Un d¨ªa cualquiera en Sanxenxo
El ¨²nico bullicio de la localidad pontevedresa es el de un grupo de fot¨®grafos que deambula buscando un lugar donde hacer guardia por si a Juan Carlos I le da por aparecer
Fue una Semana Santa de las grandes en Sanxenxo. Muy buen tiempo, playas llenas, terrazas atestadas de gente y paseo mar¨ªtimo por el que no se pod¨ªa caminar. Reencuentros de amigos, vinos al sol, comidas a las cuatro de la tarde en Albatros, sobremesa en El Aviador, playa en Silgar, cena en Villalustre, noche en Dorsia y Glasgow. Es decir, la radiograf¨ªa de un d¨ªa cualquiera de Sanxenxo en verano. ?Cu¨¢l es un d¨ªa cualquiera en Sanxenxo un mi¨¦rcoles 19 de abril con la misma temperatura, una playa espl¨¦ndida y un sol tremendo? El para¨ªso pero sin gente, o sea, el para¨ªso doble. ?Y si los telediarios nacionales, las radios, los diarios y las webs est¨¢n pendientes del pueblo porque el rey em¨¦rito de Espa?a, un monarca exiliado, regresa pisando Sanxenxo, su ¨²ltima y peque?a patria dentro de lo que un d¨ªa fue su pa¨ªs?
Bien: nada. Los restaurantes del puerto echan el cierre en torno a las cuatro, pasean tres parejas por el centro, en la playa hay unas 20 personas, y el ¨²nico bullicio, m¨ªnimo, es el de un grupeto de fot¨®grafos que deambula, sin suerte, buscando un lugar en el que hacer guardia por si a Juan Carlos I le da por aparecer; sin suerte, porque casi todo est¨¢ cerrando despu¨¦s de dar las comidas. En el Real Club N¨¢utico, centro de operaciones de la tripulaci¨®n del Brib¨®n que comandan Pedro Campos y el rey em¨¦rito, y donde Juan Carlos de Borb¨®n es sagrado, nadie dice nada; en su lujoso restaurante a pie de puerto, La Taberna del N¨¢utico, comen unos pocos comensales. Es un d¨ªa estupendo para pasarlo en Sanxenxo, pero hay, como ocurre en temporada baja, poqu¨ªsimas almas. Y del rey em¨¦rito el ¨²nico rastro son las muy poco visibles medidas de seguridad. ¡°Los que somos de aqu¨ª nos damos cuenta¡±, explica el camarero de uno de los restaurantes a¨²n abiertos. ?C¨®mo? Gente en barcos que se sabe que no tienen actividad, personas all¨ª sentadas desde el d¨ªa anterior. Pisos vac¨ªos, desocupados, en la avenida de Le¨®n en los que de repente hay luces. Un helic¨®ptero ¡ªesto ya menos discreto¡ª que sobrevuela el pueblo desde el mi¨¦rcoles. Y, si cuando el em¨¦rito que a¨²n no hab¨ªa ca¨ªdo en desgracia se alojaba en casa de Campos, la seguridad copaba el vecino Hotel Nan¨ªn, ahora al parecer alquilan una de las casas de al lado.
Es imposible, este mi¨¦rcoles, que alguien est¨¦ en Sanxenxo y sepa que el pueblo est¨¢ en boca de todos los medios porque aqu¨ª se aloja ya, y hasta el domingo, Juan Carlos I de Borb¨®n. Frialdad en el alcalde, Telmo Mart¨ªn, que dice no saber nada de lo que har¨¢ el monarca; indiferencia de la Xunta; hostilidad sorda en La Moncloa y La Zarzuela. El rey em¨¦rito quiere regatear en el Brib¨®n, con su tripulaci¨®n, en el pueblo que lo ha adoptado, pero aqu¨ª la gente no se entera del amor que le profesa Juan Carlos de Borb¨®n. O, si se entera, no lo hace patente. Veremos los pr¨®ximos d¨ªas. De momento, el viernes hay prevista una manifestaci¨®n a las ocho de la tarde bajo el lema ¡°nin reis nin corruptos¡± (ni reyes ni corruptos) con dos montajes de Juan Carlos I y Felipe VI (con los ojos tachados) y convocada, entre otros, por el Partido Comunista Galego y Esquerda Unida. Si tiene el ¨¦xito de la anterior, hace un a?o, tampoco nadie se enterar¨¢, por ese lado, de que el rey em¨¦rito est¨¢ en Sanxenxo.
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