Ignoradas, insultadas, infantilizadas: ¡®Vulnerables¡¯ pone en el punto de mira la violencia obst¨¦trica
33 mujeres se han retratado y han contado sus experiencias a la fot¨®grafa y activista Silvia Marte para evitar la ¡°normalizaci¨®n¡± de las malas praxis durante el parto
![Foto de grupo del proyecto Vulnerables, de Silvia Marte.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5PSWZ7L4XBBNBNZMWZODLIBZMQ.jpeg?auth=1b8e2ea1af3367fd799161804b7e23851d18db059fb6077a6855ff429a2d2ed1&width=414)
![Virginia Vadillo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F52be2b6a-cba7-4f42-bf52-015780162a16.png?auth=2d7eb76b5d6b32cb11a0d2b8379968ba5a38fc3214fe50b0b4fe4f2f414ab292&width=100&height=100&smart=true)
Ignoradas, infantilizadas, insultadas, agredidas, maltratadas. Es como dicen sentirse muchas mujeres durante el parto, aunque apenas ninguna lo denuncia, ni siquiera es habitual que lo cuenten a familiares y amigos. La fot¨®grafa y activista murciana Silvia Marte se ha propuesto dar visibilidad a la violencia obst¨¦trica, aquella que se ejerce contra la mujer en el parto o durante el embarazo, a trav¨¦s de un proyecto art¨ªstico-reivindicativo, Vulnerables, en el que 33 mujeres se desnudan y retratan, literal y figuradamente, para contar sus experiencias con el objetivo de que este tipo de situaciones dejen de estar normalizadas.
El germen del proyecto surgi¨® en 2016, cuando la fot¨®grafa se qued¨® embarazada. Llevaba una d¨¦cada retratando a futuras madres, reci¨¦n nacidos y familias, y reconoci¨® en ella misma los miedos y temores, las tristezas, las angustias, dice, que hab¨ªa visto tantas veces antes en su trabajo. En noviembre de 2021 decidi¨® involucrarse m¨¢s a fondo y lanz¨® una convocatoria en sus redes sociales en busca de mujeres que se sintieran v¨ªctimas de violencia obst¨¦trica y quisieran ser fotografiadas. ¡°En solo unas horas ten¨ªa cientos de peticiones. Historias tan duras a las que no pod¨ªa ni siquiera contestar. Me sent¨ª totalmente sobrepasada¡±, explica a EL PA?S. Y decidi¨® formarse.
Contact¨® con ginec¨®logas, matronas, psic¨®logas perinatales, profesionales del suelo p¨¦lvico. Lleg¨® a la conclusi¨®n de que, el principal problema de la violencia obst¨¦trica es que est¨¢ completamente normalizada: ¡°Ni quienes la practican ni quienes la sufren son capaces de identificarla. Para acabar con un problema, el primer paso es reconocer que existe¡±, subraya. En marzo de 2022 comenz¨® a retratar y entrevistar en un v¨ªdeo documental a esas ¡°mujeres valientes¡± y ahora su objetivo es recoger testimonios por toda Espa?a, ya que el primer trabajo se limit¨® a la Regi¨®n de Murcia y algunas provincias lim¨ªtrofes. Present¨® la exposici¨®n Vulnerables, actualiza y trabaja en su p¨¢gina web sobre la materia y prepara en una futura publicaci¨®n.
Alicia fue una de las primeras que contact¨® con Silvia Marte cuando vio su anuncio en las redes sociales, ¡°sorprendida¡±, cuenta por tel¨¦fono, de que alguien ¡°por fin¡± quisiera escuchar una realidad que para todos parec¨ªa ser tab¨² y que ella quer¨ªa contar para que otras mujeres ¡°se puedan librar¡± de lo que ella ¡°sufri¨®¡±. Dio a luz en diciembre de 2018 en un parto, asegura, en el que le practicaron ¡°todo tipo de t¨¦cnicas sin tener en cuenta la evidencia cient¨ªfica¡± y que desembocaron en una ces¨¢rea de urgencia que le practicaron sin tener anestesia en el vientre, solo con la epidural, hasta que acabaron aplic¨¢ndole una anestesia general ante sus gritos desesperados.
