Un mantero senegal¨¦s: ¡°De las tres personas que pasaron frente a la polic¨ªa solo me pararon a m¨ª¡±

Samba Kandji, un vecino senegal¨¦s del barrio madrile?o de Lavapi¨¦s, va a tener que pagar una multa de 300 euros por ir a comprar caf¨¦ a granel a la tienda de la esquina. Este mantero de 27 a?os es una entre las m¨¢s de un mill¨®n de personas sancionadas por supuestas vulneraciones de las medidas del estado de alarma, pero su encuentro con los agentes que lo multaron el pasado 11 de mayo no fue igual al del resto. ¡°De las tres personas que pasaron por delante de los polic¨ªas solo me pararon a m¨ª¡±, afirma. ¡°El agente no se cre¨ªa que llevaba caf¨¦, me abri¨® la bolsa buscando droga. Me pidieron mi m¨®vil para ver qu¨¦ modelo era y preguntaron por radio si alguien hab¨ªa denunciado el robo de ese tel¨¦fono. ¡®El m¨®vil es m¨ªo, puedo ense?aros la factura¡¯, les dije, pero me mandaron callar¡±. La denuncia sostiene que el motivo para ¡°deambular¡± por la calle no estaba entre los permitidos y que Kandji se neg¨® ¡°en repetidas ocasiones¡± a obedecer la orden de volver a su domicilio.

Salir a la calle a comprar o trabajar durante el confinamiento no ha sido igual para todos. Kandji ha contado su caso a EL PA?S, pero, seg¨²n han denunciado diversas organizaciones, ha habido un goteo de episodios de discriminaci¨®n durante el confinamiento. Un informe elaborado por la ONG Rights International Spain y un equipo de expertos que, junto al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, promueven los derechos de los afrodescendientes en Espa?a ha recopilado 70 incidentes racistas registrados durante el primer mes y medio del estado alarma. Su publicaci¨®n llega dos d¨ªas despu¨¦s de que miles de personas en todo el mundo hayan protagonizado manifestaciones masivas contra el racismo tras la muerte del afroamericano George Floyd bajo la rodilla de un polic¨ªa.

El documento titulado Racismo y Xenofobia durante el estado de alarma en Espa?a describe casos como el de una mujer colombiana en situaci¨®n irregular que se dedicaba al cuidados de dos ancianos y fue parada el pasado 7 de abril en Segovia. ¡°Fue amenazada con ser deportada tras recibir un trato de ¡®hostigamiento¡¯ por parte de la Guardia Civil. Antes de impedirle acudir a su lugar de trabajo y mandarla a su casa, los agentes le indicaron que ¡®deb¨ªa irse a su pa¨ªs¡±. O el de otra mujer latinoamericana, identificada en en Madrid por la Polic¨ªa Nacional, cuando acud¨ªa a trabajar en la limpieza de una casa. ¡°La polic¨ªa le permiti¨® volver a su casa, pero perdi¨® su empleo y le comunicaron que pod¨ªa ser multada o detenida para su deportaci¨®n¡±. El informe demanda en este sentido una reforma de la Ley Org¨¢nica de Protecci¨®n de la Seguridad Ciudadana para prohibir expresamente las identificaciones por perfil ¨¦tnico.

Los testimonios han llegado al equipo directa o indirectamente a trav¨¦s de varias ONG y buena parte de ellos (47) se registraron en un formulario online que ha permitido trazar una radiograf¨ªa de los denunciantes. Un 32% de ellos son afrodescendientes, seguidos de personas ¨¢rabo-musulmanas (30%) y de etnia gitana (25%). El 70% de los participantes de ese cuestionario report¨® ¡°brutalidad policial¡±. Fue el caso de M. E., un joven marroqu¨ª que denunci¨® una agresi¨®n racista por parte de la Guardia Urbana de Barcelona cuando sali¨® a la puerta de su casa para disfrutar de luz natural de la que carec¨ªa en su domicilio. ¡°Explic¨® que uno de los agentes le grit¨® ¡®vete a tu casa, puto moro de mierda¡¯ a lo que ¨¦l respondi¨® con un gesto recriminatorio que llev¨® a los agentes a romper la puerta de su casa a patadas, arrinconarle, sujetarle y darle un pu?etazo en el ojo. Los hechos fueron denunciados en el juzgado de guardia¡±, recoge el documento. El informe se?ala que el Ministerio del Interior no ha cumplido con la obligaci¨®n de iniciar "investigaciones prontas, exhaustivas y efectivas de todo acto de brutalidad y uso excesivo de la fuerza por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado¡±. ¡°Se investigan todos y cada uno de estos supuestos de manera individualizada¡±, mantiene un portavoz de Interior tras se?alar que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado ¡°velan por el respeto a la diversidad y el trato correcto en cualquier interacci¨®n con los ciudadanos¡±.

Los bulos y mensajes racistas que incitan al odio han sido una constante en Internet en las ¨²ltimas semanas. Los ataques traspasaron la red. Pocos d¨ªas antes de la declaraci¨®n del estado de alarma, Thomas Siu, un joven estadounidense de ascendencia china, fue brutalmente agredido en Madrid. Seg¨²n su testimonio, que relat¨® en eldiario.es, dos atacantes le gritaron ¡°algo relacionado con el coronavirus¡± que no entendi¨® muy bien y despert¨® dos d¨ªas despu¨¦s en el hospital. Ten¨ªa consigo su cartera y el m¨®vil, algo que, seg¨²n ¨¦l, evidenciaba el car¨¢cter racista de la agresi¨®n.

El informe recoge en este sentido las observaciones de la Fundaci¨®n Secretariado Gitano (FSG) que denuncia la difusi¨®n de numerosos mensajes de odio antigitano. ¡°Los bulos y las campa?as solicitando a la ciudadan¨ªa, entre otros, no acudir a los mercadillos donde las familias gitanas practican la venta ambulante, comenzaron antes del estado de alarma pero se mantuvieron varios d¨ªas despu¨¦s de que fueran adoptadas las medidas excepcionales¡±, explica el informe. Durante los meses de marzo y abril, la FSG tambi¨¦n denunci¨® diez casos de discurso de odio ante Fiscal¨ªas de Delitos de Odio y Discriminaci¨®n, y Defensores del Pueblo auton¨®micos.

El documento, realizado en el marco del Decenio Internacional de los Afrodescendientes declarado por la ONU, concluye con una serie de recomendaciones para evitar la discriminaci¨®n racial y hace un llamamiento al Gobierno espa?ol ¡°para que ponga fin a las manifestaciones de racismo y xenofobia en todos los planos de la vida social y pol¨ªtica a nivel nacional¡±. Falta, seg¨²n los autores, ¡°una mirada plural y transversal a la hora de abordar las graves repercusiones de la pandemia¡±.

El senegal¨¦s Samba Kandji sigue disgustado por su encuentro con la polic¨ªa. ¡°Hace cuatro a?os que estoy en Espa?a y no soy capaz de contar cu¨¢ntas veces me han parado. Y lo primero que me piden siempre es el m¨®vil porque piensan que lo he robado¡±, se queja. El caf¨¦ que compr¨® aquel d¨ªa era parte de la ¨²nica comida que se permite durante las jornadas del Ramad¨¢n. ¡°Era mi momento de comer a gusto por fin, pero ese d¨ªa ni com¨ª. Estaba muy enfadado¡±, recuerda. ¡°No tengo nada y me ponen una multa¡±.

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