El n¨¢ufrago marroqu¨ª rescatado sujeto a un bid¨®n: ¡°Al rato, dejaron de escucharse los gritos¡±
Un velero rescat¨® a Hassan Syaf cuando flotaba a la deriva tras irse a pique la embarcaci¨®n con la que aspiraba a lograr su sue?o europeo. Ocho personas murieron en el naufragio. Solo se salv¨® ¨¦l
A las 9.43 del 22 de noviembre, el tripulante de un velero que navegaba a dos millas n¨¢uticas (3,7 kil¨®metros) de la playa de Maspalomas (costa sur de Gran Canaria) oy¨® unos gritos. Se trataba de Hassan Syaf, un marroqu¨ª a punto de cumplir 35 a?os, natural de Agadir y sonrisa infrecuente para ocultar unos dientes mellados. Hab¨ªa zarpado el s¨¢bado anterior en una peque?a embarcaci¨®n de madera junto a otros ocho hombres ...
A las 9.43 del 22 de noviembre, el tripulante de un velero que navegaba a dos millas n¨¢uticas (3,7 kil¨®metros) de la playa de Maspalomas (costa sur de Gran Canaria) oy¨® unos gritos. Se trataba de Hassan Syaf, un marroqu¨ª a punto de cumplir 35 a?os, natural de Agadir y sonrisa infrecuente para ocultar unos dientes mellados. Hab¨ªa zarpado el s¨¢bado anterior en una peque?a embarcaci¨®n de madera junto a otros ocho hombres desde el sur de Sidi Ifni (Marruecos). En la madrugada del martes siguiente, el barco se abri¨® por la popa y comenz¨® a irse a pique. El n¨¢ufrago se salv¨® porque decidi¨® nadar hasta un bid¨®n de combustible. Le encontraron agarrado a ¨¦l pocas horas despu¨¦s. ¡°Mientras nadaba me giraba de vez en cuando, pero estaba muy oscuro. Solo se o¨ªan los gritos. Pero pasado un rato, se dejaron de escuchar. Me qued¨¦ solo con el mar¡±. ?nicamente se salv¨® ¨¦l.
Hassan Syaf trabajaba como monitor de nataci¨®n en unas instalaciones municipales de su ciudad natal. Hijo ¨²nico de madre viuda, asegura que daba igual estar ocupado. ¡°A pesar de que ten¨ªa trabajo, era como si estuviese desempleado¡±, explica en ¨¢rabe en unas oficinas de la Cruz Roja en Las Palmas de Gran Canaria. ¡°Los ingresos no eran suficientes, era muy pobre. Muchos en Marruecos lo somos, pero no solo es el dinero lo que nos falta: hay una gran represi¨®n, no se respetan los derechos humanos. Me sent¨ªa humillado en mi propio pa¨ªs. Ten¨ªa que salir de ah¨ª¡±.
Ya se encuentra a salvo en Gran Canaria, cuidado por la organizaci¨®n humanitaria, que lo trata de un cuadro de trastorno de estr¨¦s agudo, seg¨²n relata Gara Barroso, psic¨®loga del programa de atenci¨®n humanitaria a inmigrantes. ¡°Est¨¢ todo el rato en alerta, se sobresalta con facilidad, presenta apat¨ªa y anhedonia [incapacidad para experimentar placer y p¨¦rdida de inter¨¦s o satisfacci¨®n en casi todas las actividades] y le asalta el sentimiento de culpa de forma recurrente por haberse salvado solo ¨¦l¡±. Syaf, eso s¨ª, evoluciona favorablemente, y explica que del futuro ¨²nicamente espera trabajar ¡°en lo que sea y donde sea¡±.
Tom¨® la decisi¨®n en febrero. ¡°Dar el salto al continente es un tema de conversaci¨®n frecuente all¨ª. Todos tenemos el sue?o de llegar a Europa a buscar una vida mejor. Algunos se atreven, otros no, pero es algo que est¨¢ a pie de calle¡±. Un d¨ªa, un conocido lo puso en contacto a trav¨¦s de Facebook con una persona que se dedicaba a estos traslados. Lo metieron en un grupo de WhatsApp, donde fueron llegando las instrucciones. ¡°No result¨® sencillo cerrar el viaje¡±, rememora. ¡°Nos daba muchas largas. Estaba empe?ado en cobrar mucho antes del viaje. Pero no ca¨ªmos en la trampa, porque tem¨ªamos que nos fuesen a timar. La red cobr¨® 4.000 euros por el trayecto.
La operaci¨®n se puso en marcha en noviembre. El d¨ªa 18, uno de los hombres con los que sol¨ªa chatear pas¨® a recogerlo en su coche y lo traslad¨® hasta Sidi Ifni, un trayecto de aproximadamente dos horas y media. ¡°Me dejaron a la intemperie en un sitio cerca de la playa, poco concurrida¡±. Poco a poco fue llegando otra gente de otras ciudades, sobre todo de Beni Melal (centro del pa¨ªs). El s¨¢bado 19 zarparon a primera hora en una peque?a embarcaci¨®n de madera dotada de un compartimento, seg¨²n recuerda. ¡°Estaba en mal estado, el tim¨®n no funcionaba, y le hab¨ªan instalado un motor en la popa, desde donde se dirig¨ªa el barco¡±. A bordo viajaban ocho hombres, adem¨¢s del patr¨®n. ¡°No sent¨ªa miedo en ese momento. Estaba contento, en realidad, porque por fin iba a cumplir mi sue?o¡±. Syaf se confiesa muy religioso. ¡°Tengo una buena relaci¨®n con mi madre ¡ªservir a los padres es un deber religioso vinculado estrechamente a la adoraci¨®n de Al¨¢¡ª, y no dej¨¦ de rezar durante toda la traves¨ªa¡±.
