Las revueltas no anuncian otro 15-M
Espa?a vivi¨® en 2011 una crisis del sistema con protestas transversales, pero las reivindicaciones de hoy son sectoriales y con posibilidad de negociaci¨®n
Espa?a no est¨¢ ante un nuevo 15-M. Aquella revuelta de 2011, cuyo arranque fue el 15 de mayo, se tild¨® como una explosi¨®n de los indignados, con protestas en todo el pa¨ªs al rebufo de las erosiones de la crisis econ¨®mica de 2008 y los recortes en las pol¨ªticas p¨²blicas. Los acampados en los centros de las ciudades, singulariz¨¢ndose en la Puerta del Sol, blandieron la bandera del inconformismo ante unas instituciones, unos pol¨ªticos, a los que gritaron que no les representaban. Se teoriz¨® que Espa?a sufr¨ªa una crisis transversal, del sistema. Ahora no es eso; de momento.
Dirigentes pol¨ªticos, soci¨®logos y polit¨®logos, en conversaci¨®n con EL PA?S, alejan el contexto del 15-M de hace una d¨¦cada de las circunstancias actuales. Aquella indignaci¨®n no tiene relaci¨®n ¡°con las protestas sectorializadas en las que ahora cabe la negociaci¨®n para que remitan¡±. Esta es la apreciaci¨®n del soci¨®logo e investigador Ignacio Urquizu, alcalde de Alca?iz (Teruel), diputado auton¨®mico socialista aragon¨¦s y n¨²mero tres de la ejecutiva de ese partido.
Las protestas en la bah¨ªa de C¨¢diz, en el sector del transporte, en la agricultura y en la ganader¨ªa, como las m¨¢s presentes y urgentes en estos d¨ªas, distan mucho de tener un hilo conductor que las una. Esta es la raz¨®n por la que el Gobierno est¨¢ convencido de que en la parte que le pueda corresponder, y tenga capacidad de acci¨®n, habr¨¢ acuerdos porque hay margen para el di¨¢logo y la soluci¨®n. Mucho menos en los conflictos netamente laborales y, esencialmente, salariales como es el caso del sector del metal.
La lucha de la bah¨ªa de C¨¢diz concierne no solo a los trabajadores locales que exigen una subida salarial acorde con el IPC para no perder poder adquisitivo. Un imposible 5%, seg¨²n contrapone la patronal. En esta protesta, los trabajadores van a encontrar el aliento de otros sectores profesionales de C¨¢diz, sensibilizados ante el enorme desempleo de la provincia: Un 23% frente al 15% de la media nacional. Colectivos de profesores y sanitarios del sector p¨²blico y de pensionistas est¨¢n y estar¨¢n con ellos en la calle.
Aun as¨ª, no se dan las circunstancias para una huelga general porque el descontento no es transversal. Esta opini¨®n gubernamental coincide con la de otros analistas y economistas. Con los datos en la mano no asoma una Espa?a en quiebra. Todas estas interpretaciones se matizan con un ¡°por ahora¡±, porque el alcance de la protesta s¨ª llegar¨¢ a los sectores de trabajadores m¨¢s organizados en demanda de subidas salariales. De vuelta a C¨¢diz, los trabajadores piden una subida del 2% para este a?o mientras que las empresas ofrecen un 0,5%.
En estos casos, si no se disecciona la protesta, el barullo siempre perjudica al Gobierno. Esta es una realidad indubitada sobre la que la oposici¨®n conservadora tratar¨¢ de asentarse. En el campo, con las reivindicaciones de agricultores, y ganadores, peque?os y grandes, se siente c¨®modo el PP. Los altos costes de producci¨®n son una realidad y, antes de la pandemia y los confinamientos, el sector ya preparaba movilizaciones.
El transporte se prepara para que su movilizaci¨®n la sienta toda Espa?a con una huelga en la v¨ªspera de las Navidades. ¡°?Hay que salir a la calle a decir que hasta aqu¨ª hemos llegado!¡±, ha clamado el presidente del PP, Pablo Casado. ¡°?Esto va a ser un infierno si no se escucha a los trabajadores!¡±, es el aviso del secretario general de UGT, Pepe ?lvarez.
?Ir¨¢n juntos? En la necesaria diferenciaci¨®n de las protestas no ser¨¢ posible encontrar al PP y a los sindicatos CC OO y UGT detr¨¢s de la misma pancarta. Pepe ?lvarez, Unai Sordo (l¨ªder de Comisiones) y los sindicatos minoritarios de C¨¢diz van a estar con las luchas del metal, en las que no es previsible la presencia de Pablo Casado.
En esta semana, se concretar¨¢ la traslaci¨®n pol¨ªtica de las protestas al Parlamento. Los partidos tienen en cuenta que las elecciones generales no est¨¢n a la vista, quiz¨¢ s¨ª las andaluzas y seguras las municipales y auton¨®micas en mayo de 2023. Est¨¢n lejos, pero las tendencias que marcan las encuestas se escudri?an al m¨¢ximo. El mensaje desesperanzador y alarmista contra el Gobierno tratar¨¢ de ser contrarrestado por el Gabinete de Pedro S¨¢nchez con anuncios y la amplificaci¨®n de los mejores datos econ¨®micos. Como, por ejemplo, con la afiliaci¨®n a la Seguridad Social, que estar¨¢ en m¨¢ximos en 2022, o la compra de viviendas.
Entre tanto, los sondeos apuntalan la nula transferencia de votos fuera de los dos bloques cimentados. S¨ª hay vasos comunicantes entre el PP y Vox, y del PSOE a Unidas Podemos, seg¨²n constatan tanto Urquizu como el soci¨®logo Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz, de Elemental Research.
El movimiento de intenci¨®n de voto en el PP y en Vox es sutil pero casi constante. Por tanto, muy coyuntural. Pero siempre entre ellos. Vox, sin embargo, no renuncia a captar adeptos fuera de la clase media alta y alta, como ocurri¨® en sus inicios. A la manera europea, busca voto descontento en sectores obreros.
En el bloque de la izquierda, la expectativa est¨¢ en el proyecto que pueda alumbrar Yolanda D¨ªaz, con las marcas perif¨¦ricas. La operaci¨®n saldr¨¢ o no fructificar¨¢, con una opci¨®n diferente a Unidas Podemos, pero el objetivo es impulsar a Yolanda D¨ªaz. ¡°Retejer alianzas¡±, llam¨® la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, al movimiento que empez¨® la semana anterior en Valencia, con mujeres l¨ªderes de izquierda de diferentes lugares, como M¨®nica Garc¨ªa, de Madrid; M¨®nica Oltra, de Valencia; Fatima Hamed, de Ceuta, y la propia Yolanda D¨ªaz, que est¨¢ llamada a ser la cabeza visible de la izquierda al PSOE. Su tarea primordial, como repite, es ¡°gobernar¡±. Su reto inmediato, antes de fin de a?o, es conseguir la reforma laboral y parar, en lo que pueda, revueltas contra el Gobierno que preside Pedro S¨¢nchez.
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