Feij¨®o, ante la encrucijada del aborto
37 a?os despu¨¦s de su despenalizaci¨®n, la interrupci¨®n voluntaria del embarazo vuelve al centro del debate sin que los conservadores tengan resuelta su posici¨®n
El 1 de junio de 2010 entr¨® en el Tribunal Constitucional el recurso del PP contra la ley del aborto de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero que ahora, 13 a?os despu¨¦s, van a estudiar dentro de unos d¨ªas los magistrados. Aquel texto, comandado por Federico Trillo, miembro del Opus Dei, estaba firmado por 70 diputados del PP, en nombre del partido, contrarios a que las mujeres espa?olas abortasen de forma libre hasta la 14? semana de gestaci¨®n, como dice la norma aprobada por los socialistas en 2010 y que sigue vigente. El documento contiene pasajes dur¨ªsimos, en los que el PP llega a comparar el derecho al aborto libre hasta la semana 14? con los totalitarismos. ¡°Cuando los derechos fundamentales miden su alcance por el tiempo de transcurso de la vida, su forma, o su raza, se entra en el camino que justifica todas las fechor¨ªas totalitarias que se han perpetrado contra la dignidad del ser humano¡±, sentencia el recurso. Alberto N¨²?ez Feij¨®o no se ha atrevido a retirarlo, a pesar de que acaba de anunciar que el PP acepta, ahora s¨ª, esa ley de plazos.
El l¨ªder del PP ha girado la posici¨®n de su partido tras la crisis en el Gobierno de Castilla y Le¨®n, que los conservadores comparten con la extrema derecha, por un protocolo antiabortista promovido por sus socios ultras que han terminado rectificando. El Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez intervino con un requerimiento para frenar las medidas ¡°en defensa de la vida¡± que hab¨ªa anunciado el vicepresidente regional, Juan Garc¨ªa-Gallardo, de Vox, en una rueda de prensa conjunta con el portavoz del Gobierno, del PP, en la que declar¨® que su prop¨®sito era evitar abortos. ¡°Si estas medidas son ¨²tiles para que solo un ni?o que iba a ser abortado pueda nacer, habr¨¢n hecho que merezcan la pena todas las consecuencias negativas de participar en un Gobierno¡±, confes¨® el dirigente ultra.
37 a?os despu¨¦s de que el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez aprobara la despenalizaci¨®n del aborto en Espa?a, la interrupci¨®n voluntaria del embarazo vuelve al centro del debate sin que los conservadores ¡ªque encabezan las encuestas de intenci¨®n de voto, salvo la oficial del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas¡ª tengan resuelta su posici¨®n. En un pa¨ªs donde todav¨ªa la gran mayor¨ªa de los abortos se practican fuera de la sanidad p¨²blica, aunque esta los financie (de los 90.189 que se notificaron en 2021 en Espa?a, 76.064 fueron en centros privados, el 84,3%, seg¨²n el Ministerio de Sanidad), la discusi¨®n pol¨ªtica sigue enredada por los intentos de los sectores m¨¢s reaccionarios de restringir este derecho reconocido en la ley. Feij¨®o quer¨ªa sortear el terreno ideol¨®gico, pero el aborto vuelve a escena y lo enfrenta a una encrucijada.
Esta controversia siempre ha sido una patata caliente para el PP. Se llev¨® por delante incluso al eterno aspirante a suceder a Mariano Rajoy, Alberto Ruiz Gallard¨®n, encargado del proyecto legislativo que pretend¨ªa retomar el sistema de supuestos de la ley de 1985 de Gonz¨¢lez, que con Zapatero se convirti¨® en un modelo de plazos. El entonces ministro de Justicia dimiti¨® en 2014 despu¨¦s de que el presidente, que le hab¨ªa encomendado elaborar la nueva ley, le ordenara desistir por el rechazo social que concitaba la reforma. Pedro Arriola, asesor demosc¨®pico de Rajoy, le ense?¨® a Gallard¨®n las encuestas internas que dec¨ªan que el PP iba a tener un problema, sobre todo con los j¨®venes, si segu¨ªa adelante con la ley. Ante el monumental fiasco, Gallard¨®n abandon¨® la pol¨ªtica, Rajoy meti¨® la norma en un caj¨®n y gobern¨® dos legislaturas con la ley de plazos.
