Jules Howard, zo¨®logo: ¡°Los perros y los humanos estamos en sinton¨ªa evolutiva, nos hemos adaptado juntos¡±
El autor brit¨¢nico publica ¡®Un ser maravilloso¡¯, un ensayo sobre c¨®mo el v¨ªnculo entre humanos y perros ha cambiado a lo largo de la historia y c¨®mo dio forma a la investigaci¨®n cient¨ªfica moderna
La historia de la relaci¨®n de los humanos con los perros como animales de compa?¨ªa data de miles de a?os, y no ha hecho m¨¢s que estrecharse. Pero no siempre ha sido una convivencia mod¨¦lica, especialmente en el ¨¢mbito cient¨ªfico, donde ha sido un problema ¨¦tico de primer nivel.
Aproximadamente hace 30.000 a?os se dio uno de los casos m¨¢s conocidos de selecci¨®n artificial en la historia evolutiva de la humanidad. ¡°Los perros pasaron de considerarse objetos y prisioneros, a luego ser amigos e incluso, ahora, a ser miembros de la familia¡±, comenta sonriente el zo¨®logo brit¨¢nico Jules Howard (43 a?os, Northampton, Reino Unido), que en 2022 public¨® el libro Wonderdog (perro maravilla, en ingl¨¦s). El autor lanza ahora la versi¨®n en espa?ol, Un ser maravilloso: una mirada cient¨ªfica al v¨ªnculo entre perros y humanos (GeoPlaneta), de esa cr¨®nica hist¨®rica y emocional sobre el cambio de paradigma que se ha dado en la relaci¨®n entre ambas especies. Y de c¨®mo eso ha, incluso, alterado la forma en la que se hace ciencia.
Howard, que responde a EL PA?S por videoconferencia, estudi¨® biolog¨ªa evolutiva en la Universidad de Liverpool (Reino Unido) y se especializ¨® en ranas, aunque su pasi¨®n por la divulgaci¨®n cient¨ªfica le ha llevado a hablar de todo el reino animal en medios como la BBC y a escribir semanalmente en The Guardian. ¡°He usado la palabra due?o antes, muchas veces, para referirme a nuestra relaci¨®n con los perros. Pero me he dado cuenta de c¨®mo los investigadores, durante los ¨²ltimos a?os, se refieren a los perros como acompa?antes o voluntarios en los experimentos y son tratados con dignidad y derechos¡±, ejemplifica el cient¨ªfico. ¡°Es un s¨ªmbolo innegable de que la situaci¨®n ha cambiado¡±, a?ade.
Pregunta. En t¨¦rminos evolutivos, la relaci¨®n humana con los perros es reciente, pero ha sido muy beneficiosa para ambos.
Respuesta. Nunca sabremos c¨®mo empez¨®, pero podemos ver c¨®mo los perros callejeros viven de las sobras de la comida; lo que lleva a pensar que los lobos, en el pasado, tambi¨¦n las aprovecharon bastante bien. Es fascinante la situaci¨®n de los perros en nuestra cultura ahora mismo, la han invadido a todos los niveles, pueden convertirse en miembros de nuestra familia, y los lloramos como a una persona. Han subido a un nuevo nivel para el que no tenemos una palabra cient¨ªfica todav¨ªa.
P. ?Se puede hablar de codependencia o mutualismo, al ser ambos depredadores que se ayudan?
R. S¨ª que lo es. Somos dos especies muy sociales. Es verdad que parece que ah¨ª hay una codependencia, aunque no para todos los perros ni humanos. Como si estuvi¨¦semos en sinton¨ªa, evolutivamente hablando. S¨ª, creo que en cierto modo nos hemos adaptado juntos, ya que nos producimos est¨ªmulos similares unos a otros. Y parece ser que la primera domesticaci¨®n de c¨¢nidos que hicieron los humanos, la primera con ¨¦xito, posiblemente ocurri¨® 20.000 a?os antes de la domesticaci¨®n del ganado y el burro o el caballo. Lo que lo convierte una incre¨ªble haza?a. Claramente, algo obtuvimos de esa relaci¨®n con los perros, y eso ha quedado atrapado en el registro arqueol¨®gico: hay gente que ya era enterrada con sus perros hace miles de a?os. Eso sugiere una conexi¨®n m¨¢s profunda.
