Todos contra todos en el Congreso por el caso de Alberto Rodr¨ªguez
El caso de Alberto Rodr¨ªguez deja una estela de agravios en la C¨¢mara. Unidas Podemos se resiste a dar la batalla por perdida y pide revocar la retirada del esca?o
¡°Vuelvo a mi curro¡±, anunci¨® el viernes Alberto Rodr¨ªguez en sus redes sociales. De regreso en Tenerife, ya sin esca?o de diputado, tambi¨¦n sin el carn¨¦ de Podemos al que ha renunciado, sobreponi¨¦ndose a la amargura que, seg¨²n sus allegados, le ha dejado todo el episodio, Rodr¨ªguez pidi¨® el viernes su reingreso como operario qu¨ªmico en una refiner¨ªa de la isla. A miles de kil¨®metros, en los fragores pol¨ªticos de la capital, dentro de la sede de la soberan¨ªa popular, el episodio del parlamentario privado de su esca?o tras una leve condena por dar una patada a un polic¨ªa siete a?os atr¨¢s ha dejado una estela de agravios.
Si en el Congreso ya reinaban la ri?a y la hiperventilaci¨®n, el caso Rodr¨ªguez ha acabado enfrentando a todos contra todos: la derecha contra la izquierda; la derecha y Unidas Podemos contra la presidenta, Meritxell Batet; la propia Batet, a su vez, dolida con la actitud de los grupos; los partidos del Gobierno enfurru?ados y, para culminar el cuadro, hasta los compa?eros del sancionado rumiando resquemores mutuos por la bomba ¡ªpronto desactivada¡ª que una parte de ellos deton¨® al anunciar una querella que acusaba de prevaricar a la presidenta y socia de coalici¨®n.
La expulsi¨®n de Rodr¨ªguez a¨²n no ha desaparecido de la agenda del Congreso. Unidas Podemos, superada la agitaci¨®n interna por la fallida querella que no se hab¨ªa consensuado internamente, se resiste a dar carpetazo al asunto y el pr¨®ximo mi¨¦rcoles lo llevar¨¢ de nuevo a la Mesa. Propone revertir el acuerdo de la presidenta de ejecutar la sentencia del Tribunal Supremo y retirar el acta de diputado a Rodr¨ªguez. Alega que Batet no deber¨ªa haber tomado esa decisi¨®n personalmente despu¨¦s de haberla sometido primero al criterio de la Mesa y que tiene que ser o¨ªda tambi¨¦n la Comisi¨®n del Estatuto del Diputado.
Las ¨²ltimas reuniones del ¨®rgano de direcci¨®n de la C¨¢mara sobre el caso de Rodr¨ªguez han sido de las m¨¢s tumultuosas en mucho tiempo, seg¨²n relatos de varios de los asistentes. Batet lleg¨® a reclamar respeto a los intervinientes, como si de un debate en el pleno se tratase. Los grupos de la izquierda hablan de la agresividad del representante de Vox, Ignacio Gil-L¨¢zaro, quien lanz¨® lo que describen como ¡°amenazas desagradables¡±. El mismo viernes 22, cuando la presidenta anunci¨® en el chat de los miembros de la Mesa que acababa de comunicar a Rodr¨ªguez la p¨¦rdida de su esca?o, la primera reacci¨®n de Gil-L¨¢zaro fue exigirle que le mostrase de inmediato el oficio. ¡°Lleg¨® un momento¡±, afirman fuentes pr¨®ximas a la presidenta, ¡°en que empez¨® a pensar que, hiciese lo que hiciese, saldr¨ªa de all¨ª con una querella¡±.
El primero de los encontronazos se produjo el martes 19. En el ¨ªndice rojo, como se llama en la jerga de la casa al listado de temas a tratar en la Mesa, hab¨ªa cuatro escritos sobre Rodr¨ªguez. La derecha ped¨ªa retirarle su esca?o sin m¨¢s demora, alegando que la sentencia del Supremo comportaba su inhabilitaci¨®n. Una nota de los servicios jur¨ªdicos de la C¨¢mara defend¨ªa lo contrario. Ese informe, seg¨²n fuentes de la presidencia, fue elaborado de oficio por los letrados, que a menudo aportan documentos sobre los temas incluidos en el orden del d¨ªa. La ofensiva de la derecha, sobre todo de un Vox crecido por sus triunfos en los tribunales, ya estaba desatada. Batet argument¨® que no es a un grupo parlamentario a quien corresponde ejecutar una sentencia. Y, a la vista de la opini¨®n de los letrados y de la mayor¨ªa del PSOE y Unidas Podemos, se acord¨® mantener el acta al diputado canario.
El criterio de Batet comenz¨® a resquebrajarse al d¨ªa siguiente, al recibir un escrito del Supremo en el que le preguntaba cu¨¢ndo empezar¨ªa Rodr¨ªguez a cumplir su inhabilitaci¨®n, aunque sin especificar en qu¨¦ consistir¨ªa esta. El jueves, volvi¨® a convocar a la Mesa. Y en Unidas Podemos se pusieron en guardia. Entend¨ªan que, mientras el Supremo no lo ordenase expresamente, no hab¨ªa por qu¨¦ revisar la decisi¨®n. Fueron dos horas de debate muy tensas, con la derecha en un lado, la izquierda en otro y Batet en medio. En un momento dado, la presidenta confes¨®: ¡°Yo lo tengo bastante claro¡±. Se inclinaba por interpretar que hab¨ªa que retirar el acta a Rodr¨ªguez. El secretario general y letrado mayor, Carlos Guti¨¦rrez, en cambio, expres¨® dudas. Tambi¨¦n el vicepresidente primero, el socialista Alfonso G¨®mez de Celis. Batet pregunt¨® entonces al letrado mayor si la decisi¨®n la pod¨ªa tomar ella personalmente y la respuesta fue que s¨ª. Y anunci¨® que se retiraba media hora a reflexionar.
El resultado de su meditaci¨®n fue pedir nuevas aclaraciones al Supremo. Llegaron al d¨ªa siguiente y en los mismos t¨¦rminos que antes. Y la presidenta, aunque era viernes y estaba en Oviedo para asistir a la gala del premio Pr¨ªncipe de Asturias, ya no esper¨® m¨¢s. Previa consulta con el letrado mayor ¡ªque luego emiti¨® otro informe avalando su decisi¨®n¡ª, cogi¨® el tel¨¦fono y llam¨® a Rodr¨ªguez para decirle que se quedaba sin esca?o. El diputado, seg¨²n fuentes conocedoras de la conversaci¨®n, lo acat¨® educadamente, aunque dej¨® constancia de que lo consideraba un atropello.
Tras seis a?os en la pol¨ªtica, Rodr¨ªguez volver¨¢ a ser un ¡°currela¡±, como le gusta definirse. Detr¨¢s deja un incendio pol¨ªtico y el estigma de ¡°pateador de polic¨ªas¡± que le ha colocado la derecha. Tambi¨¦n el afecto de compa?eros y amigos como la vicepresidenta Yolanda D¨ªaz: ¡°Se va como se vino, a un puesto de trabajo. Ha dado un gran ejemplo. Ojal¨¢ se haga justicia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.