Las encuestas tambi¨¦n han estado muy presentes en G¨¦nova en la crisis en Castilla y Le¨®n. La pol¨¦mica pill¨® totalmente desprevenida a la direcci¨®n nacional y al presidente auton¨®mico, Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco, un bar¨®n del ala moderada, pero sensible hacia las posiciones antiabortistas, que se sorprendi¨® cuando escuch¨® a su vicepresidente. Hab¨ªa le¨ªdo las cuatro medidas acordadas con sus socios ultras ¡ªentre ellas, la posibilidad de ofrecer a las embarazadas escuchar el latido fetal y someterse a una ecograf¨ªa anticipada en 4D¡ª y no hab¨ªa encontrado nada raro. No imagin¨® en ning¨²n caso el descomunal revuelo que iba a montarse.
El problema, sostienen en el entorno del presidente auton¨®mico, fue c¨®mo vendi¨® Gallardo la iniciativa en su comparecencia del jueves 12 de enero. Porque lo hizo como una actuaci¨®n pensada para evitar abortos y como un conjunto de medidas obligatorias para los m¨¦dicos, lo que, seg¨²n el PP, no se hab¨ªa acordado as¨ª. ¡°Lo peor es que frivoliz¨®. Los de Vox son unos moralistas dogm¨¢ticos, y Gallardo no es capaz de distinguir lo institucional de lo pol¨ªtico¡±, se escucha con malestar en el entorno del bar¨®n popular.
Ma?ueco orden¨® la misma tarde del jueves a su consejero de Sanidad que desmintiera a Gallardo, pero el PP no fue capaz de aclarar en casi cinco d¨ªas, hasta la declaraci¨®n institucional del presidente auton¨®mico del lunes, si rectificaba por completo o no. La direcci¨®n nacional pidi¨® a Ma?ueco el s¨¢bado anterior en un c¨®nclave de Zaragoza que hablara ¨¦l mismo y zanjara el asunto. ¡°Alfonso trat¨® de tranquilizarnos, pero no nos tranquilizaba nada¡±, cuenta un dirigente al tanto de las conversaciones. ¡°Se le pidi¨®: ¡®Z¨¢njalo ya¡±. Feij¨®o, al habla con Ma?ueco, tuvo claro desde el principio junto a sus colaboradores que el debate no interesaba al PP, consciente de que la mayor¨ªa social est¨¢ de acuerdo con el aborto.
El problema de Feij¨®o es que el debate interno en el PP no est¨¢ resuelto. El partido est¨¢ dividido en una fractura que ni siquiera se corresponde con el esquema tradicional de los sectores m¨¢s moderados o m¨¢s duros. El recurso de inconstitucionalidad, sobre el que decidir¨¢ ahora un tribunal de mayor¨ªa progresista, contaba con la firma de algunos de los dirigentes del sector moderado del PP. Ah¨ª figuran las r¨²bricas de Jos¨¦ Luis Ayll¨®n, Alfonso Alonso, F¨¢tima B¨¢?ez¡ as¨ª como la de Rajoy y la de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. El PP, incluso su ala m¨¢s pragm¨¢tica, ten¨ªa muy claro, como dej¨® por escrito, su rechazo a la ley de plazos. Su argumento era que ¡°dejar la continuidad o no de esa vida, su existencia o muerte, a la nuda decisi¨®n incondicional e irrestricta de la madre [¡] supone, por una simple medici¨®n de tiempo sin ning¨²n fundamento biol¨®gico, ¨¦tico, ni jur¨ªdico, proclamar el desvalor social de la vida concebida durante las 14 primeras semanas¡±, seg¨²n se lee en el recurso de los populares.
Feij¨®o ha anunciado ahora que acepta esa ley de plazos sin que el partido haya celebrado ning¨²n debate org¨¢nico para ese cambio de postura, que sigue siendo pol¨¦mica en el PP y en parte de su electorado. ¡°Yo estoy en radical desacuerdo con que el aborto sea un derecho. El aborto es un fracaso y no puede utilizarse como un anticonceptivo¡±, afirma Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, en conversaci¨®n con EL PA?S. Aguirre se confiesa conforme con las medidas promovidas por Vox en Castilla y Le¨®n, ¡°siempre que no sean obligatorias¡± y pone voz a un sector del partido que se mantiene contrario, en l¨ªnea con la Iglesia, a adoptar una posici¨®n m¨¢s pragm¨¢tica. ¡°El aborto no puede ser considerado un derecho, pues niega de ra¨ªz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los dem¨¢s derechos¡±, han manifestado los obispos de Castilla y Le¨®n tras la pol¨¦mica del protocolo antiabortista.
