S¨¢nchez tratar¨¢ de recoser sus apoyos para terminar la legislatura tras el portazo de ERC al plan de ayudas
Ni el PSOE ni el PP salen victoriosos de forma rotunda de la votaci¨®n del decreto de ayudas anticrisis. Esquerra desconcierta a todos con su voto en contra, incluso a algunos propios
No hab¨ªa euforia este jueves en ninguna de las bancadas; no la hay hoy en ning¨²n partido. Todos se han dejado algo en esta arriesgada jugada en la que nadie ha salido vencedor del todo, seg¨²n admit¨ªan diputados veteranos de varias formaciones: el decreto de ayudas anticrisis sale adelante por los pelos, con los votos de los partidos del Gobierno y de Bildu, pero entre los noes figuran VOX, el PP y ERC. El que sufre m¨¢s desgaste, aparentemente, es el Gobierno, que una vez m¨¢s se ve obligado a sacar in extremis una votaci¨®n que hace solo dos semanas ve¨ªa completamente resuelta. Pero tampoco sale derrotado. Pedro S¨¢nchez, como el d¨ªa de la reforma laboral, cuando logr¨® vencer de rebote por una carambola con un error del PP, sali¨® este jueves al patio del Congreso a reivindicar su inagotable capacidad de resistencia. ¡°El PP se apunta al cuanto peor mejor, pero ha ganado la pol¨ªtica sana¡±, clamaba con una sonrisa.
El Gobierno ha resistido una vez m¨¢s una ofensiva para derribarlo, la tercera importante, despu¨¦s de las pr¨®rrogas del estado de alarma y la reforma laboral. Y ha demostrado de nuevo que incluso sin los votos de ERC, aunque esta vez s¨ª con los del PNV y Bildu, que compiten en el Pa¨ªs Vasco para venderse como partidos que pactan con el Gobierno y tienen influencia en Madrid, es capaz de ganar votaciones. Pero se ha dejado muchas plumas en el camino. Y no consigue disipar la gran duda que se respira cada d¨ªa con m¨¢s claridad en el Congreso: ?podr¨¢ S¨¢nchez agotar la legislatura con este calvario permanente? Sus tradicionales aliados acusan al Ejecutivo y al PSOE de buscar sus apoyos solo cuando est¨¢n con el agua al cuello, lo que deja una mayor¨ªa en constante equilibrio inestable. La Moncloa contesta que F¨¦lix Bola?os y el n¨²cleo duro del Gobierno lleva desde el 25 de marzo trabajando este decreto con todos los grupos, incluido el PP, escuchando a todos y con m¨²ltiples reuniones y llamadas. Los socialistas asumen que en lo que queda de legislatura no pueden seguir acumulando votaciones ag¨®nicas. Pero a la vez Unidas Podemos est¨¢ en una situaci¨®n cada vez m¨¢s dif¨ªcil, y cada vez es m¨¢s evidente que el apoyo de ERC es tremendamente vol¨¢til.
En el otro flanco, el PP tampoco es el vencedor claro. No solo no ha logrado, de nuevo, su objetivo de hacer perder una votaci¨®n clave a S¨¢nchez. Adem¨¢s, Alberto N¨²?ez Feij¨®o ha perdido una ocasi¨®n para mostrar un giro claro que deje atr¨¢s el ¡°no a todo¡± de Pablo Casado. Una abstenci¨®n habr¨ªa abierto un escenario in¨¦dito con el PP como partido de Estado frente al que los socialistas no tienen discurso construido. S¨¢nchez se mueve m¨¢s c¨®modo con un PP que vota en contra de bajar 20 c¨¦ntimos la gasolina o dar 1.000 millones a los transportistas y otros tantos a pescadores y agricultores que con un Feij¨®o que hubiera jugado con la abstenci¨®n.
Los socialistas creen que esta decisi¨®n del PP, que nadie esperaba, les dar¨¢ r¨¦ditos en la campa?a andaluza, con mucho peso rural, como partido irresponsable que estaba dispuesto a tumbar las ayudas a los agricultores, pescadores y transportistas. La lectura del PP es diferente: Feij¨®o repite la misma estrategia de Casado y resalta el desgaste del Gobierno por pactar con Bildu, y ellos creen que esto erosiona al Ejecutivo, al que se percibe cada vez con m¨¢s problemas.
Aunque todos se declaran p¨²blicamente muy satisfechos, ni el PSOE ni el PP salen victoriosos de forma rotunda de una votaci¨®n inimaginable hace dos semanas. Tampoco lo hace el gran protagonista, ERC. Hace solo una semana los republicanos dec¨ªan que no pod¨ªan castigar a los ciudadanos por un problema entre ellos y el Gobierno que es el espionaje. Como explicaron los portavoces vascos o del PDeCAT, tan indignados como ERC por el caso Pegasus, no se puede jugar con las cosas de comer y forzar que millones de personas pierdan sus ayudas por un conflicto entre partidos.
Una parte de ERC quer¨ªa abstenerse, y Gabriel Rufi¨¢n parec¨ªa estar entre los abstencionistas, pero ganaron los duros y se fueron al no. Y con ese ¡°no¡± se quedaron sin margen de negociaci¨®n con el Ejecutivo y con una gran pregunta que recorre la c¨¢mara: ?quieren los republicanos forzar un adelanto electoral? Nadie le ve ninguna l¨®gica a esa posibilidad. Varios diputados catalanes y vascos insisten en que con un adelanto electoral que podr¨ªa traer una mayor¨ªa de PP y Vox solo ganar¨ªa Junts ¡ªque est¨¢ en la agitaci¨®n¡ª y no ERC ¡ªque hizo una apuesta por el di¨¢logo¡ª. ERC desconcierta a todos, incluso a algunos propios. Nada es definitivo con ellos, tampoco este ¨²ltimo giro. El Gobierno volver¨¢ a llamar a ERC para intentar resolver el caso Pegasus, cada vez m¨¢s enmara?ado, y recoser la mayor¨ªa para terminar la legislatura, imprescindible para gobernar sin continuos sobresaltos. Nadie est¨¢ seguro de que pueda conseguirlo. Las elecciones andaluzas dar¨¢n algunas pistas.
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