Fue un periplo ¡°muy duro¡±, relata. ¡°No llevamos provisiones, y a bordo solo hab¨ªa leche, pan y agua¡±. La embarcaci¨®n podr¨ªa haber tardado mucho menos si se hubiese dirigido a Lanzarote (unos 200 kil¨®metros desde el punto de partida) o Fuerteventura (380 kil¨®metros), pero se desvi¨® hacia el suroeste y cubri¨® una distancia aproximada de 540 kil¨®metros en l¨ªnea recta en los tres d¨ªas en que se mantuvo a flote.
Naufragio
El naufragio se produjo durante la madrugada del martes. ¡°Se abri¨® una v¨ªa de agua en la popa y entramos todos en p¨¢nico. Poco a poco se fue hundiendo el barco por la parte de atr¨¢s¡±. El pasaje se movi¨® a la parte delantera para alejarse del mar, que se iba acercando inexorablemente. ¡°Comenc¨¦ a desnudarme para tener menos lastre. Fue en ese momento cuando divis¨¦ a lo lejos un bid¨®n que se hab¨ªa desprendido del barco, envuelto en una bolsa negra¡±. Se ech¨® a nadar en su direcci¨®n. ¡°Me cost¨® much¨ªsimo, creo que tard¨¦ una hora entera hasta alcanzarlo. El mar es tan grande que da igual ser un experto en nataci¨®n: si Dios no quiere, no vas a sobrevivir¡±.
Junto a aquel bid¨®n hab¨ªa otro, que intent¨® atar al primero con una camiseta. No resulto una buena idea. ¡°Estuve a punto de ahogarme porque se voltearon y me dejaron atrapado. Al final, los desat¨¦ de nuevo y me qued¨¦ agarrado al segundo¡±. Fue este el que le salv¨® la vida. Ah¨ª permaneci¨® rezando, ¡°con miedo¡±, a casi cuatro kil¨®metros de la costa, flotando en un mar con marejadilla y buena visibilidad, seg¨²n los registros de Salvamento Mar¨ªtimo. A las 9.43 de la ma?ana ¡ª¡±no s¨¦ cu¨¢nto tiempo transcurri¨®, pero el sol ya estaba en lo alto¡ª divis¨® a lo lejos al Barbar, un velero de peque?as dimensiones. ¡°Me puse a gritar y a hacer gestos para que me vieran¡±, relata.
Su tripulante lo vio y lo subi¨® a bordo. ¡°Me encontraba muy mal, me sent¨ªa morir. Apenas recuerdo a un perro lami¨¦ndome¡±, relata. El velero traslad¨® a Syaf al puerto deportivo de Pasito Blanco (sur de la isla, en el municipio de San Bartolom¨¦ de Tirajana), desde donde fue derivado al Hospital Insular. Acto seguido, Salvamento Mar¨ªtimo moviliz¨® el helic¨®ptero Helimer 206 y la Salvamar Macondo. Adem¨¢s, se emitieron avisos a los navegantes en la zona. El Gobierno canario puso a disposici¨®n otro helic¨®ptero para poder llevar a cabo los relevos de repostaje. Trabajaron hasta el ocaso sin resultado. A primera hora del d¨ªa siguiente se incorpor¨® a las tareas la patrullera de la Guardia Civil R¨ªo Tambre, que trabaj¨® hasta el anochecer. Los d¨ªas 24 y 25 se continu¨® con la emisi¨®n de radioavisos. Todos estos esfuerzos fueron en balde. No se encontraron otros supervivientes, ¨²nicamente restos de la embarcaci¨®n. Entre ellos, cinco bidones que valen una vida.
Cae el trasiego en la ruta canaria
Las llegadas en patera a España se han reducido un 25,6% a falta de un mes para terminar el año con respecto a 2021, para quedarse en 27.063 personas, 9.316 menos, tras el noviembre con el balance más bajo en este tipo de movimientos desde que el Ministerio del Interior publica datos quincenales (2017). El mes pasado, alcanzaron las costas españolas o fueron rescatados en sus cercanías 1.082 personas, de las cuales 625 corresponden a la Ruta Canaria, 453 a las vías hacia la península y Baleares, cuatro a las fronteras marítimas de Ceuta y ninguna a Melilla.
En el caso de Canarias, desde que se reactivó la ruta atlántica, octubre y noviembre venían aportando alrededor de dos tercios de todas las llegadas de cada año, porque en esos meses coinciden las condiciones más favorables para la navegación en la zona. Las 625 personas que llegaron el mes pasado a las islas conforman la cifra más baja desde que se reactivó esta ruta, en 2019. Ese año, llegaron en noviembre a Canarias en patera 517 personas, que en 2020 se dispararon hasta 8.157 (el máximo histórico de un mes en esta travesía) y en 2021 se situaron en 3.038.