Espa?a recupera solo un 9% de los cuerpos de los migrantes que mueren en el mar
Una investigaci¨®n del Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja revela las dificultades para identificar los cad¨¢veres de los que intentan llegar a Europa y constata que el rastro de la inmensa mayor¨ªa se pierde
El rastro de la inmensa mayor¨ªa de quienes mueren en el mar en su intento de llegar a Europa se pierde para siempre. En seis a?os, de 2014 a 2019, la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) contabiliz¨® ¨Da partir del relato de supervivientes y las investigaciones oficiales¨D 2.440 muertos y desaparecidos en las rutas migratorias hacia Espa?a, pero solo llegaron a la costa 237 cad¨¢veres, apenas un 9,4%. Los datos est¨¢n recogidos en un informe publicado por el Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja (CICR), que insiste en se?alar que faltan mecanismos, reglas y coordinaci¨®n para ocuparse de quienes mueren en su camino a Europa. ¡°?Cu¨¢ntas familias viven en absoluta incertidumbre al no saber qu¨¦ paso con sus seres queridos?¡±, se pregunta Pablo Baraybar, antrop¨®logo y coordinador del informe.
El estudio del CICR actualiza las conclusiones de una investigaci¨®n de la Universidad Libre de ?msterdam de 2015 que se convirti¨® en la principal referencia para cuantificar el desfase que hay entre la cantidad de personas que mueren tras subirse a una patera y el peque?o porcentaje de cuerpos que se recuperan. Los nuevos datos muestran la magnitud de la tragedia humana de las rutas migratorias por mar: en esos seis a?os, Espa?a, Italia y Grecia, los principales pa¨ªses de destino de la UE, solo han recuperado un 13% de los cuerpos de las 19.803 personas fallecidas o desaparecidas durante su viaje. A los cuerpos encontrados en las costas europeas se suman los encontrados en orillas africanas o turcas, de los que no hay datos.
El hallazgo del cad¨¢ver, adem¨¢s, es solo un hito en el tortuoso proceso que se inicia despu¨¦s para identificarlo. En Espa?a, la mitad de esos 237 cuerpos encontrados se qued¨® sin identificar. Es una tasa inferior a la de Italia, donde el 73% de los 964 muertos localizados en ese periodo sigue sin nombre, pero mayor que la de Grecia, que registr¨® 608 cuerpos y no logr¨® identificar al 33%. El informe analiza tambi¨¦n los procedimientos que se siguen en la identificaci¨®n de cad¨¢veres en los tres pa¨ªses. No hay una conclusi¨®n sobre cu¨¢l es el mejor, pero, a pesar de todas sus carencias, se desprende que el sistema espa?ol es el m¨¢s coordinado y centralizado.
El antrop¨®logo Baraybar insiste en una demanda que lleva a?os repitiendo: la necesidad de crear un canal que integre la informaci¨®n que pueda obtenerse de los muertos y desaparecidos y que tienen las familias, las ONG o las autoridades. ¡°Si yo encuentro un cuerpo, esos restos por s¨ª solos no me pueden conducir a restituir su identidad, requiero otro tipo de informaci¨®n. Pero, ?qui¨¦n tiene esa informaci¨®n? ?Qu¨¦ mecanismos existen para recolectar esa informaci¨®n o para que sea transferida a las autoridades? No existen. Porque la migraci¨®n es tratada por los Estados como un problema donde al final alguien es responsable por haber llevado a personas a otro pa¨ªs de manera ilegal¡±.
Baraybar plantea un ejemplo pr¨¢ctico que refleja la complejidad de identificar a los muertos. Es una hip¨®tesis, pero pasa de forma recurrente. Una ni?a muere al desembarcar en Espa?a tras un viaje en patera. La ni?a iba con una persona que no es ninguno de sus padres. Esa persona confirma su identidad y nacionalidad. Espa?a requiere el ADN de los padres para identificar a la ni?a (aunque informalmente ya se sepa de qui¨¦n se trata), pero ellos se encuentran en otro pa¨ªs en situaci¨®n irregular. Las autoridades espa?olas solicitan entonces la cooperaci¨®n con el pa¨ªs de residencia de los padres para obtener sus muestras gen¨¦ticas. Pero el antrop¨®logo se pregunta: ¡°?C¨®mo esperar que los padres acudan a las autoridades a dar una muestra gen¨¦tica estando ilegalmente en el territorio?¡±.
La falta de respuestas tiene graves consecuencias para las familias, recuerda el documento. ¡°Adem¨¢s de la confusi¨®n emocional que experimentan, sin saber si su pariente est¨¢ vivo o muerto, los familiares de las personas desaparecidas suelen enfrentarse a numerosos problemas pr¨¢cticos derivados de la desaparici¨®n cuando quieren acceder a beneficios, vender o administrar bienes o herencias, volver a casarse o ejercer la patria potestad¡±, recoge el informe liderado por el departamento forense de CICR. Baraybar a?ade: ¡°Si fu¨¦ramos capaces de dar alg¨²n tipo de respuesta a una familia, de decirle ¡®podemos afirmar que su hijo estaba en la patera, pero la patera no lleg¨®¡¯, eso les permitir¨ªa al menos iniciar un duelo. Claramente no es una f¨®rmula m¨¢gica y habr¨¢ quienes no lo acepten, pero si pudi¨¦ramos articular un espacio donde verter todas las informaciones disponibles y analizarlas podr¨ªamos elaborar respuestas con alguna certeza¡±.
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