Ciudadanos: un alijo de 200.000 votos valencianos
Se adelanten o no las elecciones auton¨®micas, las diferentes miradas pol¨ªticas se dirigen hacia los sufragios que la formaci¨®n ¡®naranja¡¯ custodia desde noviembre de 2019. Una golosina para el PSPV-PSOE, el PP y Vox
En las elecciones auton¨®micas y generales de abril de 2019 ¡ªse celebraron conjuntamente en la Comunidad Valenciana¡ª, el partido Ciudadanos (C¡¯s) obtuvo, respectivamente, 483.068 y 470.676 votos, siendo ligeramente superior el apoyo al partido naranja en la convocatoria nacional ¡ª12.392 votos m¨¢s¡ª que en la auton¨®mica. Apenas siete meses despu¨¦s, con la repetici¨®n de los comicios generales en noviembre de ese mismo a?o, el partido liderado en tierras valencianas por Toni Cant¨® registr¨® una p¨¦rdida de 286.803 papeletas, sumando solo 196.265 votos. El desplome del respaldo electoral experimentado por C¡¯s en nuestra autonom¨ªa estuvo en consonancia con la debacle sufrida en el resto del territorio nacional. Con la dimisi¨®n de Albert Rivera y su sustituci¨®n por In¨¦s Arrimadas se pretendi¨® acallar las cr¨ªticas y dar un nuevo impulso al partido.
Sin embargo, las elecciones vascas y gallegas profundizaron en la p¨¦rdida de apoyo electoral de C¡¯s, quebranto consolidado el pasado domingo en la convocatoria catalana. En este ¨²ltimo caso la decadencia de las siglas C¡¯s como marca pol¨ªtica se ha agudizado, por su simbolismo: Catalu?a fue el laboratorio donde naci¨® y creci¨® C¡¯s hasta alcanzar en 2017 el estatus de partido con mayor respaldo en las urnas y principal fuerza no soberanista, por delante de otras opciones como el PSC o el PP catal¨¢n. C¡¯s perdi¨® ese estatus el pasado domingo, para cederle el testigo al PSC con el candidato Salvador Illa.
Sabido es que el electorado es muy suyo y que extrapolar resultados de un territorio a otro es arriesgado, m¨¢xime cuando la extrapolaci¨®n se aplica desde un territorio tan singular como el catal¨¢n a otro, como el valenciano, que igualmente ofrece singularidades. Pero no parece temerario aventurar el desmoronamiento de C¡¯s de cara a la pr¨®xima cita con las urnas valencianas. Si se cumplen los plazos, la misma deber¨ªa producirse en la primavera de 2023, salvo que Ximo Puig, presidente de la Generalitat, decida adelantar los comicios como ya hizo la ¨²ltima vez. ?Lo har¨¢? Una inc¨®gnita dif¨ªcil de despejar y sujeta a dos elementos que definir¨¢n su segunda legislatura al frente del Consell: la eficacia en el desempe?o de la masiva campa?a de vacunaci¨®n contra la covid-19 anunciada ayer ¡ª¨²nico instrumento para atajar las insoportables y dram¨¢ticas cifras de contagios y muertos diarias¡ª, y la gesti¨®n de los fondos procedentes de la Uni¨®n Europea (UE), ese man¨¢ en el que conf¨ªa el Gobierno del Bot¨¢nico para acometer planes de est¨ªmulo que saquen de la UCI a la econom¨ªa valenciana. Seguimos sin noticias del nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica. El voluntarismo que le echan el propio Puig y su conseller de Hacienda, Vicent Soler, en defensa de los planes del Gobierno de Pedro S¨¢nchez respecto al asunto, no cuela.
En definitiva, se adelanten o no las elecciones valencianas, las diferentes miradas pol¨ªticas se dirigen hacia ese alijo de casi 200.000 votos que C¡¯s custodia desde noviembre de 2019. Una golosina para el PSPV-PSOE, el PP y Vox. Comprom¨ªs y Unides Podem tienen complicado hacerse con una parte, siquiera m¨ªnima, de ese bot¨ªn.
Y en esa pugna por el votante de C¡¯s emerge la figura de Toni Cant¨®, l¨ªder de la formaci¨®n naranja en la Comunidad Valenciana con una notable proyecci¨®n nacional. Las direcciones de los partidos en Madrid no tienen que descubrirlo.
El escenario est¨¢ muy abierto y las f¨®rmulas para atraer al votante de ese centro liberal con aspiraciones frustradas de partido bisagra son variadas. Ximo Puig lleva meses dispensando a Cant¨® un trato que excede la debida cortes¨ªa pol¨ªtica y se enmarca, casi, casi, en la liturgia de la diplomacia vaticana: escenas de sof¨¢, fotos sonrientes, aceptaci¨®n de propuestas y gui?os parlamentarios componen el mosaico de una estrategia con la que Puig persigue dos objetivos. Por un lado, centrarse y distanciarse de sus socios de gobierno, Comprom¨ªs y Unides Podem. Aqu¨ª, un inciso: ?qu¨¦ esperan ganar ambas formaciones, sentadas en el Gobierno valenciano, avalando las protestas a favor de un individuo como Pablo Has¨¦l que vomita odio, violencia y misoginia en sus soeces discursos mutimedia? Seguimos. Puig tambi¨¦n persigue mandar un mensaje de reconocimiento y respeto a los votantes de C¡¯s. El dirigente socialista ya sabe que gobernar con los naranjas es una posibilidad cada vez m¨¢s remota, pero no renuncia a seducir a su electorado para la causa socialista.
En el caso del PP la estrategia no es que sea diferente, es que todav¨ªa est¨¢ por perfilar y depender¨¢ de las decisiones que se adopten desde la direcciones nacionales de ambos partidos. El resultado de las catalanas ha abierto un rosario de posibilidades: confluencia electoral del PP y C¡¯s abierta a diferentes f¨®rmulas, absorci¨®n de C¡¯s por parte del PP, anulaci¨®n de C¡¯s por la v¨ªa del fichaje de sus rostros m¨¢s consagrados, etc¨¦tera. En la Comunidad Valenciana ya se habla de Cant¨® como candidato del PP al ayuntamiento de Valencia, haciendo ticket electoral con Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢ como aspirante a la presidencia de la Generalitat. Deben tener buena demoscopia electoral los populares valencianos respecto al ayuntamiento del cap i casal porque tambi¨¦n Francisco Camps, expresidente de la Generalitat, tiene aspiraciones a la alcald¨ªa e, igualmente, le gustar¨ªa hacer pareja electoral con Catal¨¢. Quiz¨¢s nos desvele parte de su estrategia si el periodista Jordi ?vole logra convencerle ¡ªen ello est¨¢¡ª para que Camps se someta a su cuestionario televisivo.
En cuanto a Vox, Abascal y compa?¨ªa recibir¨ªan con los brazos abiertos a Toni Cant¨®, pero no parece que vayan a ir en su busca: esperan beneficiarse de los antiguos votantes de C¡¯s sin mover un dedo. En Catalu?a no les ha salido mal la t¨¢ctica.
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