨ªtico que saliera del Parlamento.

Supongo que ha aprendido a vivir con ello, pero siempre habr¨¢ alguien que consiga tocarle en alg¨²n momento la fibra sensible, ?no?

Bueno, en la Red aprendes a compartimentar. Una persona que entrevist¨¦ para el p¨®dcast explicaba que es un poco como una experiencia extracorp¨®rea: la gente habla de ti, pero no te conocen, as¨ª que en realidad no hablan de ti. De esa manera creo que puedo enfrentarme a esas situaciones de una forma desapasionada. Lo que me resulta m¨¢s dif¨ªcil es tener que preocuparme por mi seguridad f¨ªsica. No soy una persona miedosa y no quiero que estas personas se sientan como si ganaran. Pero creo que tengo que ser consciente de mi seguridad de una manera que nunca antes lo hab¨ªa hecho: pienso en c¨®mo voy a ir a casa, qui¨¦n puede estar fuera del edificio, est¨¢s muy alerta y aprendes a vivir con ello. En la BBC tenemos equipos de seguridad, pero tambi¨¦n hay que tener mucho cuidado a la hora de compartir informaci¨®n. No quiero que la gente sepa d¨®nde vivo. En mi libro hablo de mi madre y mi padre, pero no comparto sus nombres ni los de ninguno de mis amigos, familiares ni nadie cercano. Si lo hiciera, se convertir¨ªan en presa f¨¢cil.

?Qu¨¦ impacto le gustar¨ªa que tuviera el libro?

Me gustar¨ªa que marcara un momento en el tiempo, porque creo que este mundo de las redes sociales seguir¨¢ evolucionando. Creo que dentro de 10 a?os la gente mirar¨¢ atr¨¢s y se preguntar¨¢ ?c¨®mo pudimos permitir que esto hiciera tanto mal? No soy un activista, sino periodista, pero todas las personas con las que hablo, tanto los perjudicados como otros involucrados, est¨¢n muy sorprendidas por lo lento que ha sido alcanzar soluciones y exigir responsabilidades. Muchas de las personas que aparecen en el libro est¨¢n recurriendo a los tribunales, porque es la ¨²nica forma en que creen que pueden detener este tipo de cosas. Lo que ocurre es que es caro y complicado y no todo el mundo puede permit¨ªrselo.

En su libro cuenta historias de primera mano de troles y troleados. ?Puede compartir alguna de las que m¨¢s le hayan sorprendido?

Probablemente, las historias de los troles de los desastres. La idea que alguien pueda tomarla con gente que ha pasado por lo peor que se puede pasar [un atentado, un accidente], dici¨¦ndoles que no fue real, que fue un montaje, particularmente aquellos a los que les han quedado lesiones de por vida¡­ Aunque, si lo pienso, las m¨¢s sorprendentes, o m¨¢s preocupantes, son todas aquellas que implican a personas que en realidad no pretend¨ªan hacer da?o a nadie. El a?o pasado desapareci¨® una mujer llamada Nicola Bulley. Se cay¨® al r¨ªo. Y la investigaci¨®n acab¨® determinando que muri¨® por ahogamiento accidental. Pero al principio no hab¨ªa respuestas, as¨ª que empezaron a circular todo tipo de especulaciones y teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Localic¨¦ a algunas de las personas que hab¨ªan difundido desinformaci¨®n extrema sobre el tema y nunca pensaron que pod¨ªan causar da?o. Era gente agradable que podr¨ªa ser tu vecino o tu amigo, que se transformaban en las redes sociales, muchas veces escondidos tras el anonimato. Y eso me preo?cup¨®, porque de alguna manera a todos nos tranquiliza pensar en extremistas haciendo cosas terribles, pero lo cierto es que todos somos susceptibles de hacer maldades online, en las redes sociales, actuando sin pensar en las consecuencias que eso puede tener.

?Hay un trol dentro de todos nosotros?

S¨ª, creo que es as¨ª. Aunque nos guste pensar lo contrario. En el libro me lo pregunto: ?por qu¨¦ no soy un trol? ?Por qu¨¦ no soy un te¨®rico de la conspiraci¨®n? Creo que en parte se debe a las circunstancias. Quiero decir, he sido muy afortunado en mi vida, me he beneficiado del sistema y por eso conf¨ªo m¨¢s en ¨¦l. No he tenido experiencias que hayan mermado mi confianza en las instituciones¡­ Supongo que si el mundo ha sido m¨¢s amable con nosotros, quiz¨¢ nuestro trol se pueda mantener m¨¢s f¨¢cilmente a raya. Pero no siempre es as¨ª. Normalmente, los troles, los defensores de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, se sienten frustrados, sin rumbo, fuera de la comunidad. As¨ª que creo que la mejor manera de evitarlo es precisamente tratar de remediar todas esas carencias y buscar la manera de llenar tu vida. En realidad, creo que la mejor manera de mantener a raya a nuestros troles es b¨¢sicamente ser feliz. Pero eso no es solo responsabilidad nuestra, tambi¨¦n depende de las decisiones de los pol¨ªticos, de las empresas de redes sociales¡­

?Hay algo en la esencia de las redes sociales que desencadena los comportamientos violentos?

