Jordan Bajo, el fot¨®grafo personal de Camavinga
Su servicio se resume en dos palabras: contenido y discreci¨®n
Jordan Bajo, este muchacho con pinta de rapero indolente, es en realidad un profesional del servicio, un trabajador concienzudo con un cliente exclusivo, Eduardo Camavinga, joven estrella del Real Madrid y de la selecci¨®n francesa. Es su fot¨®grafo personal. Lo retrata en los partidos en el Bernab¨¦u, entrenando en su casa, se va de viaje con ¨¦l y con otros figurones del equipo. Su m¨¢xima es la discreci¨®n.
Le pregunto por la vez que Camavinga y Vinicius se fueron de finde a Marraquech. ?C¨®mo se les ocurri¨® ir all¨ª? ¡°Est¨¢ cerca de Madrid. Hace sol¡±. Hablando de cuando los acompa?¨® a Los ?ngeles, le pregunto si estos futbolistas son muy amigos. ¡°Se llevan superbi¨¦n¡±, zanja tras sus gafas ahumadas. Tambi¨¦n le pregunto por la vez que se fueron a R¨ªo de Janeiro invitados por Vini Jr. ?Qu¨¦ vieron en R¨ªo? ¡°El Cristo¡±.
¡ª?Solo vieron el Cristo?
¡ªS¨ª, no salimos mucho.
Bajo (Toulouse, 27 a?os) viste una sudadera holgada, unos vaqueros patchwork y lleva unas blanqu¨¦rrimas jordan reci¨¦n compradas por internet. Toma un refresco en una terraza junto al estadio Santiago Bernab¨¦u, a veces recto en la silla, otras recostado. Es sobrio, m¨¢s bien parco, pero no descort¨¦s, sonr¨ªe pero no se carcajea. Tiene un aire a Eminem. Incluso en esa mirada reservada de la gloria del hip hop. El pelo se lo cort¨® hace un par de d¨ªas, ¡°estilo faded¡±, dice, el degradado de moda.
¡ª?Se lo hizo el hermano de Camavinga?
¡ªSiempre.
Sebastia? Camavinga es el hermano mayor de Camavinga. Bajo lo conoci¨® de casualidad. En el verano de 2020, cuando Eduardo lleg¨® a Madrid con su familia, Sebastia? puso en Instagram unas fotos de unas sneakers suyas. Jordan le escribi¨® y le recomend¨® una tienda de Madrid en la que hab¨ªa trabajado hace poco, en sus primeros momentos de emigrante en la capital espa?ola. ¡°Le dije que le pod¨ªan conseguir modelos exclusivos¡±. Hicieron amistad. Unos meses despu¨¦s, Sebastia? le dijo que andaba buscando trabajo de peluquero. Jordan le ayud¨® a conseguirlo.
Los Camavinga son una familia de supervivientes. Expulsados por la guerra de su pa¨ªs de origen, el Congo, llegaron al campo de refugiados en Angola en el que nacieron Sebastia? y Eduardo. Emigraron a Francia, pasaron por el v¨ªa crucis de los emigrantes sin recursos, la pobreza, la lucha por los documentos, hasta se les quem¨® la casa. De ah¨ª vienen y de ah¨ª que Sebastia? se emplease en una peluquer¨ªa aunque su hermano se acabase de volver millonario. Viv¨ªa con ¨¦l, pero cada d¨ªa iba en bus para hacer su jornada de ocho horas en una peluquer¨ªa del centro de Madrid. Hace un a?o mont¨® la suya propia, por donde pasan las cabezas de los cracks amiguetes de su hermano; y tambi¨¦n la de su amigo Jordan Bajo, a quien Sebastia? devolvi¨® el detalle de encontrarle curro proponi¨¦ndole ir a hacerle una sesi¨®n de fotos de ropa a su hermano.
