El nacionalismo se refuerza en Euskadi

El coronavirus no ha sido neutro en las elecciones vascas. Se han confirmado los temores de una desmovilizaci¨®n que ha provocado la mayor abstenci¨®n de la historia democr¨¢tica en unos comicios en Euskadi. Una abstenci¨®n que ha beneficiado a los partidos nacionalistas, con un resultado hist¨®rico, y ha perjudicado a los no nacionalistas, que necesitar¨¢n abrir una reflexi¨®n. El PNV ha ganado las elecciones y ha mejorado sus resultados de 2016. Los electores han avalado su gesti¨®n de la pandemia y le han exculpado de sus errores. I?igo Urkullu ha rentabilizado su centralidad pol¨ªtica al ejercer un modelo de autogobierno de contenido socioecon¨®mico, huyendo de la crispaci¨®n identitaria y ejerciendo como dique de contenci¨®n de la deriva soberanista del nacionalismo catal¨¢n.

Urkullu tiene asegurada su investidura y puede formar mayor¨ªa tanto con el PSE como con Bildu. Tratar¨¢ de hacerlo con el PSE, que mejora discretamente los resultados de 2016 y desplaza a cuarta posici¨®n a Podemos. El electorado no termina de reconocer su dif¨ªcil papel amortiguador de las pulsiones identitarias del PNV, evidenciada en el nuevo Estatuto, y de impulsor de las pol¨ªticas socialdem¨®cratas en la coalici¨®n de Gobierno. A¨²n permanece lejos de los resultados que obtuvo antes de la gran recesi¨®n.

La coalici¨®n del PNV y PSE, que repetir¨¢ previsiblemente, cuenta con la experiencia de la ¨²ltima legislatura. Es la preferida por el electorado vasco al abarcar una mayor¨ªa diversa con mucha historia detr¨¢s. La coalici¨®n se refuerza con las relaciones entre los Gobiernos de S¨¢nchez y Urkullu, alimentadas desde que el PNV apoy¨® la moci¨®n de censura del l¨ªder socialista contra Mariano Rajoy.

Bildu se revalida como segunda fuerza y, pese a su importante ascenso, beneficiado por la abstenci¨®n, es muy dif¨ªcil que gobierne aunque suma con el PNV. Urkullu huye de una coalici¨®n abertzale que polarizar¨ªa Euskadi, evocar¨ªa la etapa de Ibarretxe y perder¨ªa la centralidad. Bildu tiene pendiente su autocr¨ªtica, lo que le invalida como partido de Gobierno. Con su ascenso, tratar¨¢ de condicionar el debate sobre el nuevo Estatuto vasco y de empujar al PNV hacia una deriva soberanista.

Podemos, que gan¨® las elecciones generales en Euskadi en 2015 y 2016, cae estrepitosamente. Adolece de falta de un proyecto claro, con cuatro l¨ªderes en cuatro a?os. Su direcci¨®n apost¨® por una oposici¨®n ¨²til y poco antes de las elecciones fue descabalgada por otra que ha defendido un tripartito de izquierdas alternativo al PNV de imposible aplicaci¨®n por la negativa del PSE a pactar un Gobierno con EH Bildu.

El PP obtiene sus peores resultados, pese a acudir con Ciudadanos. Cae desde 2005 por no adecuar su estrategia al final del terrorismo. Pablo Casado ha intensificado, respecto a Mariano Rajoy, la utilizaci¨®n de Euskadi como punto de confrontaci¨®n con el nacionalismo y de denuncia de colaboracionismo del PSE con la pretensi¨®n de lograr votos fuera. Basa su confrontaci¨®n en considerar que ETA est¨¢ en las instituciones con Bildu y en no distinguir entre el PNV pragm¨¢tico de Urkullu del soberanista de Ibarretxe. La consecuencia es un alejamiento de la realidad, con tres l¨ªderes sustituidos, la irrupci¨®n de Vox en el Parlamento vasco y una huida de votos hacia la abstenci¨®n y el PNV.