Grande-Marlaska: juez, ministro y viceversa
El titular de Interior cumple dos a?os en el cargo entre reproches por c¨®mo afront¨® la crisis con la Guardia Civil
Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) no es el primer juez que ocupa la cartera de Interior, pero s¨ª al que m¨¢s le han recordado que visti¨® toga. Tambi¨¦n es el ministro del que m¨¢s se ha puesto en duda su sinton¨ªa ideol¨®gica con el Gobierno del que forma parte. ¡°Es m¨¢s de izquierdas de lo que parece¡±, le defienden miembros de su equipo, conscientes de que su pasado como vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a propuesta del PP sale a relucir frecuentemente. ¡°Podr¨ªa haber sido ministro del Gobierno de [Mariano] Rajoy sin problemas¡±, replica un diputado de izquierdas que ve en el magistrado planteamientos ¡°poco acordes¡± con un Ejecutivo de coalici¨®n con Unidas Podemos. Hay quien recuerda que cuando se supo su nombramiento en el primer Gobierno de Pedro S¨¢nchez, en las filas socialistas hubo malestar: ¡°No es uno de los nuestros¡±. No olvidaban que fue el juez que exoner¨® al equipo de Federico Trillo en la causa del Yak-42 y que investig¨® a cargos socialistas por el chivatazo a ETA del bar Fais¨¢n.
Ahora, dos a?os despu¨¦s de su llegada al ministerio ¡ªque se cumplen, precisamente, este domingo¡ª y con la pol¨¦mica de la destituci¨®n del coronel Diego P¨¦rez de los Cobos y la posterior marejada en el instituto armado a¨²n reciente, estos pecados parecen olvidados entre los socialistas, que han cerrado filas en torno a ¨¦l. ¡°No tiene carn¨¦, pero es del PSOE¡±, se?ala un diputado socialista que destaca la ¡°fidelidad¡± de Grande-Marlaska a S¨¢nchez. Sin embargo, ese cierre de filas no oculta el malestar en ciertos sectores del partido sobre c¨®mo ha gestionado ¡ª¡°mal y a destiempo¡±¡ª la crisis con la Guardia Civil. ¡°Todav¨ªa cree que est¨¢ en un juzgado dictando autos a los que todos asienten¡±, critica otro parlamentario.
Quienes han trabajado con ¨¦l dudan de que, precisamente por su condici¨®n de juez, ¨¦l reclamase al coronel el informe sobre el 8-M que le ha puesto en el centro de la pol¨¦mica. Sin embargo, tambi¨¦n coinciden en se?alar que el peso de la toga y su falta de experiencia pol¨ªtica ha pesado, y mucho, en lo ocurrido: ¡°En pol¨ªtica, hay que crear equipo, escucharlo y ser capaz de dar marcha atr¨¢s. ?l, sin embargo, ha optado por seguir el sistema de trabajo de un juzgado, en el que el juez lleva todo el peso y decide sin consultar¡±. ¡°Que sea poco pol¨ªtico es su gran virtud¡±, rebate el entorno del ministro.
Grande-Marlaska fue una de las sorpresas del bautizado como el ¡°Gobierno bonito¡±, al que lleg¨® de la mano del presidente, que meses antes le hab¨ªa ofrecido ser el candidato del PSOE al Ayuntamiento de Madrid. A la propuesta de dar el salto a la pol¨ªtica municipal, con nulas posibilidades de triunfo, Grande-Marlaska dijo que se lo pensar¨ªa. ¡°Cuando el ofrecimiento fue el de dirigir Interior, no dud¨® ni un instante¡±, reconoce un colaborador. As¨ª desembarc¨® en un ministerio en el que el partido le dise?¨® parte del equipo ¡ªempezando por qui¨¦n ser¨ªa su n¨²mero dos, Ana Mar¨ªa Botella, que se hizo cargo del puesto clave de secretaria de Estado de Seguridad¡ª y en la que otra ministra con toga, Margarita Robles, eligi¨® al director general de la Guardia Civil, el magistrado F¨¦lix Az¨®n. Grande-Marlaska solo impuso a su jefe de gabinete, Rafael P¨¦rez, otro juez sin experiencia pol¨ªtica con el que hab¨ªa trabajado en el CGPJ y al que le une una gran amistad y ¡°admiraci¨®n mutua¡±, apuntan.
Ni siquiera hizo muchos cambios en la decoraci¨®n del despacho del ministerio. Al llegar, sobre la mesa coloc¨® dos objetos. Uno, la fotograf¨ªa del juez Jos¨¦ Mar¨ªa Lid¨®n, asesinado por ETA en noviembre de 2001 y en el traslado de cuyo f¨¦retro particip¨® el propio Grande-Marlaska. La segunda, m¨¢s adelante, una imagen suya de la campa?a de 2007 para promover el uso del preservativo en las relaciones homosexuales. ¡°Estos objetos definen sus dos prioridades: justicia y activismo social¡±, a?ade una persona cercana a ¨¦l.
