Sud¨¢frica tras el ¡®apartheid¡¯: perd¨®n a cambio de confesi¨®n
La Comisi¨®n Verdad y Reconciliaci¨®n concedi¨® la impunidad a quienes admitieron los cr¨ªmenes del apartheid
El discurso de reconciliaci¨®n nacional y perd¨®n con el que Nelson Mandela sali¨® de prisi¨®n en 1992 tras 27 a?os encerrado atraves¨® toda la transici¨®n de Sud¨¢frica del r¨¦gimen de segregaci¨®n racial del apartheid a la democracia que lleg¨® con su demolici¨®n. Y el mecanismo que lo encauz¨® fue la Comisi¨®n Verdad y Reconciliaci¨®n (TRC, en sus siglas en ingl¨¦s), por la que v¨ªctimas y verdugos fueron compareciendo durante tres a?os para compartir sus testimonios. En ese foro, presidido por el arzobispo Desmond Tutu, se escucharon vivencias como la de la hija adolescente de uno de los miembros de los Craddock Four, activistas antiapartheid que fueron secuestrados y asesinados en 1985. Cuando se le pregunt¨® a la chica si ser¨ªa capaz de perdonar a los que acabaron con su familia, ella respondi¨®: ¡°Nos gustar¨ªa perdonar, pero no sabemos a qui¨¦n perdonar¡±.
Mandela logr¨® convencer con su lema de di¨¢logo y perd¨®n a una naci¨®n dividida, que proven¨ªa de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas de r¨¦gimen supremacista impuesto por la minor¨ªa blanca y de tres siglos de discriminaci¨®n racial.
Entre 1996 y 1999, la TRC escuch¨® el testimonio de 21.000 v¨ªctimas, de las que 2.000 fueron seleccionadas para comparecer en audiencias p¨²blicas retransmitidas en directo en la televisi¨®n. El objetivo era perdonarse y apaciguar el resentimiento entre negros y blancos, pero tambi¨¦n conocer la verdad y que las v¨ªctimas obtuvieran un reconocimiento p¨²blico.
El proceso se convirti¨® en un ejemplo de justicia transicional; no obstante, dentro del pa¨ªs fue criticado por ofrecer impunidad a los culpables y no establecer un r¨¦gimen de compensaci¨®n econ¨®mica suficiente para las v¨ªctimas.
Aunque existe un reconocimiento extendido sobre el efecto sanador del proceso, la sensaci¨®n de muchos analistas es la de haber alcanzado un estado de libertad sin justicia.
Enuga S. Reddy, exsubsecretario general de la ONU encargado del Centro contra el Apartheid y primer secretario del Comit¨¦ Especial contra el Apartheid, asegura que en Sud¨¢frica se antepuso ¡°la liberaci¨®n nacional a los derechos humanos en la lucha contra la tiran¨ªa racista¡±. Y reconoce que, ¡°aunque el r¨¦gimen racista minoritario fue reemplazado por un Gobierno democr¨¢tico sin distinciones raciales y las principales leyes racistas se derogaron en el proceso, qued¨® al nuevo Gobierno la tarea de eliminar los vestigios del apartheid y sus secuelas¡±.
Tres comit¨¦s
El TCR estaba compuesto por tres comit¨¦s: de Amnist¨ªa, de Reparaci¨®n y Rehabilitaci¨®n, y de Violaciones de los Derechos Humanos. Las v¨ªctimas fueron escuchadas en Ciudad del Cabo (sede de la TCR), Durban, East London y Johannesburgo. Y tuvo tres tareas fundamentales: descubrir las causas y naturaleza de las violaciones de los derechos humanos en Sud¨¢frica entre 1960 y 1994; identificar a v¨ªctimas para pagarles una compensaci¨®n; y conceder la amnist¨ªa a quienes revelaran plenamente su participaci¨®n en violaciones de los derechos humanos por motivos pol¨ªticos.
En su informe final, compuesto por cinco vol¨²menes, la TCR concluy¨® que el Gobierno del apartheid fue el principal autor de graves violaciones de los derechos humanos. Se neg¨® la amnist¨ªa a 5.392 personas y fue concedida a 849. Entre los acusados por los testigos, adem¨¢s del r¨¦gimen segregacionista, figuran las fuerzas de liberaci¨®n (incluido el CNA de Mandela) y otros movimientos que usaron la violencia, por lo que la CTR ¡°conden¨® a ambas partes por cometer atrocidades¡±.
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