![Tres mujeres retratadas del proyecto 'Vulnerables', de Silvia Marte.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/X2MNN3DU75EK7BGNS46O2QO5KM.jpeg?auth=a51ff96c9024ded9677b1a917a6b3e6bad153dc8dacb65da0821bfd0882b51c4&width=414)
Llevaba unas doce horas dilatando y el propio personal sanitario le reconoci¨® que ni ella ni su hijo corr¨ªan peligro alguno: ¡°Fue una cirug¨ªa mayor preventiva, como extirpar un pecho por si alg¨²n d¨ªa tienes c¨¢ncer. Me hicieron una ces¨¢rea porque era la hora de la cena, y entre ellos comentaban que iba a cerrar la cafeter¨ªa del hospital¡±, rememora. La experiencia para ella fue tan dura que ha sido diagnosticada de trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico: no pod¨ªa dormir y, cuando lo hac¨ªa, despertaba gritando, desorientada, reviviendo el episodio de la ces¨¢rea. ¡°Me destroz¨®. Me imposibilit¨®. No quer¨ªa a mi beb¨¦, sent¨ªa que no era m¨ªo¡±, relata. Ha estado en terapia psicol¨®gica durante m¨¢s de dos a?os y medio.
Un a?o despu¨¦s de nacer su hijo, decidi¨® poner una queja en el hospital, pero no se la aceptaron por el tiempo transcurrido. ¡°Mi salud mental no me lo hab¨ªa permitido antes¡±, resume. Adem¨¢s, en el parte m¨¦dico que le entregaron no hab¨ªa ninguna informaci¨®n de lo ocurrido durante todo el transcurso del parto, m¨¢s all¨¢ de que se le hab¨ªa practicado una ces¨¢rea.
Esa falta de informaci¨®n en los documentos oficiales unido a la vulnerabilidad del momento son los motivos principales por los que son muy pocas las mujeres que llegan a presentar reclamaciones formales, muchas menos las que llegan a los tribunales, explica la fot¨®grafa. Solo una de las Vulnerables, Leticia, ha acudido a la justicia, y lo ha hecho para denunciar, no la violencia ejercida contra ella, sino las secuelas sufridas por su hijo, que naci¨® en el verano de 2018 de un parto vaginal que le provoc¨® una lesi¨®n irreversible denominada ¡°par¨¢lisis braquial obst¨¦trica¡±, que supone la ruptura de los nervios del brazo. El beb¨¦ pes¨® 4,670 kilos y, entre la documentaci¨®n que Leticia exigi¨® al hospital, se col¨® un informe de realizaci¨®n de una ces¨¢rea de urgencia por ¡°desproporci¨®n p¨¦lvico-fetal¡±. Todos los datos se correspond¨ªan con los suyos y estaba firmado una hora antes de la hora a la que naci¨® su hijo, aunque la ces¨¢rea nunca lleg¨® a hacerse. Leticia se aferra a ese documento para demostrar ante la justicia que hubo una negligencia porque los sanitarios que la atendieron conoc¨ªan el tama?o del beb¨¦, las dificultades que pod¨ªa conllevar un parto vaginal y la indicaci¨®n de practicar una ces¨¢rea que hubieran evitado las lesiones del menor.
¡±Se pone mucho el foco de la violencia obst¨¦trica en las ces¨¢reas que se practican sin ser necesarias, pero a m¨ª me privaron del derecho a una intervenci¨®n que s¨ª lo era, me obligaron a parir de manera natural a pesar de que mi hijo va a sufrir las consecuencias de por vida¡±, advierte. Y subraya: ¡°La violencia obst¨¦trica es no tener respeto, no informar y no personalizar un parto. Es normalizar que en un parto pueda haber lesiones para la madre o para el beb¨¦. Es tomar decisiones a costa de la mujer y de su hijo¡±.
