El ¡®plan b jur¨ªdico¡¯ de Casado provoca una tangana monumental entre la derecha
Vox desata la indignaci¨®n de los populares al tildar de ¡°conjunto de tonter¨ªas¡± su alternativa al estado de alarma. La propuesta es derrotada por amplia mayor¨ªa en el Congreso
El mundo se puso del rev¨¦s este martes en el Congreso, con los ¨²ltimos a?icos de la foto de Col¨®n esparci¨¦ndose por el hemiciclo. La alternativa del PP al estado de alarma, ese ¡°plan b jur¨ªdico¡± que Pablo Casado ven¨ªa defendiendo desde hace meses como una de sus medidas estrella, acab¨® concienzudamente demolido en la C¨¢mara. De las labores de derribo no se encargaron los socios del Gobierno Frankenstein, ni los ¡°filoetarras¡±, ni todos los que persiguen romper Espa?a. La que pretend¨ªa ser la gran aportaci¨®n legislativa del PP acab¨® abierta en canal por Vox y por Ciudadanos. Sobre todo por Vox, y en su versi¨®n m¨¢s flam¨ªgera. El lanzallamas dial¨¦ctico del diputado Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez se ensa?¨® con la propuesta de los populares hasta reducirla a ¡°un conjunto de tonter¨ªas¡±. La tangana entre los todav¨ªa socios en comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos result¨® monumental.
En medio del alboroto, apareci¨® por all¨ª un separatista, el diputado del PDeCAT Gen¨ªs Boadella, para solidarizarse con la portavoz del PP, Cuca Gamarra, y reclamar respeto para ella. ¡°Nadie deber¨ªa decir aqu¨ª que una propuesta de un grupo es un conjunto de tonter¨ªas¡±, sentenci¨® Boadella, erigido en inesperado hombre de paz entre las disputas de la derecha.
Aislarse sin estado de alarma
El famoso ¡°plan b jur¨ªdico¡± era un mantra de Casado desde que, antes del verano, decidiese sumarse al frente de rechazo a los estados de alarma. Para frenar el abuso que, seg¨²n el PP, ha hecho el Gobierno de esta legislaci¨®n excepcional, los populares propon¨ªan reformar dos viejas leyes org¨¢nicas, la de Medidas Especiales en materia de Salud P¨²blica y la que regula la jurisdicci¨®n contencioso-administrativa. De ese modo, pretend¨ªan que las comunidades aut¨®nomas pudiesen aislar ¡ªbajo control judicial¡ª a poblaciones o a personas determinadas por razones sanitarias sin necesidad de recurrir al estado de alarma.
Para defender esa iniciativa sali¨® el equipo titular. O sea, la portavoz del grupo. Por si fuera poco la emergencia sanitaria, Espa?a se encuentra tambi¨¦n en ¡°una emergencia de car¨¢cter jur¨ªdico¡±, alert¨® Gamarra, ya que el Gobierno ¡°ha convertido en rutina la excepcionalidad legal m¨¢xima¡±. ¡°Esto no es una cuesti¨®n de derechas ni de izquierdas. Es una necesidad¡±, apel¨® a los grupos.
¡°Me gustaba m¨¢s do?a Cayetana¡±
Vox sali¨® al quite inmediatamente y con uno de sus pesos pesados jur¨ªdicos: Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez, juez en excedencia y catedr¨¢tico de universidad. Su primera frase ya anunci¨® lo que se ven¨ªa encima: ¡°Do?a Cuca, me gustaba m¨¢s do?a Cayetana¡±. Es decir, ?lvarez de Toledo, la antecesora de Gamarra destituida por Casado y a la que m¨¢s tarde el diputado de Vox volver¨ªa a referirse como ¡°do?a Cayetana de grato recuerdo¡±.
Los golpes fueron incesantes, por mucho que los diputados del PP intentasen interrumpirlos con gritos de protesta. ¡°Usted no sabe lo que le han escrito y no sabe lo que ha dicho. No ha entendido absolutamente nada¡±, se regode¨® S¨¢nchez antes de recomendar a Gamarra, licenciada en Derecho: ¡°Tiene que volver a la Facultad¡±. Su objeci¨®n principal eran las potestades que la propuesta otorgar¨ªa a las comunidades aut¨®nomas. Ante eso, S¨¢nchez luci¨® un festival de calificativos, culminado con ese ¡°conjunto de tonter¨ªas¡± que acab¨® conmoviendo hasta a los independentistas. Entre el barullo indignado de los suyos, Gamarra prefiri¨® no extenderse en la r¨¦plica, pero tampoco se reprimi¨® con los ep¨ªtetos al diputado de Vox: ¡°Machista¡±, ¡°prepotente¡± y ¡°falto de rigor jur¨ªdico¡±. En los esca?os de Vox ya todo era jolgorio y, mientras S¨¢nchez bajaba las escaleras camino de la tribuna para una ¨²ltima contrarr¨¦plica, sus compa?eros le jaleaban entre carcajadas: ¡°?Ten piedad! ?ten piedad!¡±.
Con la tercera pata de lo que un d¨ªa fue el bloque de las derechas, Ciudadanos, el debate descendi¨® a un tono de exquisita correcci¨®n. Eso s¨ª, en la cuesti¨®n de fondo el vapuleo al PP no result¨® menor. El portavoz de Cs, Edmundo Bal, con una larga experiencia como abogado del Estado, ya hab¨ªa dejado clara antes del pleno su opini¨®n sobre la propuesta: ¡°Esto al Tribunal Constitucional no le dura ni cinco segundos¡±. Su extremo cuidado en la tribuna para no incurrir en ¡°prepotencia¡± o ¡°falta de respeto¡± no impidi¨® un an¨¢lisis demoledor sobre el contenido de la iniciativa. Bal argument¨® que la Constituci¨®n es clara: solo los estados de alarma, excepci¨®n o sitio permiten suspender derechos fundamentales. Por lo tanto, traspasar esa competencia a leyes ordinarias, como propon¨ªa el PP, equivaldr¨ªa a permitir que los Gobiernos tomasen ese tipo de medidas ¡°sin restricci¨®n ni control alguno¡±. ¡°S¨¢nchez estar¨ªa encantado, ni tendr¨ªa que venir aqu¨ª, que ya sabemos que no le gusta nada¡±, concluy¨®.
As¨ª que el gran plan jur¨ªdico de Pablo Casado solo sirvi¨® para organizar una nueva zapatiesta en las revueltas filas de la derecha. Los populares se tuvieron que conformar con el apoyo de dos fuerzas sat¨¦lites, Navarra Suma y Foro Asturias, adem¨¢s de Coalici¨®n Canaria y un a?adido sorpresa en esta jornada del mundo al rev¨¦s: el PNV. En total, 10 diputados.
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