El peor de los domingos por la tarde
Lo que nos conmueve de algunos perros es lo que comparten con nosotros: la ansiedad, el desamparo, aunque tambi¨¦n los momentos de euforia loca
Lo que nos conmueve de algunos perros es lo que comparten con nosotros: la ansiedad, el desamparo, aunque tambi¨¦n los momentos de euforia loca. El de la foto, por ejemplo, intenta no derrumbarse por su situaci¨®n de abandono (vive en una hospicio), aguanta el tipo, en fin, pero se le nota en la mirada ...
Lo que nos conmueve de algunos perros es lo que comparten con nosotros: la ansiedad, el desamparo, aunque tambi¨¦n los momentos de euforia loca. El de la foto, por ejemplo, intenta no derrumbarse por su situaci¨®n de abandono (vive en una hospicio), aguanta el tipo, en fin, pero se le nota en la mirada la necesidad apremiante de que llegue alguien y le haga una caricia. Ah¨ª lo tienen, pobre, en una jaula en la que se ha puesto de pie, con las patas delanteras (?las manos?) apoyadas en el borde inferior de la ventana, mirando lejos, lejos, en la esperanza de que se manifieste una figura humana capaz de procurarle alg¨²n consuelo. Y eso que, como dec¨ªamos antes, parece un tipo duro, un tipo que finge que no est¨¢ asustado, aunque lo est¨¢, quiz¨¢ m¨¢s ante s¨ª mismo que ante cualquier posible espectador. Pero los tipos duros, lo mismo que los blandos, son capaces de disimular hasta donde les permite el desasosiego. Si a este pariente le dices algo cari?oso, se derrite.
El perro nos acompa?a desde hace miles de a?os (40.000, quiz¨¢). Fue el primer animal que se acerc¨® a nuestras hogueras y con el que empezamos a compartir el calor y la comida. Lo hemos moldeado como a un pedazo de arcilla para recrearlo a nuestra imagen y semejanza. Fruto de esa manipulaci¨®n, de ese amasado, han salido el caniche y el d¨®berman, por citar un par de ejemplos, pero hemos alumbrado tambi¨¦n amigos como el de la imagen, canes h¨ªbridos, chuchos, que curiosamente son los que m¨¢s se parecen a nosotros porque su soledad nos trae a la memoria la del peor de los domingos por la tarde de nuestra adolescencia.