En un nuevo ejercicio de equilibrismo, Feij¨®o ha virado la posici¨®n del PP sobre la ley de plazos, pero sin retirar el recurso al Constitucional ¡ªtampoco ser¨ªa t¨¦cnicamente sencillo, pues deben hacerlo los 70 firmantes¡ª. El partido prev¨¦ un varapalo en la justicia, ya que va a decidir un tribunal de mayor¨ªa progresista. Algunos dirigentes del ala m¨¢s liberal consideran por eso que deber¨ªan haber movido ficha ya, y en todo caso antes de que el Constitucional se pronuncie. ¡°Hoy la ley est¨¢ aceptada, ten¨ªamos que haberlo retirado y haberlo explicado¡±, argumentan estas voces. Pero Feij¨®o no ha llegado tan lejos.
El episodio de Castilla y Le¨®n revela tambi¨¦n la dif¨ªcil cohabitaci¨®n de los populares con la extrema derecha, sobre todo en un a?o electoral en el que los de Abascal se juegan mucho. Ante el agotamiento de algunas de sus banderas, como la crisis catalana, los ultras eligen un tema que electoralmente los beneficia y que pone en aprietos al PP. ¡°Lo que ha pasado favorece a Vox y al PSOE. El PP siempre est¨¢ acomplejado¡±, reconocen en el PP de Castilla y Le¨®n. ¡°El aborto es un tema muy delicado para nosotros, unimos a sensibilidades muy diferentes¡±.
Para el PP, este es un terreno pantanoso en el que nada tiene que ganar, y s¨ª mucho que perder. La interrupci¨®n voluntaria del embarazo cuenta desde hace tiempo con apoyos muy mayoritarios. Seg¨²n una encuesta de Ipsos de 2022, el 70% est¨¢ de acuerdo con que el aborto deber¨ªa ser legal en todos o en la mayor¨ªa de los casos. En el electorado socialista, el respaldo se eleva hasta el 80%, y en el de Unidas Podemos hasta el 87%, pero en la derecha tambi¨¦n hay bastante consenso. El 59% del electorado del PP est¨¢ a favor, y hasta un 47% del de Vox.
¡°El PP tendr¨ªa que desmarcarse aqu¨ª de Vox¡±, considera Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz, investigador de Ipsos, que argumenta que ¡°para que la derecha llegue al Gobierno necesita una importante desmovilizaci¨®n de la izquierda, y que se produzca un trasvase del PSOE al PP¡±. Sin embargo, la respuesta poco n¨ªtida del PP sobre el aborto es perjudicial para sus intereses, seg¨²n el analista demosc¨®pico, porque ¡°una pol¨¦mica de este tipo puede movilizar a la izquierda y, sobre todo, alejar al electorado moderado que podr¨ªa plantearse votar al PP¡±.
Pero Feij¨®o, presionado tambi¨¦n por los sectores antiabortistas de la derecha, va a dar la batalla contra la nueva ley del Gobierno de Pedro S¨¢nchez, seg¨²n explican en su entorno. Centrar¨¢ su discrepancia en que las menores de edad a partir de 16 a?os puedan abortar sin consentimiento paterno, una posibilidad que se recupera despu¨¦s de que Rajoy la eliminara de la norma de Zapatero. Ni siquiera sobre ese punto hay consenso en el PP. La presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso, defiende que puedan hacerlo con conocimiento de sus padres, pero en caso de conflicto ellas deben tener la ¨²ltima palabra. Feij¨®o plantea que en ese caso decida un juez. Los populares tambi¨¦n reclaman que se mantenga un plazo de reflexi¨®n de tres d¨ªas para que las mujeres se replanteen su decisi¨®n.
Despu¨¦s de bifurcarse en Castilla y Le¨®n, el rechazo a la capacidad de abortar de las menores volver¨¢ a hacer converger al PP con Vox. Ambos partidos unir¨¢n sus votos contra la norma del Gobierno de S¨¢nchez cuando se vote en el Senado, donde se encuentra en el proceso de enmiendas. Aunque el Tribunal Constitucional resuelva en las pr¨®ximas semanas que la ley de plazos es constitucional, como se espera salvo sorpresa, el debate sobre el aborto seguir¨¢ abierto, espoleado por la derecha, casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de despenalizarse.
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