En realidad, lo mejor de las redes sociales tambi¨¦n es lo peor: nos conectan a las personas como nunca nada lo hab¨ªa hecho antes. Pero, adem¨¢s, est¨¢n hechas a base de algoritmos que funcionan con reacciones extremas; todos los matices y la complejidad desaparecen, mientras nos bombardean con contenidos que nos enfadan, nos alegran, nos molestan o nos asustan. Juegan con esa parte de nuestra naturaleza. Tambi¨¦n creo que es muy deshumanizante: es como si lo que tuvieras delante no fuera una persona, de manera que dices cosas distintas y te comportas de manera diferente. Y eso ha distorsionado hasta cierto punto las normas sociales. ?Qu¨¦ consideramos aceptable? Si millones de personas ven algo y les gusta, de repente pensamos que ese comportamiento est¨¢ bien.

Entonces, ?las grandes empresas de redes sociales son de alguna manera responsables en todas estas cosas que est¨¢n pasando?

S¨ª, aunque siempre digan que ellos simplemente reflejan el mundo, as¨ª que no se les puede culpar de los problemas que existen. Pero ellos son el problema, porque estos algoritmos te recomiendan todo el tiempo contenidos. Quiz¨¢ hace 10 a?os, cuando las recomendaciones no eran tan buenas, realmente buscabas cosas por ti mismo cuando te met¨ªas en un buscador como Google. Pero ahora mismo dan forma en gran medida a nuestra visi¨®n del mundo. Yo dedico buena parte de mi trabajo a intentar que rindan cuentas, pero es muy dif¨ªcil. El a?o pasado, ni un solo jefe de las redes sociales me concedi¨® una entrevista. No quieren responder preguntas, por la raz¨®n que sea. As¨ª que me env¨ªan declaraciones que explican que est¨¢n haciendo esto o aquello, mientras lo que est¨¢s sacando a la luz deja al descubierto que en realidad no lo est¨¢n haciendo. As¨ª que lo incluyes en tu informaci¨®n y ya est¨¢. Es una especie de baile. Creo que deber¨ªamos tratar a estas compa?¨ªas como a los gobiernos, porque muchas veces son m¨¢s poderosas que ellos, pero no rinden cuentas, no hay transparencia. Creo que en cierto modo deber¨ªamos ver a los reporteros de tecnolog¨ªa y de redes sociales casi como reporteros pol¨ªticos.

Es cierto que hoy nadie est¨¢ libre de las fake news. Acaban apareciendo en los chats de WhatsApp de amigos, compa?eros de trabajo, la familia¡­ Y continuamente hay que decidir si se deja pasar o se interviene, y cualquiera de las dos opciones en problem¨¢tica. ?Qu¨¦ recomienda?

Es muy dif¨ªcil, porque gran parte de la desinformaci¨®n procede de personas que conoces, en las que conf¨ªas. Y por eso es un vector muy eficaz para difundirla. Y frente a estos mensajes, efectivamente, te enfrentas a un dilema: o no dices nada porque probablemente acabar¨¢ en discusi¨®n, o discutes, lo cual tampoco es muy ¨²til. El mejor consejo que me han dado psic¨®logos y personas que han pasado por esto es que, si conoces a alguien que cree en teor¨ªas conspirativas, no le abandones, no lo alejes, intenta entender de d¨®nde viene. Trata de separar su leg¨ªtima preocupaci¨®n de la conspiraci¨®n. Hazles preguntas. Por ejemplo: ?d¨®nde has visto esto?, ?c¨®mo sabes que esta persona ha hecho eso? Nunca es un proceso f¨¢cil y toma mucho tiempo. Pero creo que discutir nunca es bueno, porque entonces se reafirman. Sin embargo, puede funcionar plantear algo as¨ª como: no tengo claro que esto sea verdad, mira esta informaci¨®n que he encontrado. Tambi¨¦n hay que tratar de empatizar, de que no se sientan est¨²pidos; decir, por ejemplo, entiendo perfectamente por qu¨¦ puedes haber pensado eso, porque yo tambi¨¦n lo hice, pero en realidad me he dado cuenta de esto y de aquello.

Se habla mucho de la necesidad de proteger a los adolescentes y los j¨®venes de la desinformaci¨®n y del odio que campa en las redes sociales, pero ?no son muchas veces los mayores el colectivo m¨¢s vulnerable?

Creo que s¨ª. La gente suele pensar que los j¨®venes son los m¨¢s afectados porque son los que usan m¨¢s las redes sociales. Y, hasta cierto punto, es verdad que les afecta bastante porque est¨¢n hiperexpuestos. Pero es verdad que las personas mayores, que tienen menos experiencia en el uso de las redes sociales, a menudo se toman las cosas al pie de la letra, incluso m¨¢s que los j¨®venes. Creo que la mejor manera de afrontarlo es hablar fuera de internet, en el mundo real. De decirles: ¡°Mira, puedes hacer tu propia investigaci¨®n y tomar tu propia decisi¨®n, pero utiliza todas las herramientas adecuadas. No saques conclusiones precipitadas. No te dejes enga?ar por el tipo de gente que quiere explotarte en internet¡±.