La minitregua pol¨ªtica no dur¨® ni 10 d¨ªas
PP y Vox, en guerra por liderar la derecha, preparan ya el ajuste de cuentas con el Gobierno tras la crisis del coronavirus
Pablo Casado ten¨ªa muy clara la estrategia desde el principio. Tanto que el mismo d¨ªa en que, despu¨¦s de siete largas horas y en un ambiente de excepci¨®n, el Consejo de Ministros aprob¨® el decreto de alarma, el l¨ªder del PP aprovech¨® el momento de m¨¢xima audiencia televisiva, justo despu¨¦s de la intervenci¨®n de Pedro S¨¢nchez que siguieron 18 millones de personas, para hablar de la ¡°negligencia dolosa¡± del Gobierno. Pero fue tan duro, en un momento tan delicado, que qued¨® extempor¨¢neo. Adem¨¢s, la casualidad quiso que mientras ¨¦l criticaba a S¨¢nchez, algunas televisiones cortaran su emisi¨®n para transmitir en directo los aplausos de los espa?oles en los balcones a los profesionales sanitarios. El contraste fue demasiado fuerte.
Casado vio la reacci¨®n a ese discurso, habl¨® con sus asesores y con algunos de sus presidentes auton¨®micos que, con la excepci¨®n de Madrid, han mantenido discursos mucho m¨¢s contenidos con el Gobierno central, y decidi¨® dar un giro. El l¨ªder del PP ensay¨® una especie de minitregua y se puso a disposici¨®n de S¨¢nchez. Algunos presidentes auton¨®micos trasladaron a Casado, seg¨²n fuentes del PP, que el desgaste del Gobierno llegar¨ªa de forma natural, y que habr¨ªa tiempo m¨¢s adelante de evaluar la gesti¨®n de la crisis y todos los posibles errores. El propio S¨¢nchez lo admiti¨® impl¨ªcitamente: ¡°Tiempo habr¨¢ para que los ciudadanos eval¨²en¡±, lleg¨® a decir en una rueda de prensa despu¨¦s de pedir unidad para afrontar ahora la crisis. Sobre todo al PP, que en realidad pr¨¢cticamente cogestiona la epidemia con el Gobierno, ya que, por mucho que se hable de mando ¨²nico, la realidad es que gran n¨²mero de decisiones t¨¦cnicas las toman las comunidades, las que tienen el control, los equipos y la experiencia, mientras el ministerio se limita a tratar de armonizar las directivas y redistribuir el material que se va recibiendo con cuentagotas.
As¨ª lleg¨® el debate pol¨ªtico en el Congreso de la semana pasada. Todo era extra?o, no solo por el hemiciclo semivac¨ªo y por el protagonismo de Valentina Cepeda, la trabajadora que limpiaba el atril tras cada intervenci¨®n. Sino sobre todo porque Casado parec¨ªa otro. El coronavirus hab¨ªa logrado algo impensable: la unidad pol¨ªtica en Espa?a. Pero fue un espejismo que no dur¨® ni 10 d¨ªas.
La crisis se ha agravado, los datos son escalofriantes, el Gobierno tiene problemas importantes para garantizar el suministro de material para los sanitarios que est¨¢n en primera l¨ªnea y para todos los ciudadanos, sobre todo mascarillas, test r¨¢pidos y respiradores. El sistema est¨¢ al l¨ªmite, especialmente en Madrid, el epicentro del poder del PP y del propio Casado, un hombre criado pol¨ªticamente entre los populares madrile?os y que ha colocado al frente a una persona de su absoluta confianza como Isabel D¨ªaz Ayuso. Y fue ese momento, el m¨¢s delicado para el Ejecutivo, con un pico de 738 muertos ayer, el que eligi¨® Casado ¡ªy m¨¢s a¨²n Santiago Abascal, l¨ªder de Vox¡ª para romper esa minitregua y recordar al Gobierno lo que le espera cuando logre controlar la crisis.
Casado se coloc¨® as¨ª en un escenario ya casi poscrisis, como si hubiera llegado la fase del ajuste de cuentas y no estuvi¨¦ramos en pleno ojo de la tormenta. Ese momento parece ahora lejano porque los fallecidos y contagiados no paran de aumentar, pero el PP parece dispuesto a tomar posiciones para esa fase.
Con un ambiente en la derecha sociol¨®gica, sobre todo en Madrid, en el que ya se detecta un enorme deseo de responsabilizar al Gobierno por los muertos ¡ªes en la capital donde han sido m¨¢s intensas las caceloradas de las nueve de la noche contra la gesti¨®n del Ejecutivo¡ª Casado y Abascal ya se preparan para los d¨ªas en que los ciudadanos dejen de pedir unidad para dejar paso de nuevo a la cr¨ªtica.
El riesgo, una vez m¨¢s, es pasarse de frenada en esa guerra inacabada con Vox por el liderazgo de la derecha. Ciudadanos ha optado por una estrategia opuesta y ha aprovechado para reinventarse como un partido leal al Gobierno que incluso le ofrece apoyo presupuestario. La emergencia sanitaria ha reventado todo, pero cuando Espa?a despierte de la pesadilla del virus, el dinosaurio de la guerra en la derecha seguir¨¢ ah¨ª.
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