Justicia contra impunidad
El crimen de 1989 contra los jesuitas se inscribi¨® en el clima de persecuci¨®n de los poderes olig¨¢rquicos contra el cristianismo liberador
El 16 de noviembre de 1989 el batall¨®n Atlacatl, el m¨¢s sanguinario del Ej¨¦rcito de El Salvador (Centroam¨¦rica), asesin¨® con premeditaci¨®n, nocturnidad, alevos¨ªa e impunidad en la Universidad Centroamericana Jos¨¦ Sime¨®n Ca?as (UCA) a los jesuitas Segundo Montes, Ignacio Mart¨ªn-Bar¨®, Juan Manuel Moreno, Joaqu¨ªn L¨®pez, Amando L¨®pez e Ignacio Ellacur¨ªa, a Julia Elba Ramos, trabajadora dom¨¦stica, y a su hija Celina Ramos, de 15 a?os. Anteriormente, la UCA hab¨ªa sido objeto de cateos, ataques con bombas que destruyeron parte de las instalaciones, del material inform¨¢tico y de la documentaci¨®n universitaria. Su rector, Ignacio Ellacur¨ªa, recibi¨® numerosas amenazas de muerte que le obligaron a abandonar el pa¨ªs en repetidas ocasiones.
Los cr¨ªmenes, que causaron una gran conmoci¨®n mundial, se inscrib¨ªan en el clima de persecuci¨®n de los poderes olig¨¢rquicos, el Gobierno, el Ej¨¦rcito, la Guardia Nacional y los escuadrones de la muerte, todos coaligados, contra el cristianismo liberador de El Salvador, formado por las comunidades de base, un sector del clero del lado de las organizaciones populares y los te¨®logos y cient¨ªficos sociales de la UCA que educaban al alumnado y a la ciudadan¨ªa en una conciencia cr¨ªtica al servicio de las mayor¨ªas populares bajo la gu¨ªa de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n.
Los jesuitas estaban comprometidos en el trabajo por la justicia en una sociedad estructuralmente injusta, en la lucha por los derechos humanos en un pa¨ªs donde se transgred¨ªan sistem¨¢ticamente, en la defensa de la vida de quienes la ten¨ªan m¨¢s amenazada, y en el trabajo por la paz a trav¨¦s de la no violencia activa en medio de la violencia institucional.
La persecuci¨®n se produc¨ªa con el silencio c¨®mplice del Vaticano bajo el pontificado de Juan Pablo II, y de su principal ide¨®logo el cardenal Ratzinger, quienes acusaron a los te¨®logos de la UCA de abrazar el marxismo acr¨ªticamente, haber creado divisi¨®n en la Iglesia salvadore?a e incluso legitimar la violencia.
En la represi¨®n contra la Iglesia de los pobres hab¨ªa sido asesinado antes por la Guardia Nacional el jesuita Rutilio Grande, junto con el campesino Manuel Sol¨®rzano y el joven Nelson Rutilio Lemus, por haber contribuido a despertar la conciencia del campesinado en la defensa de sus derechos; monse?or Romero, arzobispo de San Salvador, por sus sistem¨¢ticas denuncias de la violaci¨®n de los derechos humanos y de las masacres contra poblaciones enteras; cuatro religiosas estadounidenses por su opci¨®n en favor de los sectores m¨¢s vulnerables de la sociedad; y l¨ªderes de comunidades de base y activistas de los derechos humanos.
Las personas asesinadas pusieron en pr¨¢ctica la m¨¢xima de Epicuro: ¡°Vana es la palabra de aquel fil¨®sofo que no remedia ninguna dolencia del ser humano¡±. Hicieron realidad el verso del poeta cubano Jos¨¦ Mart¨ª: ¡°Con los pobres de la tierra mi suerte yo quiero echar¡±. Y pusieron en pr¨¢ctica el principio-compasi¨®n con las v¨ªctimas formulado por Jes¨²s de Nazaret: ¡°Misericordia quiero, no sacrificios¡±. Como dijera Ignacio Ellacur¨ªa, ¡°no lucharemos por la justicia sin pagar un precio¡±. Y bien caro que lo pagaron.
Durante m¨¢s de treinta a?os, los cr¨ªmenes de aquella fat¨ªdica madrugada de noviembre de 1989, decididos por el Estado Mayor del Ej¨¦rcito salvadore?o y ejecutados por el Batall¨®n Atlacatl, han quedado impunes. Hace m¨¢s de diez a?os la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos (APDHE) y la familia de Ignacio Mart¨ªn-Bar¨® interpusieron una querella contra los responsables de tama?os cr¨ªmenes para que se hiciera justicia a las v¨ªctimas y al pueblo salvadore?o. Tras una investigaci¨®n judicial compleja, se inicia este lunes el juicio en la Audiencia Nacional contra Inocente Orlando Montano, coronel y viceministro de Seguridad P¨²blica entonces, acusado de asesinato y terrorismo cometidos en el contexto de cr¨ªmenes internacionales. El proceso ser¨¢ dirigido por los abogados Almudena Bernab¨¦u y Manuel Oll¨¦ en nombre de la APDHE y de las v¨ªctimas.
Estamos ante un d¨ªa hist¨®rico ya que se abre el camino para terminar con tan larga impunidad, buscar la verdad, hacer justicia a las v¨ªctimas y rehabilitarlas en su dignidad negada por tantos a?os de olvido judicial.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la c¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacur¨ªa, de la Universidad Carlos III de Madrid, y autor, con Jos¨¦ Manuel Romero, de Ignacio Ellacur¨ªa, Teolog¨ªa, filosof¨ªa y critica de la ideolog¨ªa (Anthropos).
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