El botell¨®n desborda a los ayuntamientos
Las polic¨ªas locales no son capaces de atajar el fen¨®meno de la gente que bebe en grupo en la calle
La relajaci¨®n de las medidas anticovid, con la desaparici¨®n de los toques de queda; las vacaciones escolares y universitarias y el buen tiempo nocturno ¡ªen el norte una casualidad; y en el sur, el ¨²nico momento en que es posible estar en la calle¡ª han multiplicado la celebraci¨®n de botellones (o las botellonas, seg¨²n los distintos enclaves). Las reuniones masivas de personas bebiendo en la calle, que ya eran un problema para muchos municipios antes de la pandemia, y que pese a estar formalmente prohibidas tend¨ªan a tolerarse, desbordan ahora a ayuntamientos grandes y peque?os, especialmente en localidades de veraneo.
Los cuerpos de polic¨ªa municipal no dan abasto para atajar este fen¨®meno. Y en los ¨²ltimos meses, la resistencia de los j¨®venes a disolverse en bastantes casos no se limita a palabras de protesta. Los agentes locales y los refuerzos que pueden convocar de polic¨ªas estatales y auton¨®micas son, en numerosas ocasiones, recibidos con lanzamientos de piedras y botellas por j¨®venes bajo los efectos del alcohol o de otras drogas. EL PA?S recorre algunos de los escenarios de un botell¨®n que se ha vuelto incontrolable.
Pa¨ªs Vasco
El lehendakari ??igo Urkullu anunci¨® en julio que las autoridades iban a ser especialmente vigilantes con los botellones y las concentraciones de j¨®venes en las ¡°no-fiestas¡± patronales. El Comit¨¦ Asesor del Plan de Protecci¨®n Civil de Euskadi cifr¨® las multas por consumir alcohol en la calle en 600 euros. Sin embargo, cada fin de semana se producen cientos de botellones en parques, playas, aparcamientos p¨²blicos y plazas del Pa¨ªs Vasco.
¡°El tema de los botellones es incontrolable, y mandar a los agentes a disolverlos es un error¡±, critica el secretario general del sindicato mayoritario de la Ertzaintza (Erne), Roberto Seijo. Y m¨¢s cuando los fines de semana hay menos agentes, a?ade. ¡°Pero es que, adem¨¢s, los dispositivos para disolverlos se hacen con pocos agentes y eso envalentona a estos j¨®venes que ejercen violencia contra la polic¨ªa¡±.
Los recibimientos a la Ertzaintza o a las polic¨ªas locales a botellazos ya son una tradici¨®n. El Casco Viejo de Vitoria, el Campus de ?lava, los bajos de la playa de la Concha, en San Sebasti¨¢n, el cementerio de Durango y m¨¢s de 20 posibles ubicaciones en Bilbaosirven de escenario improvisado de concentraciones, que muchas veces degeneran en batallas campales si hay presencia policial. En Bizkaia y en Gipuzkoa los botellones suelen superar con creces el centenar de personas.
El alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran; el de San Sebasti¨¢n, Eneko Goia; y el de Bilbao, Juan Mar¨ªa Aburto, han pedido este mes de agosto por activa y por pasiva comprensi¨®n a los j¨®venes y el cumplimiento de las normas anticovid. En San Sebasti¨¢n fueron detenidas m¨¢s de 14 personas la pasada semana despu¨¦s de una refriega entre agentes y j¨®venes, que lanzaron una lluvia de botellas para repeler la intervenci¨®n policial. Cuatro agentes resultaron heridos.
¡°Es como poner puertas al campo, les da igual¡±, critica un polic¨ªa municipal que suele patrullar el Casco Viejo de Vitoria, consciente de que una patrulla o dos no tienen nada que hacer frente a los chavales. ¡°Cuando llegamos salen corriendo, si no te tiran todo lo que llevan en la mano. Es un peligro para nosotros y para algunos chavales tambi¨¦n, que van como cubas y empiezan a correr como pollos sin cabeza¡±.
