Afiliados del PP debaten sobre la crisis interna: del ¡°bochorno¡± de los primeros d¨ªas al ¡°alivio¡± por el pr¨®ximo congreso
Los militantes reunidos por EL PA?S coinciden en dar libertad a los barones para pactar, pero difieren en c¨®mo deben relacionarse con Vox
En apenas dos semanas, el Partido Popular ha sufrido una guerra interna y p¨²blica que ha desembocado en la marcha forzada de su l¨ªder, Pablo Casado, la convocatoria de un congreso extraordinario para elegir al pr¨®ximo presidente de la formaci¨®n, y la candidatura oficial a dicho puesto del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. EL PA?S ha reunido a cinco militantes de base del PP de Andaluc¨ªa, Galicia, Madrid y Castilla-La Mancha para que debatan y expresen ¡ªdesde fuera de altos cargos de responsabilidad¡ª c¨®mo vivieron aquellos d¨ªas de crisis furiosa y c¨®mo afrontan el futuro del partido. Desde el ¡°bochorno¡± de los primeros d¨ªas de trifulca org¨¢nica hasta el ¡°alivio¡± por la convocatoria del congreso nacional.
La guerra abierta y la salida forzada de Casado
¡°Impotencia¡±, ¡°verg¨¹enza¡±, ¡°decepci¨®n¡± o ¡°ansiedad¡±. Son las palabras que usan los militantes para describir c¨®mo han vivido ¡°el momento en el que estall¨® todo¡±, como se refiere Mari?a Prego al cruce de acusaciones de espionaje y corrupci¨®n entre Isabel D¨ªaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y Pablo Casado. La militante gallega, de 22 a?os y que estudia el m¨¢ster de acceso a la abogac¨ªa, asegura que la incertidumbre cubri¨® aquellos d¨ªas. ¡°Tuve la sensaci¨®n de que todo el mundo estaba sacando los trapos sucios del partido¡±, contin¨²a, y considera que Casado ¡°tuvo errores, pero tambi¨¦n aciertos¡±. Alejandro N¨²?ez, de 34 a?os y tambi¨¦n gallego, admite haber vivido estas semanas con ¡°rabia e indignaci¨®n¡±. En las primarias de hace tres a?os eligi¨® a Casado como l¨ªder: ¡°Me devolvi¨® la ilusi¨®n de la primera vez que pegas un cartel¡±, afirma. N¨²?ez asegura que el partido necesitaba entonces una regeneraci¨®n y admite que a¨²n no entiende muy bien lo que internamente ha provocado ¡°todo esto¡±, a lo que Prego asiente.
Jos¨¦ Mar¨ªa Cervilla, de 27 a?os y doctorando en Direcci¨®n de Empresa en el Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz), se muestra m¨¢s cr¨ªtico con Casado: ¡°Elegir a un presidente en primarias no es darle una carta blanca para dejarle hacer lo que quiera¡±. Y a?ade: ¡°Quien crea que lo que ha pasado se circunscribe a la problem¨¢tica con Ayuso, se equivoca¡±. Almudena G¨®mez (53 a?os), analista financiera en Madrid, concuerda: ¡°Al final lo que importa es el proyecto, estas cosas, para la gente que no vive eso desde dentro, no tienen tanta relevancia (...) Buscamos solidez¡±. ¡°El problema de Casado no ha sido Teodoro Garc¨ªa Egea [el ex secretario general], que muy joven, se ha echado el partido a la espalda, sino quienes le acompa?aban de Nuevas Generaciones¡±, apunta Eduardo L¨®pez, economista de 33 a?os, nacido en Ciudad Real y residente en Madrid.
Cervilla, considera que entre la militancia se ¡°arrastraba un sentimiento de que con Pablo Casado¡± les iba a ¡°costar algo m¨¢s llegar a La Moncloa¡±. ¡°En la sesi¨®n de control al Gobierno del mi¨¦rcoles anterior [al estallido de la crisis] Pablo Casado habl¨® de cuestiones pol¨ªticas que interesan poco a la ciudadan¨ªa, mientras otros partidos [en referencia a Vox] preguntaron por el precio de la luz. Nos dio a entender que perd¨ªa la conexi¨®n con los problemas de la gente¡±. De los cinco, es el ¨²nico que asegura haber vivido con ¡°alegr¨ªa y oportunidad¡± la ca¨ªda de la c¨²pula del PP; y se?ala que la victoria en Castilla y Le¨®n en las elecciones anticipadas del 14 de febrero, ¡°no supo tan bien como se esperaba¡±.
La llegada de Feij¨®o
Los gallegos sacan a relucir una especial ilusi¨®n por el posible liderazgo de Feij¨®o. Es el resultado de arrastrar cuatro mayor¨ªas absolutas y haber dejado a fuerzas como Vox y Unidas Podemos sin representaci¨®n en el Parlamento gallego. ¡°Con ¨¦l podemos demostrar que tenemos un candidato con mucha experiencia y gesti¨®n detr¨¢s. Me devuelve la ilusi¨®n de creer en un proyecto. Es lo que importa ahora¡±, afirma Mari?a Prego. ¡°Se le ha tachado de nacionalista, pero gana las elecciones. (...) Desde G¨¦nova, antes se dictaba a los l¨ªderes qu¨¦ hacer. Pero Feij¨®o juega en otra liga y entiende que Espa?a no es Madrid y hay singularidades¡±, afirma L¨®pez, que atribuye a su capacidad de gesti¨®n el haber ¡°parado a todos¡±.