Fue una relaci¨®n muy fruct¨ªfera, que gener¨® una conexi¨®n especial, un v¨ªnculo. Nos ayudaron a cazar y a vigilar, claro, pero posiblemente tambi¨¦n jugaban con los ni?os, que son patrones que se pueden observar en todas las culturas del mundo, independientemente del continente. El cerebro de los perros es similar al nuestro, como mam¨ªferos. Est¨¢ adaptado con otros objetivos, pero tambi¨¦n son depredadores omn¨ªvoros con grandes necesidades nutritivas. Esta necesidad creo que jug¨® una parte vital en esta relaci¨®n, como recompensa, durante muchos, muchos a?os.
P. Respecto a la conexi¨®n especial humano-perro, ?puede ser una forma de percibir toda esa realidad que se escapa de los sentidos humanos? Una manera de acceder a la parte de la naturaleza que nos queda fuera, como que ellos nos abren la puerta a ese otro mundo.
R. Sospecho que es dif¨ªcil para nosotros imaginar la percepci¨®n de la realidad de los perros, basada principalmente en el olfato, esa forma en que interact¨²an con el entorno a trav¨¦s de sus narices. Si en los humanos hay esta capacidad evocadora de recuerdos, debida al v¨ªnculo entre memoria y olor, que nos puede llevar a rememorar nuestra infancia, ?no ser¨¢ as¨ª pero superdesarrollado en los perros? En la ¨²ltima d¨¦cada, en los estudios de resonancia magn¨¦tica se pueden observar ¨¢reas del cerebro de los perros que se iluminan de forma similar que en los humanos. Por eso me resulta un tema fascinante: es ciencia dura, pero tambi¨¦n tiene algo de poes¨ªa, hay belleza en este tipo de investigaciones.
P. En el libro menciona que resulta problem¨¢tico afirmar que los animales sue?an, ?se queda el estudio cient¨ªfico rezagado por prejuicios en una cuesti¨®n que quiz¨¢ est¨¢ clara para personas que conviven con perros?
R. S¨ª, es curioso, y reflejo problemas que tiene la ciencia con el reduccionismo. Es interesante, en muchos sentidos. Si vives con un perro, para ti es obvio que tienen sentimientos y emociones. Creo que uno de los problemas que tiene la ciencia es que hace 30 a?os era una ciencia muy reductiva: operaba con grandes ideas y las reduc¨ªa a peque?as reglas para que funcionara. Es una metodolog¨ªa ¨²til, pero que se queda coja y genera problemas al aproximarse a ciertos problemas.
Si partimos de la asunci¨®n de que todos los animales son simplemente versiones menos elaboradas de nosotros mismos, seres de menor complejidad o incluso los infantilizamos, a la hora de investigar, es muy dif¨ªcil de demostrar lo contrario. Los perros me recuerdan a las navajas suizas porque tienen mucha capacidad de adaptaci¨®n, al ser depredadores, y tambi¨¦n todas estas habilidades que les permiten interactuar con nosotros de m¨²ltiples formas. Eso es algo muy diferente de otros animales.
La prueba del espejo, la capacidad de un animal para reconocerse en el reflejo demuestra su autoconsciencia, ahora suena rid¨ªculo, pero se utilizaba como la medida universal; claro, un perro falla, pero con orina lo har¨ªan mejor que nosotros
P. ?Considera que hay cierto esnobismo en negarse a estudiar c¨®mo siente un animal el mundo que le rodea? En el libro menciona la ceguera de solo querer entenderlos bajo el prisma humano.
