La opositora del tatuaje tira la toalla
La aspirante que gan¨® una batalla por la igualdad de la mujer renuncia a ser psic¨®loga militar
Uno de los primeros casos que se encontr¨® la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, cuando tom¨® posesi¨®n en junio de 2018, fue el de Estela Mart¨ªn. El 19 de ese mismo mes, cuando se puso el ba?ador para realizar la prueba de nataci¨®n, el presidente del tribunal de la oposici¨®n al Cuerpo Militar de Sanidad observ¨® que esta licenciada en Psicolog¨ªa ten¨ªa un tatuaje de siete cent¨ªmetros en el empeine derecho. Y la expuls¨®. Tras m¨¢s de dos a?os de lucha para que se revoque esa decisi¨®n, Estela ha decidido tirar la toalla y dejar de pleitear.
La convocatoria consideraba causa de exclusi¨®n portar tatuajes visibles con los uniformes reglamentarios. El de Estela pod¨ªa apreciarse con el uniforme femenino (falda y zapato abierto de tac¨®n), pero no con el masculino (pantal¨®n y zapato cerrado), por lo que varones con tatuajes similares pudieron realizar las pruebas sin problema.
Robles anunci¨® que, en adelante, ¡°el hecho de que una aspirante porte un tatuaje visible con la uniformidad en su modalidad de falda no ser¨¢ motivo de exclusi¨®n del proceso en el que est¨¦ participando¡± y que a partir de entonces solo se tendr¨ªan en cuenta los que se vean con el uniforme com¨²n.
Para resolver el problema planteado por Estela y otra compa?era en su misma situaci¨®n, el entonces subsecretario, Alejo de la Torre, decidi¨® cortar por lo sano: opt¨® por retrotraer el proceso selectivo al momento en que las dos opositoras con tatuaje hab¨ªan sido excluidas y ordenar la repetici¨®n de todos los ex¨¢menes que los aspirantes realizan a la vez.
Pero mientras se tramitaba el recurso de Estela, la oposici¨®n no se interrumpi¨® y, cuando Defensa tom¨® su decisi¨®n, ya hab¨ªa una lista final, a falta de su ratificaci¨®n oficial. Siete de los opositores que hab¨ªan obtenido plaza (seis mujeres y un hombre) impugnaron la repetici¨®n de las pruebas, por lo que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid orden¨® la suspensi¨®n cautelar de las mismas, dejando toda la oposici¨®n en el limbo.
Dos a?os despu¨¦s, una sala formada por cuatro magistradas y un magistrado ha concluido que los otros opositores no ten¨ªan por qu¨¦ pagar el trato discriminatorio a Estela y su compa?era y que los aprobados entonces deben ser admitidos. La historia, sin embargo, est¨¢ lejos de haber terminado. Antes de su relevo, el subsecretario orden¨® la presentaci¨®n de un recurso ante el Supremo, alegando que la exclusi¨®n de las dos aspirantes del tatuaje supuso la vulneraci¨®n de un derecho fundamental, por lo que todas las pruebas realizadas con posterioridad son nulas.
El Supremo puede tardar m¨¢s de un a?o en resolver, pero Estela no va a esperar. Aunque ser psic¨®logo militar era su ilusi¨®n, reconoce que, con 32 a?os, tiene que ¡°buscar otro camino¡±. No se trata solo del coste econ¨®mico que supone seguir pleiteando. ¡°Llevo mucho tiempo con la vida hipotecada, trabajando a media jornada para poder preparar las oposiciones y no puedo seguir as¨ª¡±, asegura. ¡°Aunque al final la Justicia me diera la raz¨®n, ser¨ªa tarde¡±. No es la primera vez que mujeres que abren camino a las dem¨¢s se quedan en el camino ellas mismas.
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