Solo en la noche del jueves al viernes la Ertzaintza identific¨® a m¨¢s de 150 personas en una fiesta ilegal con m¨¢s de 500 participantes en Astigarraga (Gipuzkoa); 11 personas fueron detenidas y ocho polic¨ªas resultaron heridos en los incidentes que se produjeron cuando la polic¨ªa municipal intent¨® disolver un botell¨®n nocturno en Pamplona; y en Bilbao, cuatro j¨®venes fueron detenidos por agredir a los ertzainas que les iban a identificar.
Catalu?a
Los toques de queda en los municipios catalanes con m¨¢s incidencia de la covid duraron hasta el pasado jueves; la Generalitat mantiene limitadas las reuniones sociales a 10 personas y la hosteler¨ªa y el comercio deben echar la persiana a las 0.30. A partir de esta hora, las medidas sanitarias parecen desaparecer para dejar paso a las multitudes bebiendo en calles, plazas y playas el alcohol que han comprado, muchas veces en las tiendas que apuran el horario. Mascarillas, poqu¨ªsimas. Las distancias se acortan a medida que pasan las horas. Un desaf¨ªo al coronavirus.
En Barcelona, donde la Ordenanza de Civismo proh¨ªbe desde 2006 beber alcohol en la calle, la cantidad de gente que los ¨²ltimos d¨ªas se concentra en el parque de la Espanya Industrial es impresionante. Miles. Esta semana se celebraban las fiestas del barrio de Sants y el botell¨®n atra¨ªa a gente de toda la ciudad. El espacio es tan grande que la gente lleva altavoces port¨¢tiles. El p¨²blico, variado: desde menores de edad hasta grupos veteranos y con distintos grados de intensidad festiva y et¨ªlica. ¡°Gente aqu¨ª en fiestas siempre ha habido, y con la vacuna la perspectiva cambia, somos j¨®venes, pero sabemos lo que hacemos¡±, apuntaban Marc y Roger, de 22 y 24 a?os. Mientras hablaban, comenzaba una pelea que no lleg¨® a mayores. Hab¨ªa gente ba?¨¢ndose en el lago central del parque. Otros, al preguntarles si no les dan reparo las aglomeraciones en pandemia, respond¨ªan encogi¨¦ndose de hombros. O gritando ¡°?fiestaaaaaaaaaa!¡±.
A las tres de la madrugada, ocho furgonetas de antidisturbios de la Guardia Urbana y de los Mossos d¡¯Esquadra llegan al recinto. Los agentes se ajustan chalecos y cascos, y solo con su presencia, formando una hilera horizontal, vac¨ªan asombrosamente el espacio. Cada noche llueven botellas de cristal. Tras ellos, una decena de veh¨ªculos de limpieza y no menos de 20 barrenderos se encargan de no dejar rastro. Personas y m¨¢quinas aspiran y recogen latas, botellas, bolsas de hielo y peque?as bombonas ya vac¨ªas de gas de la risa, ¨®xido nitroso, una de las drogas de moda.
En la madrugada de ayer, durante el desalojo, algunos j¨®venes lanzaron botellas contra los mossos. Los incidentes se saldaron con un detenido.
Este verano, coincidiendo con la quinta ola del coronavirus, el Govern obtuvo el aval del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, para decretar el toque de queda (de 1 a 6 de la madrugada) en 161 municipios, que sumaban el 80% de la poblaci¨®n. Los problemas han surgido en las localidades que no lo ten¨ªan, pero estaban rodeados de otros pueblos que s¨ª y se produc¨ªa un efecto llamada. Calonge, en la costa de Girona, es un ejemplo. A mediados de mes, en un solo fin de semana registr¨® 35 botellones. La polic¨ªa local no tiene medios para afrontar esta situaci¨®n ¡°insostenible¡±, seg¨²n el alcalde, Juli Soler.
Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, explica que en los dispositivos para dispersar botellones se aplica ¡°el principio COP: Congruencia, Oportunidad y Proporcionalidad¡±. Barcelona, entre mossos y la Guardia Urbana, ha destinado a estos dispositivos 1.000 agentes. Joan Igansi Elena, consejero de Interior de la Generalitat, revel¨® ayer que han aumentado el dispositivo en 100 unidades. ¡°Intentamos reforzar el momento en el que conviene desalojar. Se trata de poner muchos agentes en un espacio peque?o. La gente, cuando ve mucha polic¨ªa, tiende a marcharse¡±, dice Batlle. Multar est¨¢ descartado: ¡°No puedes sacar el talonario de multas cuando tienes much¨ªsima gente en un ¨²nico espacio. Lo m¨¢s efectivo es dispersarlos¡±. Batlle apuesta adem¨¢s por que el ocio nocturno comience a abrir: ¡°No puede estar todo cerrado indefinidamente¡±.
En Catalu?a, alcaldes y autoridades aguardan el fin de las vacaciones y el inicio de curso. Al final, ser¨¢ lo que har¨¢ menguar los botellones. En un ¨²ltimo intento, la semana pasada el Govern quiso prorrogar el toque de queda nocturno. La Justicia lo tumb¨®.
Andaluc¨ªa
Botellones, control de aforos, aglomeraci¨®n en las calles tras el cierre de las discotecas, fiestas en pisos privados, controles de toques de queda en los municipios donde se ha impuesto¡ Estos son los principales frentes que se le han abierto a los agentes de la polic¨ªa local en Andaluc¨ªa a lo largo del verano. ¡°Adem¨¢s de la falta de medios y de personal, este a?o nos estamos encontrando con que los j¨®venes cuando vas a disolver un botell¨®n se encaran, lanzan objetos¡ Es una agresividad que no hab¨ªamos visto antes¡±, denuncia Juan Luis Amaro, vicesecretario andaluz del Sindicato de Polic¨ªas Municipales de Espa?a.
Almonte es uno de esos peque?os municipios. Esta localidad onubense de 25.000 habitantes cuenta con 50 polic¨ªas locales. Una dotaci¨®n suficiente durante la mayor parte del a?o, pero que en verano se torna irrisoria. En su municipio se encuentra la playa de Matalasca?as y la aldea de El Roc¨ªo. ¡°En estos meses alcanzamos las 250.000 personas y contamos con los mismos agentes. Apenas dan abasto y tampoco contamos con apoyo suficiente de la Guardia Civil o de la Polic¨ªa Nacional¡±, explica Miguel Espino, concejal delegado de Matalasca?as.
El caso almonte?o es particular porque a los botellones y la contenci¨®n de las concentraciones de personas cuando cierran los bares se suma la idiosincrasia de El Roc¨ªo, una aldea de casas amplias perfectas para la celebraci¨®n de fiestas. ¡°Este verano eso se ha desbocado, la gente ha aprovechado para meterse en el interior y no lo podemos controlar. Para eso es preferible que hubieran abierto los bares, donde s¨ª podemos estar pendientes de los aforos¡±, sostiene Espina.
En Sevilla incluso se han elevado las sanciones de 100 a 300 euros, pero el efecto disuasorio ha sido nulo. ¡°Esto es un problema social y se ha visto acentuado tras la pandemia, el confinamiento ha dado una falsa sensaci¨®n de encierro¡±, reconoce Juan Carlos Cabrera, teniente de alcalde y delegado del ¨¢rea de Gobernaci¨®n.
Los botellones masivos ¡ªel Ayuntamiento tiene identificados 50 puntos donde los j¨®venes se re¨²nen para beber¡ª y las fiestas en viviendas y apartamentos tur¨ªsticos provocaron el colapso del tel¨¦fono de emergencias 092 de la capital andaluza. ¡°Tuvimos que activar un cribado para emergencias y para quejas por botellonas¡±, explica Cabrera. ¡°Lo que nos encontramos los fines de semana es un caos, cientos de personas en las calles sin guardar distancias de seguridad, compartiendo bebida, bares que no cumplen los aforos, y esto ya no es el fin de semana, se extiende hasta los mi¨¦rcoles y domingos¡±, se?ala Luis Val, presidente del sindicato de polic¨ªas municipales en Sevilla.
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