En aquella primera etapa, el trabajo en Interior fue ¡°en equipo y armon¨ªa¡±, destaca un colaborador. Se pusieron los cimientos de lo que todo el mundo considera que ha sido su mayor logro al frente de la cartera: la lucha contra la inmigraci¨®n irregular, que ha conseguido reducir en un 50%. Fueron los meses en los que anunci¨® la eliminaci¨®n de las concertinas en las fronteras de Ceuta y Melilla, puso en marcha el plan policial para acabar con la impunidad del narco en el Campo de Gibraltar y elabor¨® los planes estrat¨¦gicos para los pr¨®ximos a?os en la lucha contra terrorismo y la delincuencia. ¡°Tambi¨¦n consigui¨® eliminar la politizaci¨®n que hab¨ªa dejado en el ministerio los anteriores Gobiernos del PP¡±, a?ade un diputado socialista.
Ya entonces tuvo que lidiar con una pol¨¦mica destituci¨®n, la del jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), el coronel Manuel S¨¢nchez Corb¨ª, en agosto de 2018. Una fuente de Interior achaca a Grande-Marlaska en esta decisi¨®n un error que, considera, ha repetido con P¨¦rez de los Cobos: ¡°?l cree conocer a las Fuerzas de Seguridad de su etapa de juez, pero nunca ha entendido que es muy diferente el trato con ellas desde un juzgado que cuando se es ministro del Interior¡±. Tambi¨¦n lidi¨® con un enfrentamiento con Ciudadanos, por sus cr¨ªticas a sus acuerdos con Vox y aquella alusi¨®n a que esos pactos tendr¨ªan ¡°consecuencias¡±, justo antes de la manifestaci¨®n del Orgullo Gay que acab¨® con empujones y escupitajos a los miembros del partido de Albert Rivera.
En aquellos meses, Grande-Marlaska cre¨® poco a poco su n¨²cleo duro dentro del ministerio y apart¨®, entre otros, a la secretaria de Estado, Ana Botella, sobre la que deb¨ªa pivotar buena parte del funcionamiento del departamento. ¡°Asumi¨® todo el protagonismo. No le gustaba que cuestionaran sus decisiones¡±, a?ade una fuente conocedora de la trastienda del ministerio. ¡°No tiene mano izquierda y le pierden las formas¡±, se?ala otro cargo de Interior que recuerda haberle visto, y sobre todo o¨ªdo, gritar en reuniones, pero tambi¨¦n pedir disculpas inmediatamente despu¨¦s.
Organigrama a su medida
Con su confirmaci¨®n como ministro en el Gobierno de coalici¨®n, Marlaska llev¨® al organigrama de Interior lo que ya era un hecho en la pr¨¢ctica. Cay¨® su n¨²mero dos y puso a su hombre de confianza, Rafael P¨¦rez, de secretario de Estado de Seguridad. Tambi¨¦n destituy¨® al director general de la Guardia Civil y otros cargos, y coloc¨® a gente de su confianza. ¡°Exige lealtad rec¨ªproca¡±, se?alan en su entorno. Mantuvo al director de la Polic¨ªa, Francisco Pardo ¡ªpor la coordinaci¨®n con los Mossos durante los altercados tras la sentencia del proc¨¦s¡ª y al secretario general de Instituciones Penitenciarias, ?ngel Luis Ortiz ¡ªque ha dirigido el acercamiento de presos de ETA sin irritar a las asociaciones de v¨ªctimas¡ª. ¡°Es inexplicable que el partido haya dejado un ministerio de Estado como es Interior en manos de independientes. El PSOE ha desaparecido del Paseo de la Castellana, 5 [sede del departamento]¡±, se queja un diputado socialista. Este parlamentario cree que parte de la culpa de lo que ha pasado estos d¨ªas es consecuencia, precisamente, de que ¡°no hay ese contrapeso pol¨ªtico en Interior¡±.
Quienes le conocen aseguran que Grande-Marlaska ¡°sabe que S¨¢nchez lo respalda¡± y que, por ello, nunca pens¨® en dimitir pese al cisma con la Guardia Civil, que precisamente desarticul¨® en 2008 el comando de ETA que planeaba atentar contra ¨¦l. En el PSOE destacan que durante las campa?as electorales de 2019, en las que fue cabeza lista por C¨¢diz, se implic¨® como pocos y fue all¨ª donde se le pidi¨® que diera un mitin: ¡°Se meti¨® a la militancia en el bolsillo¡±. ¡°Gana en las distancias cortas¡±, admite un diputado de la oposici¨®n. ¡°No es consciente de que ahora es ministro y no lleva toga¡±, recrimina un excolaborador.
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