Carlos Soler-Cabot, un espa?ol en la Bolsa de Diamantes de Amberes
Soler-Cabot es la ¨²nica firma espa?ola que ha logrado entrar en la Bolsa de Diamantes m¨¢s importante del mundo como miembro de pleno derecho. Con una sede propia en el hist¨®rico edificio de la lonja belga y acceso directo a las piedras m¨¢s valiosas del mercado, es un hito que refuerza la leyenda de la centenaria familia barcelonesa de joyeros.
El diamantero guarda un pedrusco de impresi¨®n en el bolsillo interior de su chaqueta. Cinco quilates de brillo, claridad inmaculados y caprichosa talla esmeralda que quiere vender por 100.000 euros antes de que acabe la jornada. Hoveniersstraat hacia arriba, Schupstraat hacia abajo, miles de c¨¢maras velan por la seguridad del negocio mientras ¨¦l entra y sale de edificios de arquitectura anodina y recorre pasillos tapizados de puertas que conducen a oficinas sin glamur. Primera parada, el despacho de un colega indio que maneja informaci¨®n confidencial sobre algunos posibles compradores. A media ma?ana, la noticia de que hay una gema excepcional en el mercado (dentro de su bolsillo) ya es un clamor en el Diamantkwartier, el barrio de los diamantes de Amberes. ¡°Alguien ha hablado m¨¢s de la cuenta¡±, reconoce con cierto fastidio el due?o de la gema. Se llama Carlos Soler-Cabot y es el ¨²nico espa?ol aceptado como miembro de pleno derecho en la Bolsa de la capital mundial del comercio de piedras preciosas.
Su nombramiento para ese selecto club se anunci¨® el pasado mes de abril, pero hace tiempo que Carlos Soler-Cabot (Barcelona, 42 a?os) tiene ganado su sitio ¡ªy su reputaci¨®n¡ª entre los br¨®keres de diamantes de la localidad belga. ¡°?Carlos! ?Carlo! ?Carlitos!¡±, corean sus compa?eros de oficio mientras le estrechan la mano en su peregrinaje por el distrito, dos kil¨®metros y medio repartidos entre la calle Pelikaan (la principal, adyacente a la monumental estaci¨®n de tren) y las peatonales Rijf, Hoveniers y Schup que conforman la llamada Square Mile, tambi¨¦n conocida como Diamond Land.
La suya es una presencia habitual all¨ª desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, cuando se empe?¨® en conseguir las mejores piedras, las de mayor calidad en t¨¦rminos de pureza/claridad, color, corte/talla y quilates ¡ªlas cuatro c, seg¨²n la nomenclatura inglesa, que determinan su valor¡ª, para la centenaria joyer¨ªa familiar siguiendo la tradici¨®n de su fundador, su tatarabuelo Joaquim Cabot. Que Carlos se postulara alg¨²n d¨ªa como miembro de n¨²mero con despacho en la hist¨®rica lonja de Amberes estaba cantado. ¡°Ir a la fuente me permite seguir fabricando en Barcelona, y ofrecer nuestra excelencia joyera sin tener que encarecer los precios, frente a las m¨¢s competitivas piezas asi¨¢ticas, que es lo que ahora vende la mayor¨ªa, incluidas las firmas espa?olas de joyer¨ªa¡±, explica.
Ir a la fuente significa acceder a gemas sin parang¨®n, las m¨¢s codiciadas, esas que suelen terminar engastadas en dise?os con la etiqueta de Cartier, Boucheron, Chopard, Tiffany & Co., Chanel o De Beers. Sucede que por la Bolsa de Diamantes de Amberes pasa m¨¢s de la mitad de las piedras que se extraen en el planeta, al menos un par de veces en su vida. Primero, en bruto para ser evaluadas (el 80% de las que hay en circulaci¨®n, casi todas de origen africano), y, despu¨¦s, talladas. India, Tailandia, China y el sudeste asi¨¢tico se reparten hoy el negocio del corte y el pulido, pero las gemas talladas en B¨¦lgica siguen siendo ¨²nicas: las de mayor tama?o y valor. Aunque las ciudades rivales de Delhi y Dub¨¢i se alzan amenazantes en el horizonte, el 50% del comercio global de diamantes cortados a¨²n tiene su epicentro en esas desastradas cuatro calles en las que se erigen asimismo las sedes de los dos grandes bancos mundiales de diamantes, trabajan algo m¨¢s de 30.000 personas en cerca de 2.000 empresas y despachan alrededor de 230 millones de euros en quilates al d¨ªa. Tambi¨¦n prosperan otro tipo de negocios afines, como el lavado de diamantes (por menos de cuatro euros, las piedras reciben un tratamiento de spa que las deja limpias de polvo y grasa en apenas unos minutos) y las tiendas de utensilios y herramientas para diamantistas. En la firma I. David, medio siglo largo en el 14 de Schupstraat, Soler-Cabot hace una parada para aprovisionarse de lupas, papelinas (los sobrecitos estrat¨¦gicamente plegados en los que se guarda la preciosa mercanc¨ªa) y un par de pesadas l¨¢mparas de mesa articuladas de segunda mano, que van directas a su flamante despacho.
