La maldici¨®n de Juncker y Ciudadanos en el caso valenciano
Quiz¨¢s arroje algo de luz una encuesta encargada para baremar el influjo del ¡°factor Cant¨®¡± en futuros escenarios electorales, m¨¢s all¨¢ de las siglas a las que ahora representa
En los ambientes pol¨ªticos europeos se conoce como ¡°la maldici¨®n de Jean-Claude Juncker¡± la siguiente frase, atribuida a este europe¨ªsta de la vieja escuela que fue presidente de la Comisi¨®n Europea: ¡°Sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos c¨®mo ser reelegidos despu¨¦s de hacerlo¡±.
Haciendo gala de una iron¨ªa rayana en el cinismo, el ex mandatario europeo planteaba un crucial dilema al que m¨¢s pronto que tarde debe enfrentarse cualquier dirigente pol¨ªtico: elegir entre lo ¨®ptimo para el territorio y los ciudadanos a los que dice representar, o lo m¨¢s conveniente para alcanzar y/o conservar el poder. Solo en contadas ocasiones una ¨²nica v¨ªa permite satisfacer, al un¨ªsono, ambas opciones.
Un ejemplo reciente y cercano lo vivimos tras las elecciones generales del 28 de abril de 2019. La suma de los esca?os logrados por el PSOE -123- y Ciudadanos (Cs) -57- permit¨ªa formar un gobierno de coalici¨®n en mayor¨ªa al sumar ambas formaciones 180 parlamentarios, cuatro por encima de la mayor¨ªa absoluta, establecida en 176 esca?os. Ni Pedro S¨¢nchez ni el luego dimisionario Albert Rivera antepusieron la estabilidad de Espa?a a sus c¨¢lculos partidistas. El dirigente socialista temi¨® que un pacto con Cs dejase a Podemos un amplio espacio para crecer como principal fuerza de la oposici¨®n desde la orilla izquierda del espectro pol¨ªtico. Rivera, por su parte, empe?ado en dar el sorpasso al PP, calcul¨® que firmar una acuerdo de gobierno con el PSOE le alejaba de ese objetivo. Las consecuencias son conocidas por todos: un gobierno de coalici¨®n de PSOE y Unidas Podemos, en minor¨ªa, sometido, por pura aritm¨¦tica parlamentaria, a las continuas exigencias de formaciones soberanistas y nacionalistas.
La maldici¨®n de Juncker recobra actualidad estos d¨ªas a ra¨ªz de los movimientos registrados por el sism¨®grafo pol¨ªtico, con epicentro en Murcia y notable r¨¦plica en la comunidad de Madrid.
Cuando la pandemia por coronavirus sigue siendo una dram¨¢tica realidad en todo el mundo; cuando la amenaza de una cuarta ola pand¨¦mica figura entre los pron¨®sticos de la comunidad cient¨ªfica; cuando los muertos se siguen contando por decenas en Espa?a cada jornada; cuando la campa?a de vacunaci¨®n masiva se ve amenazada por las pr¨¢cticas torticeras de las potentes multinacionales farmac¨¦uticas y la impericia de los negociadores europeos que nos representan frente a ellas; cuando el desempleo y la pobreza se ense?orean, en ese escenario de temor e incertidumbre, nuestros pol¨ªticos act¨²an como pollos sin cabeza con el insano af¨¢n de destruirse entre ellos a base de navajazos y t¨¢cticas de baja estofa. Ante el eterno dilema planteado por Juncker, han elegido. Repitamos con Estanislao Figueras, a quien ya hemos citado aqu¨ª en alguna otra ocasi¨®n, aquello de: ¡°Se?ores, estoy hasta los cojones de todos nosotros (ustedes)¡±.
Con Cs en el ojo del hurac¨¢n de la pol¨ªtica patria, todas las miradas se han vuelto estos d¨ªas hacia la Comunidad Valenciana. Aqu¨ª ejerce de parlamentario y l¨ªder de la formaci¨®n naranja Toni Cant¨® quien, sospechamos que a su pesar, est¨¢ siendo reclamado desde diferentes puntos geogr¨¢ficos para encabezar la oposici¨®n interna a In¨¦s Arrimadas, muy cuestionada por la abortada moci¨®n de censura en Murcia y sus consecuencias. Aunque comedido en sus primeras manifestaciones p¨²blicas, Cant¨® ha dejado claro que no comparte con la direcci¨®n nacional de su partido -de la que es miembro- sus m¨¢s recientes decisiones. Decisiones que, adem¨¢s, entorpecen el incipiente idilio entre Cs y el PP de Isabel Bonig, de incierto futuro, s¨ª, pero que progresaba adecuadamente de cara a formalizar alg¨²n tipo de acuerdo ante el horizonte de las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas y municipales.
La proyecci¨®n nacional de Cant¨®, disparada por la viralizaci¨®n en las redes sociales de algunos videos recogiendo intervenciones suyas en las Cortes Valencianas, le otorgan un protagonismo pol¨ªtico cuyo desenlace es una inc¨®gnita en estos momentos. Quiz¨¢s arroje algo de luz una encuesta encargada para baremar el influjo del ¡°factor Cant¨®¡± en futuros escenarios electorales, m¨¢s all¨¢ de las siglas a las que ahora representa.
A finales de los a?os 70¡ä el New York Times publicit¨® una actuaci¨®n de Lola Flores en el Madison Square Garden con el eslogan: ¡°No canta, no baila¡no se la pierdan¡±. Pues igual con Cant¨®.
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