¡°El ¨¦xito de Moreno Bonilla (presidente de Andaluc¨ªa), Feij¨®o o Ayuso es por dejarles gobernar y delegar en personas con conocimiento, como el consejero de Sanidad madrile?o, Enrique Ruiz Escudero¡±, considera L¨®pez. Todos los afiliados creen que Feij¨®o dar¨¢ libertad de maniobra a los l¨ªderes territoriales para pactar sus gobiernos, algo que consideran necesario, en comparaci¨®n con los a?os de gobernanza interna de Casado.
Precisamente por la singularidad de cada territorio, el andaluz Cervilla se muestra ¡°reticente¡± con el liderazgo de Feij¨®o, y duda de su capacidad para atraer al votante de Vox: ¡°Puede ser un buen presidente, pero no va a tener un camino de rosas ni va a tener un reconocimiento e ilusi¨®n nacional en el votante de la derecha como para formar Gobierno ¨¦l solo¡±. Este afiliado se?ala que ¡°Galicia no es Andaluc¨ªa ni es Madrid¡±. ¡°Las cosas pueden funcionarte en un sitio y no en otros, sin embargo, Vox parece que siempre tiene fuerza¡±, concluye. El estudiante se?ala que el l¨ªder gallego debe ¡°ensanchar el partido como hizo Aznar¡± e incluir perfiles m¨¢s moderados y m¨¢s conservadores, y a?ade: ¡°Si hace como Rajoy...¡±
Todos son partidarios de que el l¨ªder nacional sea elegido en unas elecciones primarias ¡ªen caso de presentarse competencia¡ª. Almudena G¨®mez, que tambi¨¦n apoya la candidatura del l¨ªder gallego, apunta a la moderaci¨®n como forma de evitar que haya votos que recalen en el PSOE: ¡°La gente ve a Vox como una formaci¨®n exaltada y eso moviliza a votar al PSOE. Piensan: ¡°vamos a votarles porque el Partido Popular est¨¢ dudoso con el extremo¡±. La analista financiera cree que transmite el pensamiento de que ¡°con ¨¦l, no hace falta Vox¡±.
Pactar con Vox
Tan solo Mari?a Prego rechaza cualquier pacto con la ultraderecha: ¡°Me afili¨¦ al Partido Popular precisamente para defender que Vox no es el PP¡±. Adem¨¢s, se?ala que en Castilla y Le¨®n tampoco han obtenido un resultado ¡°como para exigir¡±: ¡°Ideol¨®gicamente no somos lo mismo¡±. En cambio, Jos¨¦ Mar¨ªa Cervilla s¨ª les atribuye cierta afinidad en este aspecto: ¡°Nos recuerdan determinados aspectos pol¨ªticos y sociales que son importantes¡±. Prego insiste en que precisamente es ese punto ¡°en el que m¨¢s¡± se diferencian ambos partidos, y critica el discurso ¡°populista¡± de la formaci¨®n liderada por Santiago Abascal al ¡°negar la violencia de g¨¦nero¡± o ¡°meterse con los menores no acompa?ados¡±.
El andaluz Cervilla tambi¨¦n defiende los pactos con Vox para demostrar que ¡°la grandilocuencia no gestiona ministerios ni consejer¨ªas¡±. Tambi¨¦n atribuye a la extrema derecha una posici¨®n de ventaja respecto al PP: ¡°Son capaces de atraer un voto que el PP no puede atraer y nunca va a hacerlo porque no entran en el mismo espacio pol¨ªtico¡±. Adem¨¢s, asegura que el pacto es la ¨²nica forma de conseguir una ¡°mayor¨ªa social¡± de derechas. Alejandro N¨²?ez, en concordancia con su paisana Prego, califica a la ultraderecha de ¡°populismo puro y duro. Argumentos, ninguno¡±. A pesar de ello, no rechaza pactar con ellos y parafrasea a Ayuso: ¡°Prefiero pactar con el partido de Ortega Lara, que con Bildu¡±.
El castellanomanchego Eduardo L¨®pez coincide en su respuesta con su compa?era gallega: ¡°Depende del momento y de qu¨¦ pida Vox¡±. Asegura, no obstante, que Iv¨¢n Espinosa de los Monteros lo har¨ªa ¡°genial¡± como ministro de Exteriores; ¡°de vicio¡±, insiste. La madrile?a Almudena L¨®pez tampoco reh¨²ye el pacto del todo, pero advierte. ¡°Eso de que me da igual en qu¨¦ ministerio entren, tiene sus repercusiones...¡±, asegura riendo, y cree que deber¨ªan tener un ¡°espacio limitado¡±. ¡°Esto tiene que ser como en las parejas. T¨² limpias, pero yo soy quien cocina¡±, concluye.
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