Cuatro personas asaltan una vivienda por una bandera republicana en el balc¨®n
Los agresores entraron en la casa, donde hab¨ªa cinco personas, y agredieron a dos de los moradores
El 16 de mayo, tras la muerte de Julio Anguita, Javier Cuesta decidi¨® homenajearlo colgando en su balc¨®n una bandera republicana. Ah¨ª segu¨ªa una semana despu¨¦s cuando tras concluir la manifestaci¨®n diaria de la ultraderecha en el centro de Granada un joven decidi¨® orinarse en la puerta, justo debajo del balc¨®n y la bandera. El sobrino de Javier, de 23 a?os, se percat¨® del hombre que orinaba y le dijo que se fuera. Comenz¨® entonces una trifulca que acab¨® con Javier Cuesta y su sobrino en el hospital con hematomas y roturas varias y con una denuncia contra cuatro asaltantes por un posible delito de odio y agresi¨®n.
En la vivienda de Javier Cuesta, de dos plantas, residen estos d¨ªas cinco personas. El propio Javier, de 40 a?os, sus padres, de 80, un sobrino de 23 y la madre de este, hermana de Javier. El s¨¢bado, Javier y su sobrino hab¨ªan terminado de organizar una habitaci¨®n cuando el primero se fue a duchar y su sobrino ¨Calguien a quien ¡°no le gusta precisamente la bandera republicana¡± seg¨²n cuenta su t¨ªo¨C se entreten¨ªa en el balc¨®n. Ah¨ª fue cuando vio al hombre orinando. Le reconvino y baj¨® a la calle a decirle que se fuera. Comenz¨® una pelea que el joven dio por concluida al ver que a su contrincante se un¨ªan tres personas m¨¢s que paseaban con ¨¦l y que estaban unos metros m¨¢s all¨¢. El sobrino, con miedo, se meti¨® en la casa y cerr¨® la puerta.
Javier, m¨²sico y trabajador en el sector de la maquinaria de hosteler¨ªa, estaba a punto de ducharse cuando oy¨® los gritos de su padre y de su hermana, que estaban en la planta baja, la de la entrada a la vivienda. Los cuatro intrusos y agresores ¨C¡°de alrededor de treinta a?os, vaqueros, polo blanco y uno de ellos con un reloj Lotus que perdi¨® en la trifulca¡±, narra Cuesta¨C hab¨ªan pegado una patada en la puerta y buscaban al sobrino, que se hab¨ªa refugiado en su habitaci¨®n. Mientras unos echaban la puerta abajo del dormitorio, otros se hab¨ªan metido en el sal¨®n. All¨ª se encontraron con los padres de Javier, uno de ellos con principio de Alzheimer, que no entend¨ªa lo qu¨¦ estaba pasando. Nadie lo entend¨ªa, realmente.
El ruido hizo que Javier bajara corriendo ¨C¡°pens¨¦ que nos estaban robando¡±, dice Cuesta¨C y tres de ellos ya estaban camino de la calle. Se top¨® con el cuarto justo a la bajada de las escaleras. All¨ª le espet¨®: ¡°?Qu¨¦ hac¨¦is, qu¨¦ quer¨¦is?¡±. Se enzarzaron en una pelea que pas¨® de la entrada de la casa a la calle. All¨ª se unieron los otros tres asaltantes. ¡°Se liaron a pu?etazos y patadas conmigo. Un golpe en el est¨®mago me tir¨® al suelo. Ah¨ª siguieron d¨¢ndome patadas. Pens¨¦ que me mor¨ªa, que no iba a volver a ver a mis hijos ni a mis padres¡±, relata Cuesta. ¡°Sinceramente, creo que he resucitado porque cre¨ªa que me mataban. Si no salen mis padres a ver qu¨¦ pasa y con el ruido salen los vecinos, no s¨¦ qu¨¦ hubiera sido de m¨ª¡±.
Javier nunca consigui¨® que le respondieran a la raz¨®n del asalto. Fue su sobrino el que le record¨® la bandera. ¡°?Por qu¨¦ si no en nuestra puerta, con lo vac¨ªa y larga que es la calle? Es la ¨²nica que tiene algo diferente¡±, dice Cuesta que le dijo el sobrino. Tras la agresi¨®n, los amigos le recomendaron que fuera al hospital. All¨ª estuvo hasta pasadas las cuatro de la madrugada. Necesitaba que lo curaran y que le dieran un parte de lesiones. Y ah¨ª consta: Politraumatismo y luxaci¨®n del me?ique derecho. A ello suma varias puertas rotas en su casa.
El lunes, Javier Cuesta tuvo de volver a un centro de salud porque le aparecieron nuevos moratones y necesitaba un nuevo parte de lesiones. Con ello, el lunes por la tarde present¨® una denuncia en el juzgado de guardia por un presunto delito de odio y agresi¨®n contra los asaltantes, que no han sido detenidos a¨²n porque en la ma?ana del martes a¨²n no hab¨ªa llegado la denuncia a la polic¨ªa y no hab¨ªa comenzado, por tanto, ninguna investigaci¨®n. Fuentes de la fiscal¨ªa, no obstante, explican a este peri¨®dico que, a partir del relato del denunciante, no hay un nexo directo entre la bandera y la agresi¨®n, por lo que, explican, ¡°parece inicialmente un incidente de seguridad ciudadana absolutamente lamentable que ser¨¢ investigado bajo la supervisi¨®n del servicio de delitos de odio por si aparece dicho motivo de actuaci¨®n¡±.
El martes por la ma?ana, la bandera republicana de Javier Cuesta sigue en el balc¨®n. Le acompa?a ahora una bandera espa?ola porque, como dice el agredido medio en broma, ¡°si juega Espa?a contra Rusia, yo voy con Espa?a porque soy espa?ol¡±.
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