Su caso a¨²n no se ha resuelto en los tribunales, y reclamar por las secuelas a la madre parece misi¨®n imposible, incluso en los casos m¨¢s graves, como el de Rebeca, que dio a luz en 2012. Explica que le hicieron la desaconsejada por la OMS maniobra de Kristeller, que le provoc¨® una rotura de los ligamentos que unen el abdomen y el ¨²tero, y tambi¨¦n una episiotom¨ªa que lleg¨® hasta el ano. Como consecuencia, sufri¨® un grave prolapso de ¨²tero, vejiga y recto con el que ha lidiado desde entonces: ¡°La vejiga estaba completamente fuera de mi cuerpo, no pod¨ªa andar m¨¢s de media hora, ten¨ªa dolor al sentarme, las relaciones sexuales eran horrorosas¡±. Tras a?os de terapia de suelo p¨¦lvico, le denegaron operarla ¡°porque era muy joven (ten¨ªa 36 a?os) y pod¨ªa aguantar¡±. Desesperada, recorri¨® innumerables consultas privadas durante tres a?os m¨¢s hasta que le hablaron de un tratamiento quir¨²rgico para su caso. Fue operada el pasado mes de mayo, once a?os despu¨¦s de dar a luz. Para ella, la violencia obst¨¦trica ha ido mucho m¨¢s all¨¢ del parto: se ha prolongado durante todo este tiempo en que la han conminado a ¡°aguantar¡±.
Para Silvia Marte, un cap¨ªtulo aparte en la violencia obst¨¦trica merecen las mujeres que han sufrido un aborto o una p¨¦rdida perinatal. En la sanidad p¨²blica murciana no se practica ninguna interrupci¨®n del embarazo, ni voluntaria ni por motivos m¨¦dicos, sino que todas son derivadas a cl¨ªnicas concertadas. Conchi, otra de las participantes en Vulnerables, supo que su hija ten¨ªa malformaciones incompatibles con la vida en la semana 10 de embarazo, pero no pudo interrumpirlo hasta la semana 18, ¡°con el da?o psicol¨®gico que ello supone¡±. Considera que el Servicio Murciano de Salud dilat¨® indebidamente la situaci¨®n. Cuando por fin interrumpi¨® el embarazo, la ingresaron ¡°en la planta de maternidad, oyendo llorar a los reci¨¦n nacidos¡±.
La fot¨®grafa cree que la violencia obst¨¦trica deber¨ªa considerarse violencia machista, tal y como se plante¨® en un primer borrador de la reforma de la ley del Aborto, que finalmente se aprob¨® el pasado mes de febrero sin hacer alusi¨®n a esa expresi¨®n. La propuesta hab¨ªa sido muy criticada por la Sociedad Espa?ola de Ginecolog¨ªa y Obstetricia y el Consejo General de Colegios Oficiales de M¨¦dicos, que rechazaron de plano y consideraron ¡°muy desafortunado¡± ese concepto, entendiendo que no se ajustaba a la realidad y generaba una ¡°alarma social innecesaria¡±.
![Retrato de mujer para el proyecto sobre violencia obst¨¦trica 'Vulnerables'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4QJMMFYBIVGZDPQ3UFZC6UVGEM.jpeg?auth=3a24819545ba224a7dfada436e45b59d99c02a2c2ca7f07ef8c9c486dba92cd3&width=414)
Para la ginec¨®loga Francisca Guirao, la controversia generada parte de un ¡°abuso¡± del uso de ese concepto desde ¨¢mbitos pol¨ªticos. ¡°La violencia obst¨¦trica existe como tal, pero no todo lo que se denuncia lo es¡±, defiende. En su opini¨®n, lo que s¨ª hay es ¡°un exceso de concebir la medicina desde un punto de vista paternalista¡± en la que los facultativos act¨²an sin preguntar a la paciente, ¡°sin presentarse siquiera¡±.
Emilio Bastida es matr¨®n en la sanidad p¨²blica murciana y trabaja adem¨¢s en la ¨²nica empresa que en la comunidad aut¨®noma asiste partos a domicilio, y tiene claro que ¡°la violencia obst¨¦trica existe¡± y es un tema que ¡°divide much¨ªsimo al personal sanitario¡±: quienes tratan de cambiar esa situaci¨®n, asegura, son ninguneados o incluso castigados. ¡°Verbalizar que un compa?ero est¨¢ ejerciendo violencia contra una mujer en un parto puede costar muchos conflictos laborales y tambi¨¦n psicol¨®gicos. Muchos prefieren ponerse una venda o simplemente no se pueden permitir perder un empleo o enfrentarse a sus superiores¡±, lamenta.
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