Orihuela, un a?o despu¨¦s del diluvio
La ciudad alicantina se recupera de las inundaciones de 2019, pero sigue esperando las ayudas prometidas
El cielo se desplom¨® sobre Orihuela (Alicante) hace un a?o. El 12 de septiembre de 2019, sobre las 10 de la ma?ana, unas horas antes de lo previsto por los servicios meteorol¨®gicos, comenz¨® a diluviar. En dos horas cayeron 200 litros por metro cuadrado, que llegaron a 600 durante dos d¨ªas de temporal sin interrupci¨®n. De la sierra en la que se apoya la ciudad alicantina ca¨ªan cataratas de agua. Las acequias que la envuelven se desbordaron; el r¨ªo Segura, que cruza el municipio, estuvo a unos palmos de sobrepasar su l¨ªmite. La canalizaci¨®n del trasvase Tajo-Segura, que bordea la localidad, se rompi¨®. Durante cuatro d¨ªas, la monumental Orihuela, el pueblo en el que naci¨® Miguel Hern¨¢ndez, qued¨® aislada por la DANA (depresi¨®n aislada en niveles altos) de septiembre.
Pr¨¢cticamente, desde la DANA no ha vuelto a llover m¨¢s que alg¨²n chaparr¨®n ocasional. Sin embargo, la cicatriz de la altura de la inundaci¨®n sigue viva y enmohecida en el Centro Ocupacional Oriol. Un centro de d¨ªa y residencial en el que conviv¨ªan 28 discapacitados y que fue arrasado por la riada. Una capa de barro cubre todo el suelo, una silla de ruedas embarrada ocupa el lugar de la conserjer¨ªa, las habitaciones y dependencias permanecen inservibles. Solo quedan algunos murales de cartulina confeccionados por los usuarios, una m¨¢quina encuadernadora con destino a la chatarra y unos cuantos trofeos en una vitrina que vivi¨® tiempos mejores.
¡°Sobre las 10 se puso a llover¡±, rememora Mar¨ªa del Mar, conserje del centro. Ella, dos cocineras, cuatro monitores y una psic¨®loga daban atenci¨®n a los 16 usuarios que estaban all¨ª cuando ¡°empez¨® a entrar agua por todas partes¡±. La ubicaci¨®n del centro, junto a la sierra, se convirti¨® en una trampa. ¡°Nos tuvieron que rescatar con lanchas¡±, relata la conserje. Mientras, se encargaron de tranquilizar a los residentes. ¡°Estaban muy asustados, porque esta era su casa y la estaban perdiendo¡±.
Tras un a?o de tumbos por diversas localidades de la comarca, recalar¨¢n en un inmueble en Hurchillo, una de las muchas pedan¨ªas oriolanas, que van a convertir en viviendas para residente, explica su directora, Lola Fabregat. El local arrasado por el diluvio quedar¨¢, una vez recuperado, como centro de d¨ªa.
¡°Fue algo absolutamente distinto a lo que hab¨ªamos conocido¡±, confirma el alcalde de Orihuela, Emilio Bascu?ana (PP). ¡°Amenazaba mucha agua, pero la DANA fue de dimensiones imprevisibles, con unas consecuencias que se vieron de inmediato¡±. Destrozos, inundaciones, accesos cortados, ¡°para llegar al hospital hab¨ªa que dar un rodeo de 50 kil¨®metros¡±, se?ala. El primer edil activ¨® todos los recursos de emergencia y solicit¨® m¨¢s. ¡°Lo primero fue alertar a la ciudadan¨ªa para que no saliera de sus casas y evitara riesgos¡±. Despu¨¦s vinieron cinco d¨ªas colgado al tel¨¦fono. En comunicaci¨®n con todas las administraciones, en busca de todos los recursos a su alcance.
Un a?o despu¨¦s, los oriolanos viven con el p¨¢nico de que se repitan los episodios de gota fr¨ªa con mayor frecuencia. Consultan los servicios meteorol¨®gicos nada m¨¢s despertar. Temen la virulencia del fin del verano del Mediterr¨¢neo. Y, adem¨¢s, Bascu?ana se?ala que sigue esperando la mayor parte de la ayuda econ¨®mica comprometida por la Generalitat Valenciana y la totalidad de la que ofreci¨® el Gobierno, que suman unos cinco millones. La estimaci¨®n de da?os se calcula en 530 millones de euros, la mayor parte con destino a infraestructuras de particulares. E insiste en que es imprescindible buscar fondos en Europa.
Orihuela convive con las inundaciones peri¨®dicas como el Caribe con los huracanes o Chile con los terremotos. Pero, seg¨²n el alcalde, ¡°hay que definir estructuras hidr¨¢ulicas que sean capaces de absorber y canalizar las aguas¡± para ¡°almacenarlas y poder utilizarlas¡± en tiempos de sequ¨ªa. Obras que recorran el Segura desde Orihuela hasta su desembocadura, en Guardamar. Reparar y adecuar las ramblas, canalizaciones, acequias y cauces para salvaguardar de lo imprevisible a ciudad y toda la comarca de la Vega Baja, que se convirtieron en un colosal pantano de agua, barro y desesperaci¨®n.
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