Cuando todas las piezas encajan, algo va mal
Es necesario reconstruir los detalles del golpe del 23-F y no quedarse con una versi¨®n interesada
Han pasado 40 a?os desde el golpe del 23 de febrero de 1981 y resulta instructivo volver a reconstruir lo que sucedi¨® entonces. Es lo que ha hecho Juan Francisco Fuentes en un libro dedicado a aquel d¨ªa, que subtitula El golpe que acab¨® con todos los golpes, y en el que se aplica a armar un relato minucioso y contrastado de un episodio que bien pudo haber acabado con la democracia que se estaba construyendo tras la muerte del dictador. Han corrido r¨ªos de tinta sobre aquella jornada, se han hecho m¨²ltiples especulaciones, las versiones cambian seg¨²n pasa el tiempo, y las cosas que ocurren en el presente influyen de manera decisiva en la manera de volver sobre el pasado. El trabajo de Fuentes tiene, en ese sentido, la pulcritud que se le puede exigir a un historiador: levanta un marco de referencias, sit¨²a los hechos en su contexto, recoge los testimonios de sus protagonistas, escarba en los documentos, en la prensa de la ¨¦poca, pone frente a frente distintas interpretaciones, se?ala los puntos ciegos, y procura aproximarse con la mayor cautela a los hechos para escribir un texto que se acerque lo m¨¢s posible a la verdad. Y sabe, adem¨¢s, algo que sabe cualquier historiador que trabaje con un m¨ªnimo rigor, que nunca se puede conocer ¡°toda la verdad¡± sobre ning¨²n episodio del pasado (ni sobre ninguno del presente). Por eso resulta relevante una de sus observaciones, que apunta a cuantos han construido una narraci¨®n cerrada e indiscutible sobre lo que pas¨® aquel aciago d¨ªa: ¡°Si todas las piezas encajan, si no queda ni una sombra de duda, podemos tener la seguridad de que la historia que se nos cuenta es falsa¡±.
El asalto al Congreso del 23-F contiene ingredientes de todo tipo. Existi¨® la posibilidad de que aquel d¨ªa se interrumpiera el fluido el¨¦ctrico en las Cortes, as¨ª que Tejero tom¨® cartas en el asunto, decidi¨® ¡°rasgar la tapicer¨ªa de dos sillas, colocar el relleno sobre la mesa de los taqu¨ªgrafos, frente a la tribuna, y prepararlo todo para encender una fogata¡±. Aquella iniciativa fue recordada despu¨¦s por muchos ¡°como el momento m¨¢s dram¨¢tico de toda la noche¡±. Pero hubo tambi¨¦n instantes de fuerte intensidad ¨¦pica, como cuando el presidente Su¨¢rez, Guti¨¦rrez Mellado y Carrillo se plantaron ante aquellos hombres que vociferaban ¨®rdenes por doquier.
Dos consideraciones de Fuentes sobre el golpe. La primera: ¡°Un an¨¢lisis caso por caso de lo sucedido aquella tarde en las capitan¨ªas generales mostrar¨ªa hasta qu¨¦ punto el motor de la historia en los momentos cruciales puede ser una mezcla de azar y factor humano capaz de inclinar la balanza a un lado o a otro cuando existen dos posturas enfrentadas¡±. La otra: que no se produjo ¡°una par¨¢lisis total del poder civil¡± y que, ¡°nada m¨¢s producirse el asalto al Congreso¡±, un frente leal a la Constituci¨®n actu¨® ¡°de cortafuegos de la intentona y de correa de transmisi¨®n entre los distintos estamentos civiles y militares¡±.
El extra?o doble juego del general Alfonso Armada, el papel del rey Juan Carlos, los sorprendentes comportamientos de cuantos estuvieron implicados en la trama, la labor de los que defendieron la Constituci¨®n: importan los matices y poder hacerse de nuevo una visi¨®n de conjunto. Es la forma de resistir a los que presumen de saberlo todo y venden una lectura enlatada para uso ideol¨®gico. Las cosas pudieron torcerse, la democracia resisti¨®. Eso sigue siendo lo importante.
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