La academia solidaria del profesor C¨¦sar
Un docente jubilado de Bilbao ense?a al aire libre lengua o matem¨¢ticas a un migrante nigeriano que quiere lograr un t¨ªtulo de FP
¡°Sois unos h¨¦roes¡±, grita una mujer al paso del n¨²mero 57 de la calle Rodr¨ªguez Arias, en el centro de Bilbao. C¨¦sar de Miguel est¨¢ sentado en una silla port¨¢til y resuelve las dudas de la asignatura de c¨¢lculo a Evans Isibor, un nigeriano que se sienta en plena calle, en un rebaje de la fachada de una instituci¨®n de cr¨¦dito. Junto a Evans, una caja de cart¨®n lleva inscrito el mensaje: ¡°Por favor ay¨²dame para trabajar¡±. ¡°Sois mis h¨¦roes¡±, repite la mujer despu¨¦s de enterarse de que C¨¦sar es un profesor jubilado, y Evans, un migrante que se ha matriculado en la ESO, que necesita ayuda para aprobar y despu¨¦s seguir con la FP, y finalmente trabajar. Desde hace meses, uno le da clases al otro de lengua, matem¨¢ticas y todas las asignaturas que se le ponen por delante. ¡°Es un buen alumno, pero tiene que aprender mejor el idioma¡±, repite C¨¦sar. ¡°Es el mejor profesor¡±, dice Evans, agradecido por la ayuda que le presta d¨ªa tras d¨ªa, haga fr¨ªo, lluvia, sol o viento.
¡°Somos un buen equipo, tengo examen en un mes y hay que probar¡±, pronuncia Evans, aunque en realidad lo que quiere decir es aprobar. C¨¦sar le da las clases por la ma?ana en la calle y por la tarde el alumno se va al centro para intentar sacarse el t¨ªtulo.
El profesor jubilado lo conoci¨® hace muchos meses. Vive cerca de donde Evans pide ayuda para trabajar. Charlaron. ¡°Me gusta hablar con ellos, ver cu¨¢les son sus inquietudes, si puedo ayudarles¡±, dice C¨¦sar en referencia a los migrantes. Al principio esa mano se limit¨® a algo de comida, alg¨²n libro y a ofrecerle algo tan importante como compa?¨ªa. Cuando se enter¨® de que Evans se hab¨ªa matriculado, el instituto callejero se convirti¨® en una realidad. No hay pupitre ni pizarra, escriben sobre las rodillas, pero el avance es evidente y el nigeriano est¨¢ mejorando en matem¨¢ticas y en lengua a buen ritmo. ¡°Llevamos ya un a?o y medio aqu¨ª resolviendo los problemas que tiene y analizando y repasando los apuntes que me trae¡±, dice C¨¦sar.
Desde entonces se juntan sobre las 13.30 en el mismo punto y no paran hasta poco despu¨¦s de las tres de la tarde. Machacan todo tipo de problemas y vuelven sobre los conceptos para fijarlos en el cerebro de un Evans que tiene 34 a?os y no ha pisado un aula desde los 13. En el ecosistema de la calle Rodr¨ªguez Arias, junto a la Plaza de Campuzano, los dos son ya conocidos y queridos. La gente valora el esfuerzo de uno y la generosidad del otro. En el quiosco de peri¨®dicos de una de las esquinas de la plaza dan la posici¨®n exacta de ambos. ¡°Est¨¢n, o en el n¨²mero 57, o en alguno de los bancos de enfrente; son un ejemplo¡±, dice el kiosquero.
Seg¨²n relata Evans su padre era granjero en Nigeria, pero el negocio no daba como para estudiar, as¨ª que cruz¨® el desierto, Argelia y Marruecos. Lleg¨® a Algeciras (C¨¢diz) tras una dura traves¨ªa en una patera. Su ¨²nico objetivo es trabajar, tener una vida digna y formarse para prosperar. Acariciar un futuro que en su pa¨ªs estaba vetado. Cuando tom¨® la decisi¨®n de hacer ¡°el viaje¡± ten¨ªa 15 a?os, y empez¨® en Espa?a con cursos de carpinter¨ªa y pintura hasta que fue mayor de edad y pudo salir del centro de menores en el que resid¨ªa en Madrid. Luego llegaron sus pinitos en la construcci¨®n, hasta que lleg¨® la crisis y fue uno de los primeros de los que se deshicieron en la empresa en la que trabajaba. Hace cinco a?os recal¨® en Bilbao y la suerte empez¨® a cambiar. C¨¦sar de Miguel fue como un faro al que se sinti¨® atra¨ªdo para seguir insistiendo en su sue?o: un trabajo digno.
¡°Todav¨ªa dice: ¡®es la problema¡± describe De Miguel. ¡°Tienes que mejorar mucho eso¡±, le insiste el profesor, que docente de Inform¨¢tica en la Universidad de Deusto y que ha hablado con la tutora de su alumno, con la que coincide en esa cuesti¨®n: tiene que ampliar su conocimiento del idioma. Para eso, todos los d¨ªas le pone deberes. ¡°Tiene que dominar el espa?ol para buscar y encontrar un trabajo. Tiene que hablar bien porque es la base de la formaci¨®n y de la comprensi¨®n, y aqu¨ª andamos...¡±, se?ala el profesor jubilado.
La ma?ana de este mi¨¦rcoles profesor y alumno resolv¨ªan problemas de c¨¢lculo, abordaban los n¨²meros positivos y negativos y estudiaban c¨®mo cambian los signos cuando pasan de un lado a otro del signo de igual en una ecuaci¨®n. Ambos comparten el mismo prop¨®sito de ayudar: Evans colabor¨® con la Cruz Roja mientras que C¨¦sar lo hizo con C¨¢ritas. Ahora comparten adem¨¢s un espacio en la v¨ªa p¨²blica y un objetivo: que Evans pase del ¨¢mbito escolar al laboral en el menor tiempo posible.
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