¡°Estaba en un bar con unos amigos que hab¨ªan venido de Francia a celebrar mi cumple y de repente me llega el mensaje, que es para ya mismo, y le digo a mis amigos: ¡®Que me dicen que si le voy a hacer unas fotos a Camavinga¡¯. Y ellos, ¡®pues vete¡¯, y yo, ¡®no, pero est¨¢is aqu¨ª para verme¡¯, y ellos ¡®?pero, cabr¨®n, vete ya, que es una oportunidad!¡¯, y yo ¡®vale, voy r¨¢pido y vuelvo¡¯, y fui, hice las fotos y volv¨ª con mis amigos¡±.
La figura de fot¨®grafo personal de futbolista, de generador de contenido visual, es todav¨ªa poco habitual. Bajo explica que es dif¨ªcil hacerse con un lugar as¨ª en el mundo de una estrella del f¨²tbol porque son entornos cerrad¨ªsimos. ¡°Para entrar tienes que ser una persona muy discreta. Si yo fuera alguien que anda contando todo lo que hace en las redes, estoy seguro de que no podr¨ªa haber sido fot¨®grafo de ning¨²n jugador. Porque t¨² est¨¢s con ¨¦l en su vida privada y no debes subir nada. Creo que mi car¨¢cter ayuda. De ni?o ya era muy discreto. Soy sociable, pero no con todo el mundo. Me gusta analizar, mirar lo que pasa a mi alrededor. Ellos saben que soy de confianza¡±, dice Jordan, que trabaj¨® unos meses para Fede Valverde y ha empezado a colaborar con Brahim.
¡ª?C¨®mo lleva lo de vivir en un mundo de tanto dinero?
¡ªTengo muy claro que no es mi mundo. Yo acompa?o a Camavinga y a sus amigos y hago la vida que hacen ellos, que es una vida top, pero siempre tengo en mente que si yo estoy all¨ª acompa?¨¢ndolos es porque estoy haciendo un trabajo. Creerme igual que ellos y querer elevar mi forma de vivir podr¨ªa ser muy perjudicial para m¨ª.
Con Camavinga, un futbolista con estilo, carisma e intuici¨®n para la cultura virtual, seguido en Instagram por 12 millones de personas, Jordan Bajo le ha llegado la oportunidad de su vida despu¨¦s de varios trabajos de muchacho europeo normal y corriente, es decir, precario y, generalmente, abocado a a?os y a?os de empleos m¨¢s o menos desalentadores. En Francia se gan¨® los cuartos en correos, en mudanzas, en un supermercado; en Madrid, algo mejor, en una tienda de sneakers. Y de repente, gracias a su car¨¢cter tenaz y a una combinaci¨®n de fortuna y olfato de buen delantero, se meti¨® en el universo de un fen¨®meno del f¨²tbol. Lejos de acomodarse, piensa en el futuro y dice que le gustar¨ªa montar un estudio de creaci¨®n de contenido y crear una marca de ropa sostenible, llevando a la moda su formaci¨®n en dise?o gr¨¢fico (acad¨¦mica) y en fotograf¨ªa (autodidacta). ¡°Me gustan los cruces entre distintos tipos de dise?o. Mi inspiraci¨®n es Virgil Abloh, que era arquitecto y se hizo dise?ador de moda¡±.
Jordan es hijo de Jos¨¦ Bajo y Mar¨ªa Moya, nacidos en el sur de Francia de familias leonesas y valencianas que se fueron de Espa?a en los a?os de la posguerra. Dice que sus abuelos nunca le hablaron demasiado de aquello, pero s¨ª del Real Madrid. ¡°Eran madridistas. Esa es una de mis herencias¡±, recuerda. Tambi¨¦n hered¨® la ¨¦tica del trabajo y el esp¨ªritu vivo. En la ra¨ªz de su periplo, aunque no sea de modo inmediato, est¨¢n, al fin y al cabo, las mismas causas que en el de su cliente Eduardo Camavinga: guerra y emigraci¨®n. Por eso, esta es una historia moderna, de j¨®venes y deporte y moda y redes sociales y dinero, pero, en el fondo, tambi¨¦n es la historia m¨¢s vieja del ?mundo: la lucha por prosperar.
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