10 errores que no cometen las personas emocionalmente inteligentes
Reprimir emociones, culpar de la infelicidad propia a los dem¨¢s, y otros fallos que nos alejan de la inteligencia emocional
Desde que, en 1995, Daniel Goleman publicara el ya cl¨¢sico Inteligencia emocional (Kair¨®s), la capacidad de reconocer las emociones propias y las de los dem¨¢s se ha incorporado al mundo de la educaci¨®n y la empresa. Sin embargo, ?qu¨¦ implica tener inteligencia emocional en nuestra vida cotidiana? La escritora Brianna Wiest responde a esta pregunta en su antolog¨ªa 101 reflexiones que cambiar¨¢n tu forma de pensar (Gaia). Esta joven autora estadounidense, que recientemente ha sido publicada por partida doble en Espa?a, aborda la cuesti¨®n desde el extremo opuesto: ?cu¨¢les son las 10 cosas que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional no hacen?
Asumir que lo que piensan y sienten se corresponde con la realidad. Cada mirada sobre la situaci¨®n que se est¨¢ viviendo es parcial y subjetiva. Considerar que ¡°llevas raz¨®n¡± y que los dem¨¢s est¨¢n equivocados es un seguro de sufrimiento, como recomienda Joseph Nguyen en su libro del mismo t¨ªtulo, No te creas todo lo que piensas.
Hacer depender el bienestar emocional de causas externas. Culpar de nuestra infelicidad a los dem¨¢s o a circunstancias fuera de nuestro control lleva a una indignaci¨®n que nos desempodera, ya que dejamos de ocuparnos de lo que depende de nosotros y nos abonamos a la pasividad y el resentimiento.
Saber qu¨¦ nos har¨ªa felices. Las personas con baja inteligencia emocional suelen asumir que aquello que no tienen es lo que podr¨ªa darles el bienestar personal. Sin embargo, todo deseo lleva a otro, como una zanahoria que nunca se alcanza.
Retroceder ante lo que tememos. En palabras de Brianna Wiest, ¡°el miedo significa que est¨¢s tratando de avanzar hacia algo que amas¡±. Por lo tanto, una persona con inteligencia emocional asumir¨¢ el temor como una puerta que invita a ser cruzada para alcanzar otra realidad.
Entender que la felicidad deber¨ªa ser permanente. Esta aspiraci¨®n es ilusoria, ya que la vida se compone de distintas experiencias y hay que aprender a transitar por todas ellas con naturalidad, relativizando lo que estamos viviendo.
Dejarse arrastrar por los pensamientos. Lo que en budismo se llama ¡°mente de mono¡± describe los brincos de las ideas propias y ajenas que pululan por nuestra mente. Para liberarnos de esa esclavitud, el primer paso es, en lugar de seguir al mono, tomar conciencia de nuestras creencias para desidentificarnos de ellas.
Reprimir las emociones. Inteligencia emocional no es contener lo que sentimos, sino gestionarlo adecuadamente para tomar mejores decisiones y expresarlo en la forma y momento adecuados.
Pensar que el sufrimiento acabar¨¢ contigo. Seg¨²n la autora de la mencionada antolog¨ªa, las personas con alta inteligencia emocional ¡°han desarrollado la suficiente conciencia y resiliencia para saber que todas las cosas, incluso las peores, son transitorias¡±.
Intentar hacerse amigo de todo el mundo. Una persona inteligente emocionalmente es emp¨¢tica y busca promover la confianza y la intimidad, pero no de forma indiscriminada. Elige de modo consciente a qui¨¦n permite entrar en su vida personal, aunque sea amable con todo el mundo.
Confundir un sentimiento triste con una vida triste. Lo primero obedece a una experiencia puntual y, por lo tanto, pasajera. No hay que extrapolar la tesitura actual con un futuro por hacer. Seg¨²n Wiest, las personas con verdadera inteligencia emocional ¡°se permiten tener ¡®d¨ªas malos¡¯ porque son plenamente humanas¡±. No resistirnos a lo que nos trae el presente, de hecho, es la llave de la paz personal.
Este ¨²ltimo punto era un fundamento de los fil¨®sofos estoicos como S¨¦neca, quien lleg¨® a afirmar que ¡°no hay nadie menos afortunado que la persona a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba¡±.
Reflexiones de este tipo pueden soliviantar a quien est¨¦ pasando por un mal momento, pero el pensador romano nacido en C¨®rdoba apunta a que muchas veces estamos ¡°m¨¢s asustados que heridos¡±, en el sentido de que padecemos ante escenarios catastrofistas que no se llegar¨¢n a cumplir. Sufrir antes de lo necesario es sufrir m¨¢s de lo necesario, comenta S¨¦neca, y esa ser¨ªa la muestra ¨²ltima de inteligencia emocional, ocuparnos de lo bueno y de lo malo en su debido momento, sin anticipar la vida. Entregarlo todo a hoy, haciendo simplemente lo que debemos hacer con atenci¨®n y naturalidad, es la manera m¨¢s sabia de caminar por el mundo.
La par¨¢bola de los ciegos y el elefante
— Una de las fábulas más célebres de la tradición india cuenta que cuatro personas ciegas estaban intentando examinar un elefante que había llegado al poblado.
— La primera, al tocar la trompa, exclamó asustada que aquello era una enorme serpiente. La segunda, que estaba palpando una de las patas del animal, afirmó que se trataba de un árbol. La tercera tenía las manos en una de las orejas, que identificó como un abanico. La cuarta persona, que había agarrado un colmillo, dijo que estaba tocando una lanza.
— La discusión prosiguió hasta que un lugareño vidente se acercó a explicarles que todos tenían algo de razón, pero el error venía de tomar la parte por el todo; eso les impedía entender el conjunto.
— Aplicado a la inteligencia emocional, una clave es entender que cada persona ve la realidad desde su perspectiva, condicionada por sus propias experiencias, y que por lo tanto la verdad absoluta no existe.
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