R. Hace unos 40 a?os, la consciencia se convirti¨® en un gran tema para muchos psic¨®logos y otros cient¨ªficos del cerebro. Saber c¨®mo es un animal se convirti¨® en una cuesti¨®n muy importante para la ciencia y, para ser honesto, sigue siendo un tema realmente importante. Los cient¨ªficos idearon diferentes t¨¦cnicas, como la prueba del espejo [la capacidad de un animal para reconocerse en su propio reflejo demostrar¨ªa autoconsciencia] y algunas otras t¨¦cnicas con las que intentaron averiguarlo. Eso se convirti¨® en el tipo de ciencia con el que me crie. Ahora suena rid¨ªculo, pero antes se pensaba que eran las ¨²nicas formas de responder a esa pregunta, que algo como un simple espejo sea la caracter¨ªstica definitoria de si un animal se entiende a s¨ª mismo.
Nuevas generaciones de cient¨ªficos empezaron a desafiar ese paradigma y encontraron razones por las que, probablemente, la prueba del espejo no es la mejor herramienta que tenemos. Los perros no parecen superar la prueba del espejo, pero si les pones orina lo har¨¢n mejor que nosotros. Dictar acerca de la autoconsciencia del animal, solo bas¨¢ndote en que falla la prueba del espejo, es un crimen contra nuestra relaci¨®n mutua.
P. Darwin mismo ya era consciente de esta relaci¨®n especial, en la ¨¦poca victoriana, y otros bi¨®logos evolutivos del momento tambi¨¦n.
R. Hay un universo alternativo en los laboratorios, en el cual si se hubiera seguido esa ciencia de Darwin probablemente habr¨ªamos entendido a los perros un poco antes de lo que lo hicimos. Pero no fuimos por ese camino. En aquella ¨¦poca, bastaba la forma de los esqueletos de los diferentes mam¨ªferos para ver un ancestro com¨²n del que todos procedemos. Si en eso somos tan parecidos y estamos tan estrechamente relacionados, por qu¨¦ no ¨ªbamos a serlo tambi¨¦n en los cerebros. Veo la era de P¨¢vlov como una especie de desv¨ªo, en realidad, dentro de esa historia m¨¢s amplia compartida.
P. El retrato que hace del uso de animales en las operaciones de P¨¢vlov o el conductismo de Skinner no es halagador, incluso para la ciencia del momento.
R. Creo que el movimiento por los derechos de los animales tiene ahora muchas similitudes con el movimiento antivivisecci¨®n de aquella ¨¦poca. Dir¨ªa que es de las guerras culturales m¨¢s antiguas que tenemos en el mundo occidental. Un movimiento que tienen 150 a?os y que va a continuar.
P. Cita una historia fascinante que escribe Darwin en 1871 sobre un perro que ¡°en la agon¨ªa de la muerte, acaricia a su amo, y sufriendo una vivisecci¨®n, lame la mano del operario [...] ese hombre, a menos que tuviera el coraz¨®n de piedra, debe de haber sentido remordimiento hasta la ¨²ltima hora de su vida¡±.
R. S¨ª. Fascinante y terror¨ªfica. ?l no se moj¨® en ese debate, aunque probablemente estaba m¨¢s de parte de los perros. Un compa?ero m¨ªo tuvo que sedar a su mascota porque estaba ya muy mayor y enferma, y me contaba que el animal nunca dejaba de lamerle el pulgar al ir a anestesiarlo para sacrificarlo.
P. De cara al futuro, ?a d¨®nde ir¨¢ esta relaci¨®n?
R. Gracias al conocimiento cient¨ªfico, no volveremos atr¨¢s en nuestra relaci¨®n con los animales, porque ya sabemos mucho. El futuro de la investigaci¨®n est¨¢ en entender c¨®mo viven esos animales en sus h¨¢bitats. Aunque tambi¨¦n es cierto, y ya lo avisan veterinarios y cient¨ªficos, que habr¨¢ problemas de legislaci¨®n con animales no humanos que tengan m¨¢s derechos que ahora: los mordiscos son problem¨¢ticos, al ser reacciones instintivas, ?c¨®mo legislarlo si no recae sobre su tutor legal? Lo veo como observador y puede generar conflictos. Lo ¨²nico que podemos esperar es m¨¢s informaci¨®n cient¨ªfica y mejores evidencias.
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