Guerra, arropado por Gonz¨¢lez, llama a S¨¢nchez ¡°disidente y desleal¡±
El expresidente vuelve a cargar contra una hipot¨¦tica amnist¨ªa: ¡°No podemos dejarnos chantajear¡±
¡°[Los expresidentes] emiten opiniones que a veces proyectan demasiada sombra o que se convierten en armas arrojadizas durante la batalla pol¨ªtica diaria¡±. Esto lo escribi¨® Felipe Gonz¨¢lez en 2013, en un libro titulado En busca de respuestas, el liderazgo en tiempo de crisis, y una d¨¦cada despu¨¦s puede ser le¨ªdo como una exacta autopremonici¨®n. Las palabras de Gonz¨¢lez se han convertido ciertamente en un arma arrojadiza contra el que, pese a todo, contin¨²a siendo su partido. Y a ¨¦l no parece molestarle demasiado. En eso se ha convertido el ya octogenario Gonz¨¢lez y en ese proceso hasta se ha obrado el peque?o milagro de la reconciliaci¨®n p¨²blica con quien fue su escudero de juventud antes de devenir en rival interno: Alfonso Guerra.
En una imagen que no se pod¨ªa haber visto en mucho tiempo, Gonz¨¢lez y Guerra comparecieron juntos de nuevo este mi¨¦rcoles en un acto en el Ateneo de Madrid. Y ocurri¨® lo previsible, a la vista de las opiniones pol¨ªticas que han venido vertiendo en las ¨²ltimas semanas. Como en los viejos tiempos, Guerra se encarg¨® del discurso m¨¢s tremebundo, con los hipot¨¦ticos pactos de S¨¢nchez y los nacionalistas como piedra de esc¨¢ndalo. Y tambi¨¦n a la m¨¢s pura usanza de los a?os gloriosos de la pareja, luego lleg¨® Gonz¨¢lez con estilo elegante para rematar la jugada. Ambos arremetieron contra la posibilidad de una amnist¨ªa por los sucesos del proc¨¦s y ambos sostuvieron que son ellos quienes defienden las posturas tradicionales del PSOE frente a los giros de S¨¢nchez. Ah¨ª revivi¨® el Guerra m¨¢s bravo, el que siempre disparaba al coraz¨®n del contrario. ¡°Yo no he sido disidente ni desleal, lo habr¨¢ sido el otro [S¨¢nchez]¡±, sentenci¨® ante un p¨²blico entregado. Gonz¨¢lez ya pudo permitirse entonces sobrevolar con una sonrisa: ¡°?A alguien le extra?ar¨ªa que estemos de acuerdo?¡±.
Han pasado 30 a?os desde la ruptura de la pareja, pero la a?oranza del pasado y el mal humor mutuo ante un presente que ambos repudian, consiguieron que Felipe y Alfonso, Alfonso y Felipe, el d¨²o inseparable que parec¨ªa haber saltado por los aires para siempre all¨¢ por comienzos de los noventa, volviera a reunirse este mi¨¦rcoles en el Ateneo de Madrid. All¨ª Gonz¨¢lez acudi¨® a arropar a su viejo camarada en la presentaci¨®n del ¨²ltimo libro de este, La rosa y las espinas (La Esfera de los Libros), una mezcla de memorias y reflexiones personales sobre la pol¨ªtica y sobre la vida misma en conversaci¨®n con el escritor Manuel Lamarca.
Al calor de este reencuentro, elevado a la categor¨ªa de ¡°acontecimiento hist¨®rico¡± por el presidente del Ateneo, Luis Arroyo, se acab¨® reuniendo una especie de cumbre de socialistas antisanchistas. All¨ª acudieron veteranos que se han distinguido por su distanciamiento de la actual direcci¨®n del PSOE: Jos¨¦ Luis Corcuera, Tom¨¢s G¨®mez, Javier Fern¨¢ndez ¡ªel presidente de la gestora que en su d¨ªa defenestr¨® a Pedro S¨¢nchez¡ª o el recientemente expulsado Nicol¨¢s Redondo. Y los dos barones territoriales peleados con S¨¢nchez, el castellano-manchego Emiliano Garc¨ªa-Page y el aragon¨¦s Javier Lamb¨¢n. ¡°Esto no es ninguna conspiraci¨®n¡±, se apresur¨® a aclarar Page a la entrada. ¡°Los conspiradores est¨¢n en Waterloo¡±.
Guerra arranc¨® en modo ir¨®nico, jugando con la misma idea: ¡°No s¨¦ si voy a defraudar las expectativas, esto es solo la presentaci¨®n de un libro. Alg¨²n lun¨¢tico ha dicho que es un complot con otros partidos. No es nada de eso¡±. Un complot no ser¨ªa, pero una mera presentaci¨®n de un libro, tampoco. Porque Guerra no defraud¨® ni una sola de las expectativas. De inmediato se tir¨® en plancha contra la posibilidad de una amnist¨ªa. Y lo ilustr¨® casi en t¨¦rminos de batalla generacional. El perd¨®n a los l¨ªderes del proc¨¦s ser¨ªa ¡°una humillaci¨®n deliberada a la generaci¨®n de la Transici¨®n¡±, una ¡°condena a la democracia¡± perpetrada por ¡°esos j¨®venes inmaduros que empezaron en 2015 con la nueva pol¨ªtica y que no es otra cosa que una estafa descomunal¡±.
El hombre que dirigi¨® con mano de hierro el aparato del PSOE en los a?os 80 y 90 lamenta ahora que los partidos ¡°han cambiado hacia la verticalidad¡±. El resto de su discurso fue una demolici¨®n del nacionalismo, categor¨ªa en la que Guerra, al parecer, solo incluye al perif¨¦rico. Porque en lo que respecta a Espa?a, el exvicepresidente escribe en su libro: ¡°No sentir a Espa?a como algo que llevas dentro, eso no es de izquierdas, eso es de gente muy reaccionaria que no entiende nada. De gente ignorante¡±.
El auditorio estall¨® de entusiasmo y Gonz¨¢lez tom¨® el relevo con su estilo m¨¢s sosegado. Empez¨® tambi¨¦n con alguna iron¨ªa envenenada, como cuando record¨® que hab¨ªa coincidido con Guerra apoyando en su ¨²ltima campa?a a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y dej¨® caer entre risas: ¡°No s¨¦ si deber¨ªa arrepentirme o no¡±. A continuaci¨®n pas¨® a defender al l¨ªder del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, frente a la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda D¨ªaz: ¡°Quien no ha ganado nunca una elecci¨®n le da lecciones al que ha estado 15 a?os gan¨¢ndoselas y la ha dejado con el esca?o vac¨ªo [en Galicia]¡±.
En un tono personal, lament¨® las cr¨ªticas recibidas de ¡°viejos compa?eros y amigos muy queridos¡± por su participaci¨®n en un acto en Andaluc¨ªa la semana pasada junto a las autoridades regionales del PP. Sin caer en los grosores de Guerra, repiti¨® varias veces que asum¨ªa todo su discurso y concord¨® en que son ellos dos los que defienden las aut¨¦nticas posiciones del PSOE. Reiter¨® su opini¨®n de que la amnist¨ªa es ¡°rotundamente anticonstitucional¡±, reparti¨® algunos palitos m¨¢s a Yolanda D¨ªaz y acab¨® en tono admonitorio: ¡°No podemos dejarnos chantajear y menos por una minor¨ªa en v¨ªas de extinci¨®n¡±.
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