La factura pendiente del 23-F

Hace ahora 40 a?os, el 23 de febrero de 1981, un grupo de guardias civiles, al mando del teniente coronel Antonio Tejero, asalt¨® el Congreso y tom¨® como rehenes a los 350 diputados y al Gobierno en pleno, sometiendo a la reci¨¦n recuperada democracia espa?ola a su prueba m¨¢s dura.

El secuestro se prolong¨® casi 18 horas, hasta la rendici¨®n de los golpistas, y concluy¨® sin derramamiento de sangre, aunque en varios momentos se roz¨® la tragedia. La noche fue larga y los asaltantes, fuertemente armados, la regaron con abundante alcohol.

Seg¨²n el inventario realizado cinco d¨ªas despu¨¦s por el Servicio de Intendencia del Congreso, esa noche se consumieron en el Palacio de las Cortes 208 botellas de alcohol, 16 cajas de cerveza, 23 de refrescos, 60 litros de zumo y 47 botellas de agua mineral. M¨¢s de la mitad de las botellas de alcohol (121) eran de alta graduaci¨®n: brandy, ginebra, whisky o cava, incluidas cuatro botellas de champ¨¢n Mo?t Chandon y dos de co?ac Martell, ambos franceses.

Los guardias que mandaba Tejero no solo asaltaron el Congreso, sino que esquilmaron el bar. De su cocina desaparecieron o quedaron deteriorados 97 kilos, 14 botes, 27 latas y 27 cajas de alimentos variados, incluidos tres centros de jam¨®n serrano por 7.600 pesetas (220 euros al precio actual). La factura ascendi¨® a 106.672 pesetas (3.106,82 euros) en bebida; y otras 93.349 pesetas (2.718,75 euros) en comida. En total: 5.825,57 euros.

Adem¨¢s, aquella noche los pasillos de la C¨¢mara deb¨ªan echar humo, pues el coste del tabaco desaparecido sum¨® 58.400 pesetas de la ¨¦poca: 1.700 euros de hoy. De todo este dinero (7.525,57 euros al precio actual) no se pag¨® ni un duro. O, al menos, no quedaba rastro en la caja cuando se fueron los asaltantes.

La despensa del Congreso fue esquilmada, pero del saqueo no se beneficiaron los diputados, que pasaron la noche en ayunas. Solo por la ma?ana, los asaltantes les ofrecieron bolsas con desayunos, pero todos las rechazaron, salvo el diputado de Fuerza Nueva, Blas Pi?ar.

El periodista Miguel ?ngel Aguilar, al que la irrupci¨®n de Tejero pill¨® en la tribuna de prensa, cubriendo la sesi¨®n para EL PA?S, sostiene que, cuando pudo bajar, hab¨ªa una larga cola ante el bar en la que se mezclaban ujieres, periodistas y guardias metralleta en ristre. ¡°Todo el mundo pagaba religiosamente su consumici¨®n¡±, asegura. Alguien debi¨® llevarse ese dinero, porque a la ma?ana siguiente se hab¨ªa esfumado.

A primera hora de la noche salieron los ¨²ltimos periodistas y el bar qued¨® a merced de los 288 guardias civiles y los 113 militares de la Divisi¨®n Acorazada que llev¨® el comandante Ricardo Pardo Zancada.

El entonces presidente del Congreso, Landelino Lavilla, nunca quiso reclamar la factura del bar, porque lo consideraba ¡°el chocolate del loro¡±.

Ten¨ªa raz¨®n, el coste de los da?os causados en el Palacio de las Cortes era muy superior: 1.057.280 pesetas (30.790,51 euros de hoy), a los que hab¨ªa que sumar otras 19.174 pesetas (558,40 euros) por desperfectos fuera del hemiciclo, seg¨²n sendos informes del arquitecto conservador del edificio y del intendente del Congreso, de diciembre y febrero de 1981. El primero catalog¨® 37 impactos de bala, a los que se sumaron ocho m¨¢s descubiertos en 2013, tras las obras de rehabilitaci¨®n.

El consejo de guerra del 23-F conden¨® a los golpistas a pagar 1.076.454 pesetas por los da?os en el Palacio de las Cortes y el diario ultraderechista El Alc¨¢zar anunci¨® una colecta para recaudar ese dinero. Pero no consta que llegara nunca al Congreso.