¡°En realidad, casi todas las transacciones se realizan fuera de las oficinas, incluso en la calle. Basta un apret¨®n de manos para sellarlas. Tener despacho es un privilegio, aunque en el fondo no se trata m¨¢s que de una formalidad¡±, reconoce. El que le han adjudicado est¨¢ situado en el ala nueva del edificio de la Bolsa, con entrada por Hoveniersstraat. Inaugurado en 1904, su fachada cl¨¢sica da a Pelikaanstraat, pero es en las menos lucidas calles peatonales traseras donde transcurre la acci¨®n, por otro lado, cada vez m¨¢s digitalizada. ¡°Ahora mandan el correo electr¨®nico y los mensajes de Whats?App, tambi¨¦n porque la mayor¨ªa de los diamanteros viaja de continuo a ferias en otros pa¨ªses. Algunos hasta han comenzado a establecerse en Dub¨¢i, que tiene su propia Bolsa¡±, contin¨²a.
Ojo con Oriente Pr¨®ximo. Abierta en 2015, la lonja del emirato favorito de futbolistas e influencers, el Dubai Multi Commodities Centre, ya presume de un volumen de negocio por encima de los 22.000 millones de euros, en especial en el mercadeo de los diamantes en bruto, y va directa a la yugular de Amberes con su agresiva estrategia comercial. La raz¨®n para el auge dubait¨ª se encuentra en su mayor facilidad para adquirir piedras de origen ruso, en el punto de mira de las sanciones al r¨¦gimen de Putin por parte de la UE tras salvar finalmente el veto de Bruselas el pasado noviembre (¡°la paz es m¨¢s valiosa que los diamantes¡±, proclam¨® el presidente Zelensky ante el Parlamento Europeo).
No es el ¨²nico rev¨¦s para la vieja capital europea del diamante: hace un a?o se inauguraba la Bolsa de Surat, en la India, el destino gemol¨®gico m¨¢s grande del mundo, con capacidad para albergar a 65.000 profesionales entre talladores, pulidores y diamantistas. En la propia Amberes, el 65% del negocio ya est¨¢ en manos de j¨®venes empresarios indios que regatean vestidos de Armani. Con todo, en la Antwerpse Beurs Voor Diamanthandel contin¨²a oy¨¦ndose el hebreo e incluso el yidis de los jud¨ªos has¨ªdicos que establecieron el negocio en la ciudad a finales del siglo XIX. Sin embargo, su comercio se remonta al siglo XV, sobre las mismas mesas del Caf¨¦ Duc, a un paso de la estaci¨®n.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la ventajosa exenci¨®n de impuestos que el Gobierno belga ofreci¨® a los jud¨ªos holandeses supervivientes del exterminio nazi para trasladar sus operaciones a la parte flamenca del pa¨ªs termin¨® de conformar la leyenda joyera de Amberes. Para el caso, la mayor¨ªa de los 750 miembros que integran hoy la instituci¨®n descienden de aquellas primeras familias hebreas, una sociedad que se reconoce poco propicia a nuevas incorporaciones, de ah¨ª el hito del ingreso de Soler-Cabot.
Acceder a la Bolsa de Diamantes de Amberes resulta toda una haza?a. El aspirante debe tener una trayectoria impecable, demostrable, solvente y continuada en el tiempo que avale su responsabilidad profesional (pero tambi¨¦n personal) y sea garante de su honradez. ¡°Cuando firmas un acuerdo, lo haces como persona, no como empresa. Lo que aqu¨ª se valora por encima de todo es la palabra dada y el respeto como componentes esenciales de una norma inexcusable¡±, reza el lema de la casa. ¡°La reputaci¨®n en este negocio lo es todo¡±, sentencia Ziv Knoll, uno de los 12 ejecutivos electos que componen la junta de la lonja, que se renueva cada cuatro a?os. ¡°Una vez que has sellado la transacci¨®n con un apret¨®n de manos, est¨¢s obligado a cumplir el trato. De lo contrario, todo el mundo sabr¨¢ que has fallado a tu palabra y que no eres de fiar. Y se van a enterar no solo aqu¨ª, sino tambi¨¦n en el resto de Bolsas del mundo¡±, prosigue el fundador y director comercial de Diamond Dreams, proveedora de diamantes del alta calidad. Mazal um bracha (bendiciones y buena suerte) o, simplemente, mazal, a¨²n se dice en hebreo al rubricar el trato formalizado con el contacto f¨ªsico de darse la mano. El negocio del diamante habr¨¢ cambiado en las formas, pero no en el fondo. ¡°El compromiso con el buen funcionamiento del comercio de diamantes es fundamental, m¨¢s all¨¢ de los intereses de cada uno. Estamos juntos en esta empresa y dependemos los unos de los otros para que Amberes mantenga su liderazgo mundial¡±, concluye Knoll, que tambi¨¦n es un popular comentarista deportivo. ?l ha sido uno de los dos padrinos que Carlos Soler-Cabot ha necesitado como avales durante su postulado a la membres¨ªa de la Bolsa, valedores de su reputaci¨®n como diamantero. No habr¨ªa podido entrar de otra forma.
¡°Mi objetivo siempre ha sido muy claro y firme: seguir dando valor a la joyer¨ªa de mi familia, que desde hace m¨¢s de dos siglos trabaja en Barcelona para el mundo. Eso es lo que me decidi¨® a conocer a fondo la vida y el origen de las piedras m¨¢s preciosas, hasta el punto de llegar a hacer prospecci¨®n de diamantes en bruto artesanalmente durante dos a?os en Sierra Leona, con el certificado del proceso Kimberley [el que garantiza que las piedras que llegan al mercado no provengan de zonas conflictivas, seg¨²n Naciones Unidas]. Ese bagaje y experiencia me colocan hoy en un plano de exigencia y perfeccionismo alt¨ªsimo¡±, dice Soler-Cabot. Al final de la jornada, su fabuloso diamante de cinco quilates en caprichosa talla esmeralda ten¨ªa otro due?o. No lleg¨® a los 100.000 euros, pero casi.
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