Juan Carlos I asume que debe dar un paso al lado y distanciarse de Zarzuela
El rey em¨¦rito no renuncia al t¨ªtulo honor¨ªfico que recibi¨® tras su abdicaci¨®n
Juan Carlos I ha asumido que debe dar un paso al lado para salvaguardar a la Monarqu¨ªa de la investigaci¨®n abierta sobre sus cuentas en para¨ªsos fiscales y sopesa un alejamiento f¨ªsico de la Zarzuela, pero no la renuncia al t¨ªtulo honor¨ªfico de rey, seg¨²n fuentes de su entorno. El padre del Rey est¨¢ al tanto de las informaciones que se publican cada d¨ªa sobre sus negocios privados y es consciente del da?o que hacen a la instituci¨®n, pero a¨²n no hay consenso entre Felipe VI, el Gobierno y Juan Carlos I sobre la f¨®rmula y el momento oportunos para blindar a la corona de las responsabilidades personales de este ¨²ltimo.
Fuentes gubernamentales aseguran que la Casa del Rey se inclina por la renuncia voluntaria de Juan Carlos I al t¨ªtulo de rey em¨¦rito como la f¨®rmula legal m¨¢s limpia y sencilla: bastar¨ªa con derogar o modificar el decreto de 13 de junio de 2014 sobre t¨ªtulos y honores de la familia real que, seis d¨ªas antes de la proclamaci¨®n de Felipe VI, otorg¨® a sus padres el t¨ªtulo honor¨ªfico y vitalicio de reyes, con honores an¨¢logos a los pr¨ªncipes de Asturias y precedencia protocolaria tras las hijas de los Reyes. Adem¨¢s, como ya hizo tras su llegada al trono, cuando excluy¨® a sus hermanas y cu?ados, Felipe VI podr¨ªa recortar la composici¨®n de la familia real para dejarla reducida a su esposa e hijas. Una f¨®rmula que, como efecto colateral, castigar¨ªa injustamente a la reina Sof¨ªa.
El problema es que, seg¨²n quienes le conocen, Juan Carlos I no se plantea renunciar voluntariamente al t¨ªtulo honor¨ªfico de rey, la ¨²nica dignidad que conserva una vez que su hijo le retir¨® el 15 de marzo la asignaci¨®n que recib¨ªa de los fondos p¨²blicos. En estas condiciones, la decisi¨®n resulta traum¨¢tica, pues Felipe VI deber¨ªa despojarle del t¨ªtulo contra su voluntad, como hizo con su hermana Cristina, a la que en junio de 2015 retir¨® el ducado de Palma de Mallorca tras negarse a renunciar a sus derechos din¨¢sticos.
Otra cuesti¨®n es el momento adecuado para tomar una decisi¨®n. Inicialmente La Zarzuela era partidaria de esperar a que se produjera alguna acci¨®n judicial, la presentaci¨®n de una querella por parte de la Fiscal¨ªa ante el Supremo o la citaci¨®n de Juan Carlos I como investigado, antes de dar cualquier paso. Anticiparse, se argumentaba, supon¨ªa presuponer su culpabilidad y agotar las posibles respuestas para momentos ulteriores. Otra cosa, alegaban fuentes pr¨®ximas a la Casa del Rey, es que hubiera que hacer algo incluso si la causa terminaba archiv¨¢ndose. A estas alturas ha quedado claro que Juan Carlos I cometi¨® irregularidades y que la inmunidad de la jefatura del Estado podr¨ªa librarle de sanciones penales, pero no de asumir su propia responsabilidad ante la sociedad.
En los ¨²ltimos d¨ªas, sin embargo, el Gobierno ha multiplicado las declaraciones instando a Felipe VI a que adopte medidas de distanciamiento con su padre. Este viernes, la vicepresidenta primera Carmen Calvo insisti¨® en que el futuro de Juan Carlos I ¡°compete a la casa real¡± y agreg¨® que ¡°el Gobierno no otorga el t¨ªtulo de rey, sino que asume constitucionalmente que nuestra jefatura del Estado tiene forma de Monarqu¨ªa parlamentaria¡±. Fuentes de La Moncloa creen que el goteo de noticias sobre la fortuna de Juan Carlos I ha vuelto la situaci¨®n insostenible y que Felipe VI no puede posponer indefinidamente una decisi¨®n sin que la Monarqu¨ªa sufra un desgaste.
Tampoco est¨¢ claro que la retirada del t¨ªtulo de rey em¨¦rito fuera suficiente para evitar que el esc¨¢ndalo contamine a la corona. La Casa del Rey y el Gobierno estudian otras medidas, como su alejamiento f¨ªsico de la familia real, una posibilidad que est¨¢ sopesando ¨¦l mismo, seg¨²n quienes le conocen.
Juan Carlos I ocupa una vivienda dentro del propio Palacio de la Zarzuela, igual que la reina Sof¨ªa, mientras que los Reyes viven en el llamado Pabell¨®n del Pr¨ªncipe, donde Felipe VI se instal¨® cuando a¨²n era heredero. Sacar a don Juan Carlos del palacio y reubicarlo en alguno de los pabellones disponibles en el propio complejo de la Zarzuela ser¨ªa la f¨®rmula m¨¢s sencilla y discreta, aunque dif¨ªcilmente la opini¨®n p¨²blica lo ver¨ªa como un cambio cualitativo. Tambi¨¦n podr¨ªa mudarse a alguna de las residencias de Patrimonio Nacional, aunque ello conllevar¨ªa mayores gastos, incluida la seguridad de su nuevo domicilio.
La opci¨®n m¨¢s dr¨¢stica es su salida al extranjero. En m¨¢s de una ocasi¨®n Juan Carlos I dijo en el pasado que nunca se marchar¨ªa de Espa?a; recordando que ¨¦l naci¨® en Roma (Italia), donde muri¨® su abuelo, Alfonso XIII. Quienes le han frecuentado ¨²ltimamente sostienen, sin embargo, que puede ser necesario para evitar el deterioro ps¨ªquico del padre del Rey, sometido al bombardeo diario de noticias que le ponen en la picota.
El problema es que su marcha se podr¨ªa interpretar como una fuga, aunque proclamara solemnemente que estar¨ªa en todo momento a disposici¨®n de la justicia. Incluso si se tratara de una salida temporal y voluntaria fuera de Espa?a, ser¨ªa muy dif¨ªcil evitar que algunos la interpretasen como un ¡°exilio¡±.
Quienes conocen a Juan Carlos I creen que este se alejar¨¢ de una manera progresiva, intentando desaparecer de la escena p¨²blica. Portavoces de la Casa del Rey aseguran ¡°no tener constancia¡± de cu¨¢les son los planes o intenciones del Rey em¨¦rito.
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